Wallace y Gromit: La venganza se sirve con plumas | Review

La nueva cinta del estudio Aardman es una aventura simple y cumplida que dista mucho de la calidad de sus predecesoras, aunque conserva el encanto característico de la franquicia.
Wallace y Gromit: La venganza se sirve con plumas (2024)
Puntuación: ★★★
Dirección: Nick Park y Merlin Crossingham
Voces: Ben Whitehead, Lauren Patel, Diane Morgan y Reece Shearsmith
Estreno en Netflix

El estudio Aardman, con más de 20 años de trayectoria, se ha consolidado como uno de los grandes referentes de la animación, gracias a su particular y admirable forma de contar historias mediante el stop motion y la plastilina. Estas técnicas han dotado a sus películas de un sello visual inconfundible, que no solo las hace únicas, sino fácilmente también identificables, incluso para aquellos menos conocidos con su obra.

Siguiendo con las aventuras del icónico dúo Wallace y Gromit, este año se estrenó en Netflix la nueva entrega de la franquicia, titulada Wallace y Gromit: La venganza se sirve con plumas. La trama, aunque entretenida, carece del impacto y la profundidad emocional de las historias previas, mostrando a un Wallace cuya dependencia casi total de sus inventos y dispositivos tecnológicos sirve como un comentario satírico sobre la creciente automatización en la vida cotidiana. Este subtexto reflexivo es uno de los puntos más interesantes de la película, aunque no se explora con la profundidad que merece.

Como es característica de la saga, la historia coloca al dúo protagonista en una serie de enredos que se intensifican hasta alcanzar un clímax disparatado. Sin embargo, a diferencia de las entregas anteriores, los eventos aquí se sienten apresurados y algo carentes de cohesión narrativa. Esto deriva en situaciones que, si bien son entretenidas, no logran mantener un verdadero sentido de urgencia o generar una conexión emocional sólida con el espectador. Los niños probablemente disfrutarán de las escenas cómicas y visuales, pero al público adulto le puede resultar difícil involucrarse completamente.

Wallace & Gromit: Vengeance Most Fowl

El motor emocional del relato es Gromit, quien no solo lleva los mejores gags sino también las decisiones más racionales mientras lee clásicos de Virginia Woolf o escucha música clásica. En contraposición, Wallace y sus acciones impulsivas resultan molestas hasta puntos desagradables, siendo el gatillo para que los problemas sin previo aviso se desencadenen.

Uno de los elementos más interesantes es el regreso del pingüino Feathers McGraw, un villano clásico de la franquicia, quien busca venganza por su captura y reclusión en un zoológico años atrás. Este conflicto aporta un toque nostálgico que puede resonar con los fans de antaño. Sin embargo, su plan de utilizar los propios inventos de Wallace en su contra, aunque prometedor en concepto, no alcanza su máximo potencial.

Otro elemento central de la trama es la creación de un gnomo multifuncional que Wallace diseña con el objetivo de generar grandes ganancias. Este personaje, aunque intrigante, se desvirtúa rápidamente del plan original, generando situaciones que, sin revelar spoilers, no llevan a una resolución satisfactoria. Al final, la película deja la sensación de que los personajes terminan exactamente donde comenzaron, restándole impacto al viaje narrativo

En resumen, Wallace y Gromit: La venganza se sirve con plumas es una película divertida que, aunque no ofrece grandes innovaciones dentro del panorama actual de la animación, conserva el encanto característico de Aardman. Si bien no está a la altura de sus predecesoras más emblemáticas, cualquier nuevo proyecto de Nick Park y el estudio merece ser visto por el esfuerzo, la dedicación y el amor por el detalle que imprimen en cada una de sus obras.

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