Emilio Sakraya es un padre que corre contra el tiempo para llegar al cumpleaños de su hija en una cinta que no ofrece nada nuevo ni emocionante, aunque tiene algunas escenas tensas bien ejecutadas.
60 Minutos (2024)
Puntuación: ★★
Dirección: Oliver Kienle
Reparto: Emilio Sakraya, Dennis Mojen, Marie Mouroum, Alain Blazevic y Paul Wollin
Disponible: Netflix
Por estos días llegó a la plataforma de Netflix una película de acción alemana llamada 60 minutos, que en sí es la típica cinta que es una carrera contra el tiempo en la que el luchador de artes marciales mixtas Octavio (Emilio Sakraya) cuenta con solo una hora para llegar a la fiesta de cumpleaños de su hija. Este está desesperado por no perder la custodia, por lo que abandona una pelea para intentar llegar a tiempo, pero desafortunadamente, esto lo lleva a crear algunos enemigos peligrosos que lo perseguirán por las calles de Berlín.
La trama no es lo más fuerte en la película, pero esa debilidad lo compensa con unas cuantas escenas de acción y secuencias de lucha intensas, lo que hace que sea atractiva en ese sentido, ya que siempre vamos a estar con el protagonista en una eterna persecución del gato y al ratón, con el cronómetro en la pantalla como cuenta atrás, incluso hay algunos momentos en los que sientes la presión. Sin embargo, por momentos la película pierde esa noción del tiempo y alarga algunas escenas, por lo que hace que ese factor contra reloj no sea real y difícil de creer.
El conflicto no es lo suficientemente fuerte (Octavio pelea o se pierde el cumpleaños de su hija) y es una mala manera de lograr que la audiencia se involucre. Se insinúa que perderá la custodia y que no ha estado allí durante 7 años, entonces, ¿por qué ahora? ¿Por qué quiere ser papá ahora? ¿Por qué la esposa puede decir esto? Todo está muy poco desarrollado y tratado de manera superficial, incluso el asunto de los pandilleros que lo persiguen también en banal.
En sí, toda la idea del filme se puede sentir como una metáfora sobre las presiones de la figura paterna masculina, tratando de tener una carrera y ser un buen padre: los miedos que enfrenta un hombre, pero todo eso queda muy débil. Hay un momento de vulnerabilidad, donde Octa muestra aprecio por su familia y amigos; lo que ayuda que no solo sea un hombre que golpea personas.
Sin embargo, pese a que hay algunas secuencias de lucha decentes, estás terminan por ser un poco repetitivos hacia el final, ya que solo eso es lo que vemos, aunque la cinta se sostiene por la entrega del actor Emilio Sakraya, quien logra proyectar las emociones que siente el personaje por querer llegar a donde su hija.