Ash | Review

Ash es una apuesta visualmente hipnótica, que destaca por su atmósfera inquietante y las sólidas actuaciones de Eiza González y Aaron Paul. Sin embargo, su guion sacrifica el desarrollo de personajes en favor del misterio, debilitando el impacto emocional.
ASH (2025)
Puntuación: ★★
Dirección: Flying Lotus
Reparto: Eiza González, Aaron Paul, Iko Uwais y Beulah Koale
Disponible en Prime Video

En Ash, Flying Lotus demuestra una vez más su habilidad para conjurar atmósferas hipnóticas y profundamente inquietantes. Desde el primer fotograma, la película sumerge al espectador en un vórtice de incertidumbre, donde la belleza de un paisaje alienígena se mezcla con la amenaza latente de lo desconocido. Visualmente, Ash es una obra cautivadora: una odisea de imágenes deslumbrantes teñidas de un terror que avanza lentamente, casi de forma imperceptible, pero siempre palpable.

Sin embargo, más allá de sus impresionantes logros visuales, la película enfrenta dificultades para trascender la potencia de su premisa. El guion de Jonny Remmler, aunque intrigante en su planteamiento, se muestra limitado a medida que avanza la narrativa, sacrificando la profundidad emocional de sus personajes en favor del misterio persistente.

La historia sigue a Riya (Eiza González), una astronauta que despierta en una nave desolada, sin recuerdos claros de lo ocurrido. Mientras explora los pasillos de la estación espacial, descubre los cadáveres mutilados de sus compañeros. Cada paso la acerca a un horror que no solo reside en la nave, sino también dentro de su propia mente. El planeta en el que aterrizaron es, en apariencia, sublime; un paraje tan majestuoso como amenazante. La sensación de desorientación se agudiza cuando Riya observa a una figura a lo lejos imitando sus movimientos, antes de reencontrarse con Brion (Aaron Paul), un colega que, como ella, intenta desentrañar el enigma de su supervivencia.

Lo mejor de Ash, es que logra construir una tensión envolvente, apoyada magistralmente en la fotografía de Richard Bluck y el montaje de Bryan Shaw, ambos elementos contribuyen a una sensación constante de alienación y paranoia. La banda sonora, compuesta por el propio Flying Lotus, añade capas de desconcierto, con pulsaciones electrónicas que retumban como ecos de un futuro condenado.

Eiza González ofrece una interpretación matizada, transmitiendo con sutileza el miedo, la confusión y la creciente desesperación de su personaje. Su actuación ancla la película, haciendo creíble el descenso de Riya hacia la duda y el auto-rechazo. Mientras que Aaron Paul, por su parte, compone un Brion enigmático y ambivalente, cuya evolución resulta crucial para mantener la ambigüedad narrativa. Juntos, crean una tensión emocional que mantiene viva la dinámica entre los personajes, aunque el guion no siempre esté a la altura de sus esfuerzos.

Uno de los mayores problemas de Ash radica en su tratamiento de las relaciones entre los personajes secundarios. Aunque el filme insinúa un trasfondo romántico entre Riya y Kevin (Beulah Koale), esta conexión nunca se desarrolla de manera efectiva. En lugar de construir mediante gestos, miradas o recuerdos significativos, la película opta por simplemente enunciar lo que deberían ser sentimientos profundos, disminuyendo así el peso emocional de las revelaciones posteriores. Además, el tercer acto se resiente de una estructura titubeante, ofreciendo varios falsos finales que, en lugar de intensificar el clímax, diluyen su fuerza. 

Ash es una experiencia audiovisual brillante, un thriller de ciencia ficción que apuesta más por la atmósfera que por el desarrollo narrativo o psicológico. Lotus crea un mundo que respira hostilidad y belleza en partes iguales, pero su historia, aunque interesante, nunca alcanza el mismo nivel de complejidad que cree tener. Es una película que invita a la contemplación, que desafía con su ambigüedad, pero que también deja una sensación de oportunidades desaprovechadas: si hubiese explorado con más profundidad a sus personajes, el horror de Ash habría sido fascinante apuesta cinematográfica. 

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