Hacemos un repaso de las películas que más nos han emocionado, que nos desafiaron y nos entusiasmaron hasta ahora. Aquí están las películas favoritas por el momento de Algo más que Cine.
El año cinematográfico 2025 recibió un impulso de vida en mayo con la llegada de estrenos como Lilo & Stitch o Mission: Impossible – The Final Reckoning. Pero también hay mucho que celebrar en cuanto a propuestas originales, desde títulos como Sinners hasta Warfare.
Es por eso que, desde el equipo de Algo más que cine, les compartimos nuestro top de las 15 mejores películas que hemos podido ver en estos primeros meses. La lista abarca cintas sobre corporaciones, relaciones, activismo y cuestionamientos sobre el colonialismo. Ya sean producciones internacionales, animadas o documentales, estas son las mejores películas que nos ha dejado el 2024 hasta ahora…
Antes de comenzar, queremos hacer unas menciones honoríficas. Por un lado, la más reciente obra del cineasta Paolo Sorrentino: Parthenope, una cinta provocadora, sensual y polémica. En ella, Celeste Dalla Porta interpreta a una mujer que deambula por las calles de Nápoles en busca de su identidad; una obra tan enigmática como atractiva, incluso incómoda.
También queremos destacar el documental La guitarra flamenca de Yerai Cortés, donde el famoso cantante Antón Álvarez, más conocido como C. Tangana, filma el mundo y la vida de Yerai Cortés, una figura inusual dentro del flamenco. Juntos emprenden un viaje para grabar un disco en el que las canciones están marcadas por una gran pena y un secreto familiar.
Por último, destacamos Sinners, lo nuevo de Ryan Coogler: una cinta que mezcla el terror de serie B de vampiros y un drama social cargado de crítica racial. Aunque no es una película perfecta y falla en algunos aspectos de tono y guion, se alza como una de las mayores sorpresas del año.
A continuación, Algo más que cine selecciona las 15 mejores películas de 2025 (hasta ahora).

15. ‘Cutting Through Rocks’ de Mohammad Reza Eyni, Sara Khaki
Cutting Through Rocks se posiciona como una de las obras más destacadas del 2025 gracias a su carga auténtica de fuerza y empoderamiento. El documental retrata la historia de Sara Shahverdi, la primera mujer concejala en una aldea rural de Irán, quien transita con determinación a bordo de su motocicleta por caminos polvorientos, convirtiendo pequeños actos—como enseñar a niñas a montar—en gestos de resistencia frente al patriarcado. Lejos del estereotipo de heroína intocable, Sara se muestra terca, irónica, a veces temeraria, una figura profundamente humana que encarna el esfuerzo de transformación interna y colectiva. La cámara, en un estilo vérité cercano, capta las microviolencias, los silencios incómodos, los obstáculos burocráticos y el juicio constante de sus pares, dejando claro que el verdadero reto no es cambiar la comunidad, sino cuánta resistencia está dispuesta a resistir una mujer. La edición, que condensa siete años de grabación sin perder fluidez ni emoción, convierte lo cotidiano en narración épica: Sara no solo monta una moto, sino que desafía una estructura entera desde su cotidianidad.

14. ‘The End’ de Joshua Oppenheimer
The End se alza como una de las películas más audaces y emocionalmente resonantes del año gracias a su singular propuesta estética y narrativa. Este musical postapocalíptico, dirigido por Joshua Oppenheimer, nos sumerge en un mundo subterráneo donde una familia sobrevive décadas después del colapso del planeta. A pesar de su tono sombrío y sus reflexiones sobre la desesperanza, la película logra encontrar belleza en lo oscuro y deja espacio para destellos de luz y redención, especialmente a través del uso de la música como escape emocional. Las actuaciones elevan aún más la experiencia: Tilda Swinton entrega otra interpretación poderosa, pero es George MacKay quien sorprende con una sensibilidad desarmante, transmitiendo una inocencia que se vuelve el corazón del relato. Una obra que desafía los géneros, sacude emocionalmente y deja una huella profunda en el espectador.

13. ‘Mi única familia’ de Mike Leigh
Mike Leigh regresa a su territorio más íntimo: el retrato agudo y profundamente humano de lo cotidiano. Esta nueva obra no solo reafirma su maestría narrativa, sino que también conjuga una sensibilidad emocional inmensa con una puesta en escena contenida pero significativa. A través de personajes como Pansy —una figura tan compleja como perturbadora— Leigh revela capas de dolor, memoria y vínculos familiares fracturados, construyendo una historia que conmueve desde lo banal y se despliega en una progresiva tensión emocional. La fotografía de Dick Pope y el diseño de producción refuerzan el tono asfixiante de la vida doméstica, haciendo de cada encuadre un reflejo del conflicto interior. Una película que, sin aspavientos, se convierte en una de las más profundas y emocionalmente resonantes de esta primera mitad del año.

12. ‘La chica de la aguja’ de Magnus von Horn
Una obra brutal, hermosa e incómoda que confirma a Magnus von Horn como uno de los cineastas más provocadores del cine europeo actual. A través de una estética en blanco y negro tan refinada como inquietante, el director construye una fábula moderna sobre la desesperación y la violencia emocional, centrada en una joven atrapada en un entorno donde la inocencia es devorada por el cinismo del mundo adulto. La frase “el mundo es un lugar terrible” no solo articula el mensaje central del filme, sino que reverbera en cada plano cargado de tensión y ambigüedad moral. Las actuaciones de Vic Carmen Sonne y Trine Dyrholm son hipnóticas e implacables, aportando capas de complejidad a una historia que va del vodevil oscuro al drama visceral sin perder coherencia ni impacto.

11. ‘Lesbian Space Princess’ de Emma Hough Hobbs y Leela Varghese
Con un presupuesto modesto de 600.000 dólares y una mirada creativa absolutamente desbordante, Lesbian Space Princess logró colarse en la selección del Festival de Berlín 2025, y no por casualidad. La historia, que sigue a una princesa espacial obligada a salir de su vida privilegiada para rescatar a su exnovia —una cazarrecompensas capturada por los Malienses Blancos—, es tan absurda como sorprendentemente lúcida. Lo que a primera vista parece un delirio galáctico cargado de humor tonto y estética camp, en realidad es una comedia de ciencia ficción con trasfondo crítico, que se ríe de la familia, la tradición, las identidades impuestas y los géneros narrativos. Lo que hace especial a esta película no es solo su estilo provocador o sus gags visuales bien diseñados, sino su capacidad para incomodar entre risas. No busca agradar a todo el mundo, y ahí está parte de su poder: en ser radicalmente ella misma.

10. ‘Exterminio: La evolución’ de Danny Boyle
Con Exterminio: La evolución, Danny Boyle regresa a ese estilo crudo y enérgico que definió su cine en los años 90, pero esta vez lo canaliza hacia una evolución más compleja de su saga apocalíptica. La película se siente como una relectura madura del caos y la desesperanza, donde el verdadero hallazgo es Alfie Williams, cuya interpretación —intensa, vulnerable, magnética— lo convierte en el alma de la historia y, sin duda, en la revelación del año. El relato se construye como una mezcla de adrenalina, intimidad emocional y crítica social, hasta que en la escena final aparece Jack O’Connell, con una entrada breve pero contundente que cambia el tono por completo. Su presencia no solo redefine el cierre, sino que actúa como gancho narrativo para lo que viene en 2026, dejando a la audiencia con una mezcla de inquietud y expectativa que pocas franquicias logran sostener con tanta solidez.

09. ‘Misión: Imposible – La sentencia final ‘ de Christopher McQuarrie
Misión: Imposible – La sentencia final es el “adiós” definitivo de Tom Cruise a la saga que definió su carrera, y lo hace con un cierre que, aunque inicia con un tono más contenido y pausado, se convierte en un tributo a todo lo que la franquicia ha sido durante casi tres décadas. Christopher McQuarrie construye una despedida que entrelaza con elegancia personajes, eventos y atmósferas de entregas pasadas —especialmente la primera y la tercera—, y que encuentra en esa nostalgia su mayor fuerza. Más que un clímax explosivo, esta película apuesta por la emoción contenida, por la resonancia de los vínculos que se formaron a lo largo de los años. A medida que avanza, entrega momentos que justifican con creces su lugar en la saga, logrando algo inusual en blockbusters de esta escala: cerrar con dignidad, sin perder identidad.

08. ‘Tiempo de guerra ‘ de Alex Garland y Ray Mendoza
Tiempo de guerra es una experiencia cinematográfica tan inmersiva como incómoda. Dirigida por Alex Garland en colaboración con Ray Mendoza, un veterano que aporta sus propias vivencias en combate, la película se aleja de los discursos convencionales del cine bélico para adentrarse en un realismo brutal, seco y sin concesiones. Aquí no hay espacio para la épica ni el sentimentalismo: lo que se muestra es la guerra como estado físico y psicológico. El uso del sonido —y especialmente del silencio— se convierte en uno de los recursos más brillantes del filme, reforzando el desconcierto y la tensión permanente. Estamos ante un filme que no busca respuestas fáciles, sino generar debate desde una puesta en escena que golpea tanto como cuestiona.

07. ‘Aún estoy aquí’ de Walter Salles
Aún estoy aquí se consolida como una de las mejores películas del año por la manera profundamente conmovedora y cinematográficamente rigurosa con la que aborda la memoria y el duelo en el contexto de la dictadura brasileña. Walter Salles regresa con una obra contenida pero devastadora, que evita el sentimentalismo para entregar una historia íntima y política a la vez. Su cámara, siempre sobria y cargada de intención, se convierte en un vehículo para capturar tanto la efervescencia de la juventud como el vacío que deja la represión. La secuencia inicial, llena de vida y esperanza, contrasta con el peso emocional que se intensifica a lo largo del filme, revelando cómo lo cotidiano puede ser atravesado por la ausencia. La interpretación de Fernanda Torres es un ancla emocional, contenida y desgarradora, aportando una autenticidad que desarma sin necesidad de grandes gestos. En su conjunto, la película es un testimonio poderoso sobre la resistencia de la memoria, el amor que persiste y la necesidad urgente de mirar atrás para poder seguir adelante.

06. ‘La balada de la Isla’ de James Griffiths
La balada de la isla destaca como una de las películas más entrañables y sorprendentes del año gracias a su capacidad de equilibrar humor, melancolía y ternura sin recurrir a fórmulas obvias ni emociones forzadas. Bajo la dirección sensible de James Griffiths, el filme ofrece una exploración honesta de la soledad y la necesidad de conexión humana, envuelta en una atmósfera nostálgica que remite al cine de John Carney, pero con una voz propia. La química entre Tom Basden y Tim Key es el alma de la historia: natural, divertida y conmovedora, logra que cada momento compartido en pantalla resuene con autenticidad. Carey Mulligan, por su parte, irrumpe con una energía luminosa que transforma la narrativa y aporta una ligereza encantadora, haciendo de esta balada un himno discreto pero poderoso sobre los encuentros inesperados que nos cambian la vida.

05. ‘The Things You Kill’ de Alireza Khatami
Pocas películas este año logran combinar con tanta eficacia el suspenso narrativo con una crítica social contundente como The Things You Kill. Atormentado por la sospechosa muerte de su madre enferma, un profesor universitario arrastra a su enigmático jardinero a ejecutar un acto de venganza a sangre fría. Lo que comienza como un oscuro thriller de intriga se transforma rápidamente en una poderosa reflexión sobre la cultura machista y cómo esta se hereda, se normaliza y se perpetúa. A través de una narrativa tensa y absorbente, la película disecciona los lazos de poder, culpa y violencia que conectan a sus protagonistas, revelando cómo el patriarcado se manifiesta incluso en los vínculos más íntimos. Con un guion afilado y una dirección certera, The Things You Kill es una experiencia inquietante y profundamente relevante, que trasciende el género para convertirse en uno de los relatos más provocadores del año.

04. ‘Sorda’ de Eva Libertad
Sorda es una de las películas más honestas y conmovedoras del año, especialmente por cómo aborda con sensibilidad temas que rara vez vemos representados en pantalla. La historia sigue a Ángela, una mujer sorda que está a punto de convertirse en madre junto a su pareja oyente, Héctor. El embarazo despierta en ella temores profundos sobre la maternidad y sobre cómo podrá comunicarse con su hija en un mundo que no está hecho para personas como ella. A partir de una premisa sencilla, Eva Libertad crea una película íntima, basada en su cortometraje de 2021, que retrata con autenticidad y sin artificios los retos emocionales y sociales que enfrenta su protagonista. Miriam Garlo es el alma de la historia: no necesita palabras para transmitirlo todo, su mirada lo dice todo. Y junto a ella, Álvaro Cervantes aporta una ternura que se quiebra en los momentos justos. Sorda no grita, pero se escucha fuerte, dejando una marca profunda desde la quietud.

04. ‘O Último Azul’ de Gabriel Mascaro
O Último Azul se siente como una advertencia silenciosa pero poderosa sobre hacia dónde podríamos estar yendo como sociedad. Gabriel Mascaro construye un futuro cercano tan plausible como inquietante, donde los adultos mayores son apartados bajo la excusa de “darles descanso”, pero en realidad son desechados para no entorpecer el progreso. En el centro de esta distopía suave está Tereza, una mujer de 77 años que se rehúsa a aceptar el destino que el gobierno le impone y emprende un viaje a través del Amazonas que es tanto físico como espiritual. La actuación de Denise Weinberg es el corazón de la película: contenida, rebelde, profundamente humana. Sin grandes gestos, ella encarna el dolor, la dignidad y la resistencia de una generación que se niega a ser invisible. Mascaro no necesita subrayar su crítica; su mundo habla por sí solo. Y por eso, esta fábula sobre el envejecimiento, la libertad y la memoria se gana un lugar entre lo mejor del cine de este inicio del año.

03. ‘La hermanastra fea’ de Emilie Blichfeldt
La hermanastra fea no viene a contar un cuento, viene a destrozarlo. Esta versión retorcida y afilada del clásico de Cenicienta pone en el centro a Elvira, la hermanastra “no agraciada”, en un reino donde la belleza es moneda de cambio y arma de poder. Dispuesta a todo por ser vista, Elvira se sumerge en una competencia grotesca contra su deslumbrante hermanastra para conquistar al príncipe, en una historia donde la sangre corre tan libre como la risa incómoda. Emilie Blichfeldt firma una película que es tan cruel como hermosa, un festín visual de tonos pasteles y violencia estética que lanza dardos directos contra los estándares sociales, la envidia y la presión por encajar. Es feroz, incómoda y completamente irresistible. La hermanastra fea no solo es una de las películas más originales del año, es también una bofetada al cuento de hadas tal como lo conocíamos.

02. ‘Mickey 17‘ de Bong Joon-ho
Mickey 17 no es solo ciencia ficción, es una bomba de ideas envuelta en el humor negro de Bong Joon-ho y potenciada por un Robert Pattinson en su estado más salvajemente magnético. En un futuro donde los humanos pueden clonarse para seguir trabajando hasta la muerte —literalmente—, Mickey es un “prescindible”: un trabajador enviado a un planeta helado para colonizarlo, que muere y revive una y otra vez. Pero esta vez, Mickey 17 se niega a desaparecer cuando aparece su reemplazo, Mickey 18. Lo que sigue es una sátira brillante sobre la identidad, el cuerpo como propiedad del sistema y el absurdo de una sociedad que exprime hasta el último aliento de sus individuos. Bong equilibra el caos con precisión quirúrgica, construyendo un mundo distópico que se siente inquietantemente cercano. Pattinson, por su parte, lo da todo: es gracioso, patético, encantador y trágico al mismo tiempo. Mickey 17 es cine provocador, original y con agallas. Ciencia ficción con colmillo.

01. ‘Better Man’ de Michael Gracey
BetterMan no es cualquier biopic musical; es la definición misma de cómo se cuenta la historia de una estrella sin caer en fórmulas aburridas ni clichés de manual. La película explora la vida de Robbie Williams con una brutal honestidad, mostrando tanto sus icónicos éxitos como los demonios internos que lo acecharon dentro y fuera del escenario. Lo que la eleva a la número uno del año es la combinación perfecta entre esa crudeza emocional y un montaje musical impresionante, que sincroniza cada escena con la energía contagiosa de sus grandes hits, generando una experiencia vibrante y conmovedora. Además, el trabajo visual es deslumbrante: los efectos especiales logran transportar al espectador al corazón de los conciertos y momentos clave con un realismo asombroso. Pero sin duda, lo que roba cámara es Jonno Davies, quien no solo encarna a Robbie con carisma y autenticidad, sino que también se mete en la piel (literalmente) de un mono, con una caracterización sorprendente que añade un giro único y provocador al relato. BetterMan no pide permiso para ser grande; lo es por su valentía, estilo y por capturar la luz y la sombra de una leyenda sin perder el pulso ni el ritmo. Este es, sin duda, el biopic definitivo para este tipo de películas.