Teyana Taylor impresiona como una madre endurecida que lucha por sobrevivir en una ciudad de Nueva York aburguesada que la discrimina por su pasado.
A Thousand and One (2023)
Puntuación: ★★★★
Dirección: A.V. Rockwell
Reparto: Teyana Taylor, Josiah Cross, Will Catlett, Aaron Kingsley Adetola, Aven Courtney y Adriane Lenox
Disponible: VOD Google Play
Una madre soltera empobrecida y su pequeño hijo navegan por la vida en la ciudad de Nueva York en A Thousand And One, el conmovedor primer largometraje de la guionista y directora AV Rockwell. La película adopta un tono mesurado, ofreciendo una descripción honesta de las luchas que enfrentan los pobres, fortalecida por una desgarradora actuación de Teyana Taylor, como una mujer que lucha por seguir avanzando, a pesar de todas las fuerzas externas que conspiran para arrastrarla hacia al abismo. A lo largo de más de 10 años, en los que el niño crece y comienza a comprender más acerca de su madre, este modesto drama se resiste a finales felices y fáciles, y es por eso que el acto final es desgarrador, duro y sorprendente.
La historia inicia en 1994, y seguimos a Inez (Taylor) quien intenta recuperarse después de haber sido recientemente liberada de prisión y descubre que ser libre no es lo mismo que tener una nueva oportunidad de vida. Al tener dificultades para continuar su carrera como peluquera debido a sus antecedentes penales, busca a su hijo Terry (Aaron Kingsley Adetola), de seis años, que ha sido entregado al sistema de acogida en su ausencia. A pesar de que el niño ha sido asignado a una nueva familia, Inez esencialmente secuestra al niño porque piensa que está mejor con ella.
Rockwell finalmente avanza en el tiempo (primero hasta 2001, luego hasta 2005) para trazar cómo evoluciona la relación de Inez y Terry a lo largo de los años. (Aven Courtney interpreta al niño en el segmento de 2001, Josiah Cross lo interpreta a los 17 años). Este rápido avance de la narrativa generará comparaciones con Moonlight, pero A Thousand And One está igualmente interesado en la madre y el hijo, sin mencionar la incorporación crucial de Lucky (Will Catlett), un viejo amor que regresa a la órbita de Inez y trata a Terry como su propio hijo. Pero este es un mundo difícil para estos personajes, especialmente para dos ex delincuentes que intentan formar una familia, la vida no se les pondrá fácil a pesar de querer hacer las cosas bien.
A Thousand And One juega con algunos giros melodramáticos que por momentos no van con el tono realista y discreto que tiene casi todo el filme; de hecho, lo más conmovedor de la película es lo poco que intenta provocar nuestra simpatía por los personajes, ya que solo quiere mostrarnos su realidad. Rockwell respeta lo suficiente a su audiencia como para confiar en que estaremos involucrados en la odisea de Inez y Terry debido a las brillantes actuaciones. Con ese fin, Taylor se abstiene de vistosos fuegos artificiales dramáticos, interpretando a esta madre acosada como una mujer que ha canalizado toda su energía para asegurar con suerte el brillante futuro de su hijo.
Al igual que Terry, Inez fue producto del sistema de cuidado de crianza, y Taylor transmite sutilmente la sensación de quebrantamiento permanente de su personaje. Aunque la vida de Inez mejora un poco con los años, ella nunca pierde por completo el dolor de ser pobre, y su hijo tampoco. Esa vergüenza los afecta de diferentes maneras; lo más sorprendente es cerca del final de la película, cuando Terry descubre algo sobre su familia que cambia su visión del mundo.
El paso del tiempo es construido con un montaje de audio interesante, estos audios son clips de discursos de los alcaldes Rudy Giuliani y Michael Bloomberg, entre otros, unos que transmiten inteligentemente el telón de fondo el arco de Inez y Terry sin nublarse, más bien ayudan a crear un subtexto conmovedor y devastador al comprender el peligro que Terry enfrenta cada vez que camina por la calle, o la razón por la que Inez vibra de estrés cuando lo detienen y lo cachean, sin caer en la porno miseria
Como conclusión, A Thousand And One es un retrato de la siempre cambiante guerra que se vive en Nueva York, donde muchas familias luchan por salir adelante, especialmente para las personas negras. Es donde la visión de Rockwell destaca más, ya que en todo momento proyecta esa vitalidad y vulnerabilidad de las comunidades marginadas.