El Contador 2 es una secuela eficiente, ligera y más absurda que la original. Ben Affleck y Jon Bernthal lideran esta comedia de acción sobre dos hermanos disfuncionales enfrentándose a una nueva ola de villanos.
El Contador 2 (2025)
Puntuación: ★★½
Dirección: Gavin O’Connor
Reparto: Ben Affleck, Jon Bernthal, Cynthia Addai-Robinson, Daniella Pineda, Allison Robertson y JK Simmons
Estreno en cines
La entretenida y desigual secuela, El Contador 2, introduce un entrañable toque de comedia entre colegas en este thriller de acción, donde el contable autista interpretado por Ben Affleck y el asesino despiadado interpretado por Jon Bernthal dejan de lado sus diferencias para enfrentarse a una nueva generación de villanos. La película original de 2016 tuvo sus componentes absurdos —el principal de ellos fue que su insular protagonista era un genio tanto de las matemáticas como del combate—, pero la secuela se inclina con hacia el absurdo, haciendo de este segundo capítulo una experiencia más de autoparodia.
Aunque la cinta original funcionaba como una sólida pero olvidable pieza de acción, nunca pareció necesitar una continuación. Sin embargo, los resultados de taquilla doméstica y el posterior éxito en el mercado de alquiler —fue la película más alquilada en Estados Unidos en 2017— garantizaron su regreso. Así, como ocurrió con Another Simple Favor, El Contador 2 llega años después, no tanto para expandir un universo narrativo como para rendir homenaje a un pequeño pero leal grupo de fanáticos.
Reuniendo nuevamente a Dubuque y al director Gavin O’Connor, la secuela apuesta por duplicar todo lo que en la original era apenas sugerido: más masculinidad hipercompetitiva, más conspiraciones ininteligibles, y un humor que emerge no de la trama, sino del choque de caracteres entre los protagonistas. En esta ocasión, la ridiculez se abraza de manera consciente, y en esa decisión radica sus mayores y peores virtudes.

El Contador 2 arranca con Christian viviendo en Boise, Idaho, operando en la clandestinidad gracias a encargos de su antigua supervisora Justine (Allison Robertson), mientras su vieja aliada Marybeth Medina (Cynthia Addai-Robinson) lo recluta para investigar una muerte sospechosa. La misión los arrastra por un caos de organizaciones criminales disfrazadas de pescaderías, redes de tráfico humano, adolescentes desaparecidos y asesinas internacionales, en una narrativa que se deshilacha por momentos pero que nunca pierde el ritmo vertiginoso que el público espera.
En el centro de la película, sin embargo, no está la conspiración sino el reencuentro de Chris con su hermano Braxton. Bernthal ofrece aquí una actuación deliciosamente exagerada, transformando a su sicario en un manojo de vulnerabilidad, violencia y humor nervioso. Affleck, por su parte, modula a Chris con un estoicismo torpe pero carismático. Juntos, logran que su torpe dinámica de hermanos incapaces de comunicarse sea, curiosamente, el corazón emocional de la película.
Mientras la cinta original pecaba de solemnidad, El Contador 2 encuentra su mejor versión en el humor absurdo: Chris hackea aplicaciones de citas pero fracasa en las relaciones humanas, aprende a bailar, y sorprende a todos sacando un protector de bolsillo antes de protagonizar tiroteos dignos de cómic. El film además introduce un pequeño grupo de adolescentes autistas con habilidades excepcionales, expandiendo su universo de manera un tanto absurda.
Aunque no escapa del todo a los clichés y los estereotipos hacia la cultura latina —y en ocasiones trivializa las experiencias neurodivergentes—, el esfuerzo por incluir actores autistas y retratar la diferencia como fortaleza genuina resulta refrescante.
Al final, El Contador 2 no busca redefinir el género ni ofrecer grandes revelaciones; se contenta con ser una descarga de adrenalina absurda, torpe y algo entrañable. No es innovadora ni profunda, pero sí supera, con creces, las expectativas de una secuela tardía. En un panorama saturado de continuaciones innecesarias, El Contador 2 consigue, al menos, arrancar unas sonrisas.