Con el estreno de ‘Pobres Criaturas’ en cines, es ideal hablar más en profundidad de la evolución y estilo único del genio director Yorgos Lanthimos; un cine que asombra y lleva al espectador a sentir emociones e incomodidades por igual.
Sin dudas de los cineastas de los últimos años que más han marcado el cine moderno podemos decir que es Yorgos Lanthimos. Un cineasta con una personalidad única, capaz de crear sus propios universos, su propia estética y leyes en favor de su propio funcionamiento. El cineasta se hizo mundialmente famoso por su película de 2018 La Favorita, por la cual recibió su primera nominación al Oscar como mejor director.
Yorgos Lanthimos es un cineasta griego, que antes de dar el salto al cine trabajó en el teatro experimental de su país, características que trasladó a su lenguaje cinematográfico, además de tener rasgos del teatro griego muy presente, un teatro que mezclaba la comedia con la tragedia, como lo hace el cine del director.
Las tres etapas del cine de Lanthimos
El cine de Lanthimos se puede decir que ha vivido tres etapas, cuya primera etapa es su época en el cine griego, un cine bajo el esquema de un corte independiente y apoyado por sus amigos más cercanos. En esta etapa el cine de Lanthimos bebe mucho de ese teatro experimental que combina un humor negro, que es de donde proviene el director, incluso es un cine un tanto más surrealista que ya vislumbraba la esencia de autor que más tarde llegaría. Su primera película es Kinetta (2005), una cinta que no tuvo mucha relevancia, pero su segundo trabajo lo pondría en el radar internacional; con Canino (2009) el nombre del director griego empieza a tomar fuerza al ganar el premio de mejor película en Un Certain Regard del Festival de Cannes y la película fue nominada al Oscar como mejor película internacional. También en esta etapa se encuentra su película Alps (2011) por la que ganó el premio al mejor guion en el Festival de Venecia.
Su segunda etapa se puede entender como un cine más de autor, un cine donde se consagra como un cineasta único, con obras como The Lobster (2015) y The Killing of a Sacred Deer (2017). En esta etapa se nota que hay un lenguaje cinematográfico más elevado sin perder su identidad ni alejarse de sus obsesiones y su enorme libertad creativa. En esa búsqueda de ese nuevo lenguaje Lanthimos juega con utilizar el plano contrapicado para transmitir una cierta inestabilidad a la escena y los personajes.
Si hay algo que sorprende en esta época es el filme The Killing of a Sacred Deer, que sin dudas es su película más divisiva, sería, densa y oscura. Es una obra que juega en el territorio del terror psicólogo y thriller, en ella se aleja del humor absurdo y seco que tenía sus otros trabajos; es una historia donde las obsesiones, la violencia y la sangre tienen un factor más relevante.
La tercera etapa se puede decir que es la actual, es donde ha experimentado un cambio no solo económico en su cine, sino que se nota que es un cine más depurado y sofisticado, incluso más digerible, eso sí, manteniendo los rasgos radicales y extremos, solo que con un elevado interés más narrativo y creativo; la esencia de sus universos absurdos y dramáticos siguen presente ahora desde una visión más desquiciada de luchas de poder y curiosidad impregnadas de un humor negro y trágico por igual.
Con La Favorita, el griego inicia su amor por los planos generales con el formato del gran angular, uno que utiliza para deformar la realidad, y hacer que la escena transmita una sensación de alineación. También empieza a utilizar el lente de ojo pez, uno que se puede interpretar que lo usa como recurso para que el espectador sienta que está espiando a los personajes.
La distorsión de la realidad
En todas las películas de Lanthimos la base es una provocativa distorsión de la realidad, una que nace desde el propio guion, ya que esa realidad alterada, cerrada, deformada y adulterada que vamos a ver es la que sostiene la historia. La gran mayoría de las películas de Yorgos, son escritas por Efthymis Filippou, salvo La Favorita y Pobres Criaturas que las escribió Tony McNamara; aunque ya sabemos que la nueva película del director vuelve a trabajar con Filippou.
Las historias que cuenta Yorgos son premisas o situaciones que tienen un sesgo surrealista y se desarrolla a través de un guion bastante creativo que busca incomodar y correr al espectador, no son obras de ciencia ficción ni fantasía, solo que los eventos o situaciones que ocurren no funcionan como los conocemos o esperamos, para ello, el guion lo hace alterando, exagerando o deformando las reacciones de los personajes con el fin de exponer el absurdo con claridad, o el sin sentido de las situaciones de las pautas sociales.
Personajes raros y atormentados
En el universo de Yorgos Lanthimos los personajes no hablan ni actúan como la sociedad normal espera; aquí hay otras reglas y convenciones. Por momentos estos seres parecen tontos, vacíos de sentimientos y emociones; ellos se mueven de forma extraña. Pero incluso a lo largo de la evolución de su cine sus personajes han ido cambiando o evolucionando; se puede decir que en sus primeros trabajos sus personajes tenían una influencia del cine de Aki Kaurismäki o Robert Bresson.
Entre los comportamientos de los personajes, Yorgos utiliza un elemento que siempre vamos a ver en todas sus obras, y es el recurso del sexo. Pero este sexo va ser igual de extraño que sus personajes, este nunca va parecer placentero, siempre se va percibir rígido, incomodo, distante, como algo forzado, automático o vacío de emociones.
La mayoría de sus personajes realmente no están en su eje, pero se perciben acostumbrados a ese universo que habitan, aunque claramente notamos que presentan algún tipo de desequilibrio o inestabilidad emocional que en algún momento de la trama se va a manifestar o explotar. Siendo esto un registro característico de sus personajes, por lo tanto las actuaciones de los actores se ven impulsadas a trabajar fuertemente con su cuerpo, ya que será el recurso primordial para expresar los estados interiores de sus personajes.
El baile en el cine de Yorgos
El baile siempre es un aspecto que está siempre presente en el universo Lanthimos, pero dicho baile no son movimientos tradicionales. Estos bailes se pueden ver que nacen del humor o de lo absurdo, quizás como formas de placer, cortejos, desesperación, o simplemente porque si, sin una razón aparente; solo es claro que siempre bailan con movimientos que expresan alguna emoción que vive el personaje.
Elementos de sangre, dolor y violencia
Los elementos de sangre, dolor y violencia física siempre van a estar presente. La crueldad y el daño al cuerpo de manera real o metafórica también. El detalle de la violencia es el más evidente y el más presente, bien puede ser uno de los rasgos más difíciles de digerir del cine de Lanthimos, ya que es una violencia intensa, seca, dura, cruda, real y difícil de tolerar, casi siempre hay una agresividad que viene de adentro de los personajes, de su locura o de su necesidad de sobrevivir; la mayoría de los actos violentos casi siempre tienen alguna simbología.
Dicha violencia, no es una violencia gratuita, está siempre justificada, y en su mayoría de casos carga con una intención de su personaje. Incluso se puede decir que la forma de violencia que crea Yorgos es una que se puede reflejar en la forma en como la utiliza Michael Haneke en su cine.
El humor a lo Yorgos Lanthimos
La comedia en el cine de Lanthimos es su rasgo más importante, ya que es un humor que se balancea con el drama y el terror que hay en las historias. No es un humor normal, en ese sentido se puede decir que es un humor más sutil que navega entre el humor negro, la sátira y el absurdo. El uso de la comedia, el director lo utiliza para aliviar la tensión o el dolor que cargan los personajes. Aspecto que viene de sus raíces, que es el teatro, pero se puede decir que es algo que trae cultural, ya que es la forma que se hacía el teatro griego, jugar con esa comedia griega que se mezclaba con la tragedia.
Entonces se puede decir que esa mezcla entre comedia, violencia y tragedia es la marca personal del cineasta en su cine; ya que lo hace de una forma creativa, audaz y personal.