American Symphony | Review

Matthew Heineman crea una mirada íntima del músico ganador del Grammy y el Oscar Jon Batiste y a su esposa mientras este lucha con su repentino éxito y ella padece una grave enfermedad. Un documental conmovedor pero al mismo tiempo distante y lleno de privilegios. 
American Symphony (2023)
Puntuación: ★★★½
Dirección: Matthew Heineman
Documental
Disponible en Netflix 

American Symphony, es un documental conmovedor, pero disperso que sigue al artista Jon Batiste durante un año vertiginoso donde el éxito toca su puerta en el momento más vulnerable de su vida personal. Batiste, es un músico con un talento indiscutible, la forma de combinar géneros como el jazz, la música clásica, el R&B y el funk lo ha puesto en el radar internacional, especialmente por liderar Stay Human, la banda house de The Late Show con Stephen Colbert y llevarse a casa el Álbum del Año en los Grammy 2022. Ese premio combina muy bien con su Oscar por la música de Soul, la película de Pixar que compuso al lado de Trent Reznor y Atticus Ross.

Batiste es un genio musical certificado. Eso es un hecho cuando llegamos al mejor momento de American Symphony, una escena temprana en la que Batiste está sentado en un Steinway, trabajando en una composición junto a un trombón para su debut en el Carnegie Hall; espectáculo que también se llama American Symphony. Siendo esos momentos, donde lo vemos componer lo mejor de la película, lo que demuestra que Batiste es un genio en lo que hace. En esa escena lo vemos como compone con unas notas melancólicas, tanto él como el trombón escuchan con paciencia y atención, tocando las notas una vez más, el trombón se une al piano mientras siguen explorando lo que debe ser. Es una parte mágica y conmovedora, que hace eco de algunos compases filosóficos que Batiste menciona anteriormente en la película sobre cómo la música que amamos suena inevitable. 

A lo largo del documental, seguimos a Batiste pasando de los ensayos a los Grammy, a la cama del hospital de su esposa Suleika Jaouad mientras ella libra una batalla recurrente contra la leucemia. Hay notas altas, notas bajas y secciones donde ambos están en un conflicto dramático. Cada escena que vemos en pantalla, está fríamente calculada, tanto que el filme no disimula sus intenciones, y las subraya con música para que la American Symphony la aproveche, esto queda muy subrayado en las escenas más sensibles Suleika, escenas bellamente formuladas entre momentos tristes, alegres y vulnerables que Batiste comparte con Matthew Heineman, el director del filme. 

Heineman, es un genio rodando documentales, sabe muy bien como capturar los momentos que quiere ver en sus películas, y aquí lo vuelve a sostener; aunque en American Symphony se pierde en entre todo lo que sucede en la vida de Batiste y los restos de lo que la película originalmente pretendía ser. Ya que originalmente, el producto era seguir los pasos del artista mientras componía para su ambicioso momento histórico en el Carnegie Hall, incluso tenía pensado hacer una mini gira donde iba a mezclar varios géneros musicales, y es por eso que detrás del proyecto están las figuras de Barack y Michelle Obama; pero la vida se interpuso, y las cosas tuvieron que cambiar. 

En el otoño de 2021, la misma mañana en que Batiste fue nominado a 11 premios Grammy, Jaouad, su esposa, una autora de best sellers, descubrió que el cáncer que le diagnosticaron una década antes, a los 22 años, había regresado, a eso hay que sumarle las nuevas oleadas de Covid que estaba en camino, dejando de lado los planes de Batiste para las llamadas de Zoom que se llevarían a cabo entre una programación de entrega de premios y visitas al hospital, mientras Jaouad se prepara, emocional y físicamente, para un trasplante de médula ósea.

American Symphony cubre mucho terreno sobre la vida del cantante, pero rara vez se detiene a profundizar, en la carrera de Batiste y su importancia como joven artista negro, y en su relación amorosa y resiliente con Jaouad, que aunque la película se basa sabiamente en esa narrativa y en lo que están pasando, nuestra comprensión de quiénes son queda un tanto superficial.

Lo que sí hace bien el filme, es darnos una visión de como es Batiste, cuya presencia alegre e inspiradora, siempre refleja una cautela que nos mantiene a una distancia respetuosa. Su optimismo implacable, tan esencial cuando intenta mantener el ánimo de todos en alto, también puede funcionar como un escudo. Las escenas en las que estamos junto a su cama, observando con curiosidad luchar con el sueño en presencia de cámaras o hablando por el altavoz de su ansiedad con su terapeuta, nos muestra un ápice de como es en la intimidad, por lo cual esos momentos generan por mucho, curiosidad.

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