Emmanuelle | Review

Audrey Diwan busca modernizar la icónica novela erótica ‘Emmanuelle’ con un enfoque introspectivo sobre el deseo femenino, pero su narrativa fría limita su impacto pese al trabajo de Noémie Merlant.
Emmanuelle (2024)
Puntuación: ★★
Dirección: Audrey Diwan
Reparto: Noemie Merlant, Will Sharpe, Naomi Watts, Jamie Campbell Bower, Chacha Huang, y Anthony Wong
Próximamente en Netflix 

La reinterpretación de Emmanuelle por Audrey Diwan es un ejercicio arriesgado que busca modernizar una de las novelas eróticas más icónicas del siglo XX. Con un guion coescrito por la propia Diwan junto a Rebecca Zlotowski, esta versión protagonizada por Noémie Merlant, Naomi Watts y Will Sharpe intenta darle un giro contemporáneo al viaje de autodescubrimiento de su protagonista, pero se encuentra con dificultades tanto en su discurso como en su ejecución cinematográfica.

Adiferencia de la versión de 1974, dirigida por Just Jaeckin y convertida en un símbolo del cine erótico, la Emmanuelle de Diwan se aleja del tono hedonista para ahondar en un retrato más introspectivo de su protagonista. La historia sigue a Emmanuelle, una ejecutiva hotelera cuya aparente sofisticación y control se desmoronan al llegar a Hong Kong, donde la obsesión por un misterioso hombre la lleva a perder el equilibrio entre su vida profesional y sus deseos reprimidos.

El filme aborda el deseo femenino desde una perspectiva psicológica y crítica, en línea con la filmografía de Diwan, conocida por su exploración del cuerpo femenino y sus contradicciones. Sin embargo, la película no logra articular un comentario social tan contundente como en El acontecimiento (2021). La exploración del poder, el control y la autonomía femenina queda difuminada entre un guion que por momentos parece perder dirección y una protagonista cuyo viaje interno no se desarrolla con la profundidad necesaria.

El principal problema de Emmanuelle radica en su narrativa contemplativa cuyo guion pasa introduciendo ideas interesantes sin desarrollarlas por completo. A pesar de su intención de presentar una visión más compleja y psicológica del deseo femenino, el relato se torna repetitivo y, por momentos, tedioso. Las escenas de erotismo, lejos de la carga provocadora del material original, se sienten calculadas y frías, carentes de la pasión que debería impregnar la historia.

El intento de modernizar la novela de Emmanuelle Arsan y adaptarla a una época más consciente de las dinámicas de poder y consentimiento es loable, pero la película no logra justificar completamente su existencia dentro del panorama actual del cine erótico y de exploración del deseo. La dirección de Diwan, si bien estilísticamente refinada, no consigue dotar a la película de la contundencia emocional que caracterizó a su anterior trabajo o las páginas de la novela.

Se puede decir que el trabajo de Noémie Merlant es lo mejor película, quien dota a Emmanuelle de una complejidad emocional palpable. Su interpretación transmite con matices el conflicto entre el deseo y la culpa, el empoderamiento y la vulnerabilidad, pero todo se siente tan frío aquí, que incluso los mejores intentos de la actriz quedan congelados en este témpano de hielo. A su lado, Naomi Watts ofrece una presencia sólida, aunque su personaje carece de un desarrollo significativo, lo mismo ocurre con el trabajo de Will Sharpe, en el rol del enigmático Lee Jae-Yong, aporta una presencia intrigante, pero su química con Merlant nunca termina de encenderse del todo.

Visualmente, la película es elegante y cuidada. La cinematografía de Josée Deshaies crea una atmósfera sofisticada y sensorial, en la que los contrastes entre los espacios cerrados del hotel y la caótica ciudad de Hong Kong refuerzan la sensación de aislamiento y deseo insatisfecho de la protagonista. La banda sonora también juega un papel clave en la construcción del tono de la película, aunque en ocasiones resulta demasiado subrayada.

En conclusión, podemos decir que esta nueva Emmanuelle, es un intento ambicioso de reinterpretar un clásico del erotismo bajo una óptica más reflexiva, pero que termina siendo una experiencia desigual. Noémie Merlant ofrece una interpretación sólida y la película es visualmente atractiva, pero el guion y la dirección carecen de la pasión y la profundidad necesarias para reinventar la historia de manera significativa. En un contexto cinematográfico donde la exploración del deseo femenino ha evolucionado hacia formas más incisivas y provocadoras, la Emmanuelle de Diwan queda atrapada en una tierra de nadie, sin la sensualidad del pasado ni la agudeza crítica del presente. 

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