Estado eléctrico | Review

‘Estado Eléctrico’ es una propuesta básica, insulsa, trillada y poco profunda. Una película plana que no explora sus temas y se queda en la superficie en todo. Un intento de ser algo que nunca llega. Los hermanos Russo quieren emular a Spielberg, pero solo logran ser un intento fallido.
Estado Eléctrico (2025)
Puntuación: ★½
Dirección: Anthony Russo y Joe Russo
Reparto: Millie Bobby Brown, Chris Pratt, Ke Huy Quan, Jason Alexander, Stanley Tucci, Anthony Mackie, Colman Domingo, Woody Harrelson, Jenny Slate y Brian Cox
Disponible en Netflix 

Estado Eléctrico, es una ambiciosa pero insulsa producción dirigida por Joe y Anthony Russo. Basada en la novela ilustrada del artista sueco Simon Stålenhag, cuya adaptación está lejos de la complejidad emocional del material original para transformarse en una amalgama estilizada de influencias de varios directores, pero especialmente de Spielberg, con ecos a películas tan insulsas como esta, como Real Steel o City of Ember, incluso un poco a Guardianes de la Galaxia. La película se apoya en un sinfín de referencias visuales y narrativas, pero sin ninguna profundidad interesante. 

Ambientada en una realidad alternativa de los años 90 y 2000, la historia parece querer apelar a la nostalgia de una época previa al dominio absoluto de las redes sociales, la realidad virtual y la inteligencia artificial. En este universo, tras una rebelión fallida de los “bots”—asistentes humanoides y máquinas domésticas que exigían ser tratados como humanos—, la humanidad, bajo la administración de Bill Clinton, logró sofocar el levantamiento. Esta línea temporal ofrece algunas pinceladas de sátira, especialmente en los segmentos de noticieros retrospectivos. Sin embargo, el potencial de este trasfondo se desperdicia en una narrativa dispersa.

Entre todo el desorden narrativo, comprendemos que es el personaje de Stanley Tucci llamado Ethan Skate, un inquietante magnate tecnológico, cuyo vestuario lejos de la originalidad carga un estilo de Dr. No, es el responsable de la derrota de los robots. Su invención revolucionaria permite que la conciencia humana participe en actividades de forma remota mediante gafas de realidad virtual, incluyendo el control de guerreros robóticos que ayudaron a vencer a la rebelión.

Pero realmente el circo se enfoca en el personaje de Michelle (Millie Bobby Brown), una adolescente huérfana que perdió a su familia en un accidente automovilístico; pero su vida cambia cuando un robot tembloroso y aparentemente aterrorizado aparece en casa de su padre adoptivo, asegurando ser su hermano Christopher (Woody Norman). Esta revelación la impulsa a emprender un viaje para descubrir la verdad, en compañía del robot y de un aventurero interpretado por Chris Pratt, quien se limita a reciclar sus anteriores trabajos, y caer en la caricatura una y otra vez. 

A pesar de sus aspiraciones, Estado Eléctrico resulta una experiencia fundamentalmente sosa y aburrida. El guion nunca establece con claridad las reglas de su mundo: ¿los robots son buenos, pero la tecnología de Ethan Skate es mala? ¿Pueden los robots “morir” o simplemente se desgastan con el tiempo? ¿Tienen la capacidad de reproducirse? La historia sugiere algunas respuestas superficiales, pero evita cualquier exploración profunda, eliminando la ironía y la sátira implícitas en la premisa, además que nunca aborda con presidente el conflicto entre humanos y máquinas.

Lo peor del filme son los personajes secundarios, que incluye una colorida galería de individuos excéntricos, eso incluye las voces de Brian Cox, Woody Harrelson, Alan Tudyk y Colman Domingo, realmente estos no tienen desarrollo, son simplemente peones sin alma en el tablero, aunque sus contribuciones resultan cero memorables en medio del frenesí visual.

Este es el tipo de películas que se privilegia la estética digital por encima de la sustancia, dejando un resultado visualmente llamativo pero carente de alma y originalidad.

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