Diego Lerman crea una comedia dramática basada en la figura del periodista argentino José de Zer que está sostenida por la impresionante actuación de Leonardo Sbaraglia.
El hombre que amaba los platos volares (2024)
Puntuación: ★★★½
Dirección: Diego Lerman
Reparto: Leonardo Sbaraglia, Sergio Prima, Osmar Nuñez y Renata Lerman
Disponible en Netflix
El hombre que amaba los platos voladores, la nueva película de Diego Lerman, nos transporta a 1986, al seguir las vivencias del periodista José de Zer y su camarógrafo, Chango, quienes viajan a La Candelaria, en Córdoba, con el propósito, aunque absurdo. , de investigar una propuesta insólita. Sin embargo, al llegar, descubren poco más que un terreno quemado en medio de los cerros. Lo que se desarrolla a continuación es una mezcla de comedia y misterio que explora el arte del engaño, la manipulación mediática y la fascinación humana con lo sobrenatural, a través de un ingenioso montaje audiovisual sobre presencias alienígenas, en un evento que marcó la televisión argentina. de esa época.
Esta comedia dramática reflexiona sobre las cuestiones de imaginación, realidad y el estatus de la verdad en el mundo de los medios predigitales. La cinta se aleja claramente del realismo más crudo de la película anterior de Lerman; Además, la película es una biografía no convencional que mezcla humor, fantasía y crítica social, evitando el rigor documental y las expectativas típicas de una película biográfica. En lugar de limitarse a una recreación, el cineasta ofrece una “oda a la ficción” que se mueve en el borde entre la realidad y la invención, haciendo alusión a la naturaleza del periodismo sensacionalista y al fenómeno de las fake news, antes de que Ese término estaría en boca de la sociedad actual.
La película está protagonizada por el siempre fascinante Leonardo Sbaraglia, quien aparece casi irreconocible, especialmente con un cabello decolorado como De Zer, quien, cuando la historia comienza en 1986, es un reportero de entretenimiento para un canal de televisión de Buenos Aires. Se ama por primera vez tras bambalinas visitando a Mónica (Mónica Ayos), una corista de mediana edad y presentadora de un programa de entrevistas, quien también es su amante ocasional. Más tarde, se derrumba mientras la filma –aparentemente después de haber visto un misterioso destello en el cielo– y experimenta un flashback de una visión que tuvo en el desierto del Sinaí mientras participaba en la Guerra de los Seis Días.
Al despertar en el hospital, José es abordado por un ejecutivo de una compañía minera que quiere que informe sobre una supuesta actividad OVNI en el pueblo montañoso de La Candelaria, con el fin de impulsar el turismo local. José, fácilmente convencido, se pone en camino con su fiel camarógrafo, Chango (Sergio Prima).
En La Candelaria, hay pocas pruebas que sugieran algo extraño, pero José –espoleado por una mezcla ambivalente de entusiasmo visionario y un apetito descarado de exposición– logra extender su escueto y falso reportaje durante varias semanas, convirtiéndose en un héroe para los residentes, muy felices de estar finalmente “en el mapa”. La cobertura también eleva su perfil personal, pero con esa fama llegan los detractores, incluyendo colegas de su canal, su exesposa y su hija, quienes miran sus historias con cierto escepticismo. Finalmente, el hambre de una buena historia –aunque sea absurda– lo lleva al peligro y sugiere, en un clímax completamente disparatado, una especie de redención trascendental.
Sbaraglia muestra un carisma y una habilidad para capturar la personalidad excéntrica y, a veces, caricaturesca del periodista, logrando oscilar entre la credulidad ingenua y el cinismo, y aportando matices a un personaje que parece completamente inmerso en su propia versión de la realidad. A su lado, Sergio Prina, en el papel de Chango, aporta equilibrio y solidez, siendo el compañero leal en las misiones que emprenden.
Lerman imprime un ritmo dinámico y entretenido, lleno de momentos humorísticos que, sin embargo, invitan a reflexionar sobre la manipulación mediática y el impacto de las historias fabricadas. La atmósfera de la película, combinada con toques de cine fantástico, recuerda a obras de cineastas como Spielberg y Wilder, donde se entrecruzan la ficción y la crítica social en una narrativa a la vez irónica y entrañable.
Por otro lado, la mezcla de géneros puede resultar un tanto confusa o disonante para quienes esperaban una representación más tradicional de una biopic . No obstante, esa misma fusión de comedia y crítica es lo que permite que la película sea atractiva, ya que, al jugar con un aspecto anecdótico, se convierte en una reflexión sobre el entretenimiento y las noticias, lo cual hace que el filme sea llamativo. , mientras explora temas de actualidad con humor y sensibilidad.