La cineasta Sam Taylor-Johnson toma la tarea de llevar al cine la afligida vida de la cantante Amy Winehouse en un biopic de Wikipedia que está más interesado en el romance y sus demonios que en su legado.
Back to Black (2024)
Puntuación: ★★★
Dirección: Sam Taylor-Johnson
Reparto: Marisa Abela, Jack O’Connell, Sam Buchanan, Eddie Marsan y Lesley Manville
Disponible: Estreno en cines
Amy Winehouse es de esas pocas artistas modernas que realmente impactaron la historia de la música, una artista poco convencional que se salía del molde, cuyo éxito fue impresionante para el poco tiempo que estuvo presente en la escena de la industria, una muerte trágicamente temprana nos privó de tenerla más en este mundo, la creación de un estilo de canto y una apariencia absolutamente distintiva son los rasgos de lo que fue la artista. Pero en Back To Black, de Sam Taylor-Johnson, la breve y brillante vida de Winehouse se reduce esencialmente a una historia de romance envenenado, sin profundidad ni nada.
En lo que respecta a las películas biográficas musicales, esta es bastante sobria, evita caer en lo rosa como fue Bohemian Rhapsody (Freddie Mercury) o las fantasías de Rocket Man (Elton John). Pero Taylor-Johnson ofrece un pálido relato de la historia de Winehouse, solo lo construye tocando su romance con Blake, y algunos temas espinosos, aportando pocas novedades que no se haya mencionado en entrevistas o documentales, tal vez lo único nuevo que aporta es un poco como era la relación de Amy con su abuela paterna, pero fuera de ahí no hay más.
La película inicia cuando Amy (Marisa Abela) es todavía una adolescente que vive en el norte de Londres en casa con su padre Mitch (Eddie Marsan) y su cariñosa abuela Cynthia (una impresionante Lesley Manville); la primera escena que tenemos es una donde Amy está compartiendo un momento íntimo y familiar con ellos y varios amigos, incluso es el único momento familiar que vamos a tener tal cual, y el único donde podemos ver la identidad judía de Amy.
Luego de eso, la película corre abruptamente en varios eventos de Amy, como fue su relación con Jake, la persona a la que le escribió varias canciones de su primer álbum, luego conoce a Nick Shymansky (Sam Buchanan), su primer manager, para luego saltar rápidamente a varios eventos que la hicieron triunfar en la escena musical en Londres, y así en los primeros 20 minutos la cinta construye la vida de Amy, su estilo y su música, ya que la cinta solo quiere llegar al momento donde conoce a Blake.
Back To Black es tan descarada que cuando llega a ese punto, la cinta se detiene encontrando su ritmo y su energía, ya que era el foco al que quería llegar; dicho momento vemos como Amy está sentada en el bar de Camden, tomando unas cervezas cuando un chico entra al bar, es Blake Fielder-Civil (Jack O’Connell), que hace que salten chispas lujuriosas entre ambos. Incluso todo ese momento es el más contenido y animado de la película, eso incluye un momento cuando él pone una canción de las chicas de Shangri-Las (un grupo de los años 60) haciendo sincronización de labios con el tema ‘Leader Of The Pack’, O’Connell ingeniosamente se roba el show en este punto.
Luego de ese momento, la cinta se va concentrar en la relación cada vez más problemática de la pareja, mientras otras figuras de su vida pasan a un segundo plano; de hecho, su madre Janis (Juliet Cowan) apenas aparece. Una excepción es Cynthia, el “ícono de estilo” declarado de Amy, a quien se ve cuidadosamente elaborando el característico peinado de colmena de su nieta. Hay una calidez convincente entre Abela y Manville, lo que hace que los pocos momentos de nieta y abuela, sean los más entrañables de la película.
En cuanto a la figura de Mitch, interpretado por Eddie Marsan, se presenta como un padre jovial, en ocasiones de mano dura, pero en general un padre tierno y entregado a su hija, aunque un poco arrogantemente. Aquí es donde hay un punto cuestionable de la película, debido a que hay varios relatos, videos, en incluso el documental Amy de Asif Kapadia de 2015, que han planteado la cuestión de cuán responsablemente fue Mitch en la vida autodestructiva de su hija, pero aquí la cinta evade todos esos aspectos importantes, y evade a cuestionar las decisiones que tomó él como padre.
En otros aspectos, Back To Black es una cinta bien montada, especialmente cuando se trata de recreaciones musicales de Winehouse, o incluso en como la cinta juega con las canciones de la artista para ir construyendo la trama. Las interpretaciones de las canciones por parte de Abela son acertadas: tiene una interpretación contundente y un dominio impresionante de las flexiones de notas, los énfasis y las inflexiones irónicas característicos de Winehouse. Transmitiendo claramente el descaro y la vulnerabilidad de Amy, incluso la actriz logra proyectar una torpeza con los ojos que era muy notorio en la cantante.
El punto que sostiene la cinta, es la innegable química Abela tiene con O’Connell, cuya actuación muestra exactamente por qué Amy se enamoraría tan perdidamente de Blake. Esto también se logra gracias a la brillante entrega de O’Connell, quien es muy carismático, mucho para ser Blake. O’Connell, canaliza de alguna manera el arquetipo del pícaro irresponsable que pudó tener el hombre en aquella época.
Al final, la película es una biopic de Wikipedia al uso, que decide no cuestionar mucho la figura de la cantante, nunca logra abordar el enigma de cómo un adolescente exuberante y enamorada, amante del jazz, terminó cediendo tan rápida y sinceramente a la autodestrucción; y nunca cuestiona cómo las presiones tanto de la familia como del negocio de la música le afectaron tan gravemente. A diferencia de muchos escritos sobre Winehouse, como el documental de Kapadia, que profundiza muchos de estos temas, y te dan una visión más humana y profunda de quien era Amy Winehouse.