La nueva temporada de ‘Feud’ protagonizada por Naomi Watts, Diane Lane, Chloë Sevigny y Demi Moore, además de Tom Hollander como un Truman Capote deliciosamente malvado, narra la complicada relación del escritor con varias mujeres de alta sociedad en de Nueva York llamadas los cisnes.
Luego de la aclamada y fabulosa Feud: Bette and Joan (2017) por fin nos llega una segunda entrega, y en esta ocasión se concentra la disputa social que tuvo el escritor Truman Capote con varias amigas suyas que eran varias mujeres de la alta sociedad de la Nueva York de los 50,60 y 70; es verdad que si lo lees así, se puede pensar que se trata de una disputa frívola de gente con dinero, pero resulta que hay varias capas en esta historia de lo que parece a simple vista, ya que la serie lo que hace es un estudio de personajes sobre la inseguridad y la amistad.
Todo ello se adorna con una apuesta lujosamente impecable que contiene algunos de los mejores diseños de vestuario y producción en años, la mayoría bien calibrados por el cineasta Gus Van Sant, que logra unirse creativamente al mundo de Ryan Murphy.
La primera Feud: Bette and Joan desarrolló con humor el drama entre Joan Crawford y Bette Davis a principios de los años 60. La segunda entrega fue aprobada casi de inmediato y primero se planeó que se llamara Charles and Diana y luego Buckingham Palace, misma que iba a ser protagonizada por Matthew Goode y Rosamund Pike en los papeles del Príncipe Carlos y la Princesa Diana. Eso se descartó relativamente pronto, y la serie antológica estuvo inactiva durante unos años, antes de que comenzara la producción de Feud: Capote vs. los cines, basada en el libro “Capote’s Women: A True Story of Love, Betrayal, and a Swan Song for an Era” de Laurence Leamer.
Tras el éxito masivo de “A sangre fría” en 1966, Truman Capote (Tom Hollander) se convirtió no solo en uno de los escritores más codiciados del mundo, sino también en uno de los invitados más preciados a fiestas y cenas. Su ingenio y su vibrante personalidad le permitieron acceder a los niveles más altos de la sociedad neoyorquina, creando amistades con algunas de las personalidades más importantes de la época. Llegando a ser confidente, consejero y amigo íntimo de varias mujeres, lo que lo llevó a conocer todos sus secretos más profundos. A las mujeres que junto en ese círculo las apodó sus “cisnes”, una de las criaturas más hermosas del mundo. Pero la ambición de Copote lo llevó a traicionar esa confianza.
En 1975, Capote le dio a Esquire algunos capítulos de un libro inacabado (que se publicaría como “Plegarias atendidas” después de su muerte) y los personajes guardaban un parecido terrible con personas reales como Babe Paley, Gloria Vanderbilt, Happy Rockefeller y Ann Woodward. Decir que Capote quemó puentes sería quedarse corto. Es difícil afirmar su exactitud, pero el Capote de Feud parece apenas entender cuáles serían las consecuencias, subestimando tanto su propia crueldad como la disposición de sus Cisnes a soportar. En un momento dice: “El único pecado imperdonable es la crueldad deliberada”, y Capote no puede entender que hacer lo que mejor sabe hacer como escritor fuera un acto de crueldad.
Capote con el paso del tiempo se ha convertido en un mito del mundo de la literatura y de la cultura pop, tanto así que la actuación ganadora del Oscar de Philip Seymour Hoffman como Capote, es considerada como una de las mejores de la historia; razón por la cual para el actor Tom Hollander, el reto era mucho mayor, ya que era inevitable escuchar algunas comparaciones; afortunadamente el trabajo salió brillante, es verdad que por momentos hay unas escenas un poco estridentes, pero que no le restan poder a la entrega del actor, que logra plasmar en pantalla la esencia del escritor. Está bien que el Capote de Hollander parezca un poco extremo porque se supone que es una especie de excepción en este mundo, un cisne negro en la sociedad de Nueva York.
El grupo de cisnes está liderado con firmeza por Slim Keith (Diana Lane), la líder del esfuerzo para destruir la posición social de Capote después de que traicionara a una de sus mejores amigas, Babe Paley (Naomi Watts, que ofrece su mejor interpretación en años). El marido de Paley, Bill (Treat Williams, que ofrece una de sus últimas actuaciones) era un mujeriego, y Capote incorpora una de sus historias más embarazosas en su nuevo trabajo, enfureciendo a Babe, que se está muriendo de cáncer. Las otras, cines son CZ Guest (Chloe Sevigny) y Lee Radziwill (Calista Flockhart), quienes todas juntas se convierten en agentes de poder contra Capote, alejándolo de las mejores fiestas y obligándolo a sumergirse aún más en sus propios demonios, incluido el alcoholismo y una relación abusiva con un hombre llamado John O’Shea (Russell Tovey). El resto de reparto lo integran Demi Moore, Molly Ringwald, Joe Mantello, en trabajos menores en la trama, eso incluye un par de apariciones de Jessica Lange como el fantasma de la madre de Truman.
Watts sobresale de todo el reparto coral al lograr marcar muy convincentemente el registro emocional como una mujer que ha sido herida, pero también ve el dolor mayor de su mortalidad en el horizonte. Lane es apasionada y cautivadora, interpretando a Keith como el líder de facto de la Rebelión del Cisne.
El trabajo de todas las mujeres hace que el conjunto sea fascinante, ya que el guion juega inteligentemente las debilidades de estas mujeres, a menudo retratándose como mezquinas, vengativas, hipócritas y odiosas, incluso si las raíces de su enemistad contra Capote son comprensibles.
Capote vs. los cines se narra de una manera intrigante a la hora de ir explorando las batallas de esos seres, así como las íntimas de cada uno, es por eso que la serie busca tener un punto de inflexión, ya que utiliza esta disputa social como el fin de una era. Los cisnes comienzan a notar que las elegantes tiendas de Manhattan están cerrando. Ya ni siquiera se pueden comprar guantes en los grandes almacenes.
La personalidad de Capote que era tan llamativa en esas épocas empieza más bien a sentirse fuera de lugar; y es por eso que en uno de los últimos episodios Capote dice: “Finalmente sucedió: he pasado de moda”. No hay nada peor que eso para un hombre como Truman Capote, ya que toda su vida fue buscar ser el centro de atención, pero sus actos y el paso del tiempo lo llevaron a ser ignorado, olvidado o desechado.
Capote vs. los cines explora ricamente una de las disputas sociales más apasionantes y ridículas de la cultura pop, pero esa ridiculez que se tuvo, la serie la usa para analizar la superficial fragilidad de la fama y la sociedad de una manera cautivadora. Aunque deja muchos personajes en la superficie, y algunos eventos no terminan de ser mejor explorado, pero eso no deja que Capote vs. los cines tienen un gran encanto.