La rosa de Versalles reinterpreta el clásico manga de Riyoko Ikeda con una animación deslumbrante y un más enfoque feminista narrado a través de la relación entre Oscar y María Antonieta.
La rosa de Versalles (2025)
Puntuación: ★★★½
Dirección: Ai Yoshimura
Reparto animado
Disponible en Netflix
En el mundo del anime existen muchas historias que han trascendido el espacio y el tiempo, llegando a distintas generaciones y lugares. Esto es aún más evidente hoy, cuando la interconectividad masiva nos permite acceder a una gran variedad de productos de la cultura japonesa.
No obstante, en una industria tan amplia como la del anime, muchas veces se le reduce erróneamente a simples dibujos animados para niños, lo cual es una falacia. Existen numerosos subgéneros que apelan a un amplio espectro de personas. En particular, los géneros dirigidos al público femenino como el shōjo y el josei. Por eso, hoy traigo una de las obras más icónicas del shōjo de los años 70, que sirvió de antesala para que varias generaciones de mujeres descubrieran la animación japonesa: La rosa de Versalles, ahora reimaginada en este remake de 2025.
Oscar François de Jarjayes es una joven de alta cuna que fue criada por su padre como un hombre para que, al crecer, se convirtiera en la protectora de la importante princesa austríaca: María Antonieta. Esta historia se desarrolla a lo largo de varios años, entre aventuras, traiciones, decepciones, feminismo y amores no correspondidos.
Dirigida por Ai Yoshimura y basada en el manga de Riyoko Ikeda, esta nueva versión nos sumerge en una aventura histórica reimaginativa ambientada en la Francia de finales del siglo XVIII, en la que las vidas de estas dos mujeres —situadas en extremos sociales opuestos— influirán en el destino de toda una nación.

Al estar inspirada en un hecho histórico como la Revolución Francesa, el destino de María Antonieta es previsible. Sin embargo, al tratarse de una ficción histórica, se permite un anacronismo que da pie a un nuevo enfoque, permitiendo expandir los temas originales de la obra.
La narrativa sigue a Oscar, una mujer fuerte, tenaz e idealista, que cree en la monarquía y en sus reyes, deseando lo mejor para su país. Por otro lado, María Antonieta es una joven dulce e inocente que no sabe cómo lidiar con los complejos asuntos políticos de Francia y se ve abrumada por las expectativas que conlleva ser una reina tan joven. De esta relación nace una bella amistad basada en el respeto y la admiración mutua.
Otros personajes importantes son André, nieto de la nana de Oscar, quien crece junto a ella como su sirviente y amigo, aunque también alberga sentimientos románticos por ella; y Hans Axel von Fersen, un conde sueco que, tras llegar a Versalles, entabla amistad con la princesa y acaba convirtiéndose en el amante de la reina.
Este cuarteto se desarrolla en torno a temas como la amistad, el crecimiento personal, el amor, la libertad y el anhelo de pertenencia. Uno de los ejes centrales es el feminismo encarnado por Oscar, quien lucha por ser algo más que un objeto de deseo o un símbolo. Es un personaje que aspira a un mundo mejor, enfrentando el machismo de la época, rompiendo esquemas de género y participando de los ideales filosóficos de la Ilustración.
Todo esto genera un conflicto con las ideas absolutistas y egoístas de María Antonieta, cuya personalidad se corrompe con el tiempo hasta llegar a un punto de quiebre. A lo largo del relato también se abordan temas dramáticos como propuestas de matrimonio, decepciones amorosas, la sexualidad y otras facetas de la feminidad. Aunque no deja de lado el romance, este se celebra con una profundidad significativa que enriquece a los personajes.

La película abarca los 14 volúmenes del manga, los cuales fueron adaptados en 40 capítulos en el anime de 1979. Por lo tanto, para condensar todo ese contenido en una sola película, se optó por acelerar varios elementos narrativos, especialmente al principio. Se recortaron personajes con arcos importantes, y la historia se centra únicamente en los cuatro protagonistas mencionados. Esta decisión le da mayor foco, pero también hace que el inicio se sienta apresurado. Afortunadamente, la segunda mitad adopta un ritmo más pausado que permite desarrollar mejor el desenlace.
Aquí entra un elemento que puede dividir al público: es un musical. Los primeros minutos siguen una estructura de canción-escena-canción-escena que puede resultar frustrante, ya que muchas canciones condensan demasiada información en poco tiempo, sin sentirse orgánicas. Afortunadamente, esto solo ocurre durante los primeros 40 minutos de los 113 que dura la película. Después, el componente musical se reduce a momentos puntuales.
En cuanto a la animación, el trabajo del estudio MAPPA es notable. La calidad en los diseños, colores y escenarios es deslumbrante. Sin embargo, el uso del CGI en algunos personajes secundarios y elementos puede resultar algo tosco. No es intrusivo, pero sí mejorable. Las canciones, aunque no todas son memorables, logran transmitir la pasión de los personajes. Destaca la música original, que sí logra conectar emocionalmente. El trabajo de los seiyuus —Miyuki Sawashiro, Aya Hirano, Toshiyuki Toyonaga y Kazuki Katō— es sobresaliente, aportando gran vida y emoción a sus personajes.
A pesar de su ritmo acelerado en el inicio y de secuencias musicales que no logran enganchar del todo, esta nueva versión de La rosa de Versalles es una obra sólida que reinterpreta de forma respetuosa el legado de Riyoko Ikeda. Aunque algunos puedan preferir el anime clásico (a pesar de sus cambios cuestionables respecto a los personajes principales), esta versión mantiene vivo el mensaje central de la obra.
Lady Oscar es una historia sobre la feminidad, la ruptura de estereotipos de género y la esperanza en un futuro mejor. Tal vez estos ya no sean temas novedosos, pero en su época fueron revolucionarios e influyeron a numerosos artistas, como el mangaka Kentaro Miura o el cineasta Jacques Demy (quien hizo una adaptación en 1979). Esta versión, aunque no brille como musical, rescata lo más importante: el espíritu audaz de Oscar y su capacidad de cautivar tanto a los personajes dentro de la ficción como a las personas reales, especialmente mujeres y miembros de la comunidad LGBT.