El debut de Sébastien Vaniček es una película cargada de tensión y llena de escalofríos sobre un grupo de personas que intentan sobrevivir en un complejo de viviendas que es acosado por arañas asesinas.
Arácnidos (2023)
Puntuación: ★★★½
Dirección: Sébastien Vanicek
Reparto: Theo Christine, Finnegan Oldfield, Lisa Nyarko, Sofia Lasaffre y Jerome N.
Disponible: Estreno en cines
Los habitantes de un bloque de apartamentos parisino se encuentran en una batalla por la supervivencia después de que un residente, sin saberlo, deja escapar una araña venenosa y las autoridades cierran el edificio. Es una premisa simple; y realmente es algo que tal vez ya hemos visto; pero el director debutante Sebastien Vanicek demuestra que de una premisa tan simple se puede crear algo superior, y para eso Vanicek construye todo eso con una grado de tensión, elevando esta película de serie B sobre arañas a algo más grande.
Arácnidos, sigue los pasos de numerosos filmes sobre humanos atrapados en un espacio pequeño con unos cuantos animales mortales como Burning Bright, Crawl, The Pool o Snakes On A Plane, entre otras. Sin embargo, esto lo que resulta más sorprendentemente que la cinta se aleja de esas mencionadas y logra tener su propia identidad, además de ofrecer un aspecto un poco más nuevo como es explorar un miedo un poco más efectivo y universal (a los bichos espeluznantes que se esconden en la oscuridad) y lo interpreta de manera mucho más directa y mucho más aterradora que, digamos, Aracnofobia de Frank Marshall o Eight Legged Freaks de Ellory Elkayem.
La historia ocurre en un decadente proyecto de viviendas en los suburbios de París, donde seguimos los rumbos de Kaleb (Theo Christine), de veintitantos años, que se pasa peleando con su hermana Manon (Lisa Nyarko), está quiere vender su deteriorado apartamento tras la muerte de su madre. La verdadera pasión de Kaleb, que se dedica a comprar zapatillas de deporte de alta gama como actividad para ganar dinero, y comprar uno que otro animal exótico, ya que mantiene una colección de animales en su dormitorio. Cuando trae a casa una pequeña araña no identificada, no tiene idea del peligro que acecha cuando en un acto sin preocupaciones mete su nueva araña en una caja de zapatos, pero antes de ese momento Vanicek ya le ha mostrado al público el peligro que se avecina, gracias a una dinámica secuencia de apertura ambientada en el desierto de Medio Oriente que no deja dudas sobre el potencial mortal del animal.
Con una buena constricción de tensión, la araña de Kaleb escapa inmediatamente y, a partir de ese momento, Arácnidos acelera el pulso. Esta raza particular (ficticia) de araña es una reproductora prolífica, por lo que la criatura pronto se convierte en cientos. Inteligentemente, parecen arañas domésticas comunes, por lo que las primeras escenas, el cineasta utilizó arañas reales escabulléndose por las paredes o deteniéndose en el borde del encuadre, escenas que realmente provocan un escalofrío reconocible y genuino. Pero estas arañas tienen una picadura que mata a un hombre en minutos, por lo que el edificio se pone rápidamente en cuarentena, y pueden crecer enormemente.
Pronto, Kaleb, Manon, el amigo de este, Jordy (Finnegan Oldfield), la novia de Jordy, Lila (Sofia Lesaffre) y su compañero residente Mathys (Jerome Neil), se enfrentan a monstruos de ocho patas que crece y se reproduce por minuto, todo desarrollado con unos efectos visuales que ya deseara las películas de Hollywood hacer.
Vanicek es lo bastante inteligente para no solo colocar a los personajes en esta situación aterradora, sino que utiliza el evento para desarrollarlos, especialmente la animosidad latente desde hace mucho tiempo entre Kaleb y Jordy, amigos de la infancia cuyos sueños de abrir un zoológico de animales exóticos para los niños locales se arruinaron por una pelea. Además, el entorno del edificio se presta para hacer una crítica al gobierno francés sobre el descuido que viven estos edificios con muchos habitantes y no se les da el mantenimiento debido, aparte también hace su mirada a las discriminaciones de clases, y sin duda también hay elementos alegóricos en juego aquí; sus protagonistas son las “alimañas” desfavorecidas de la sociedad parisina, ignoradas y efectivamente sacrificadas por las autoridades como vemos en el acto final. Temas sutiles y bien manejados por el guion, pero todos estos elementos pasan a un segundo plano frente al drama de supervivencia.
Lo mejor del filme es la forma en que el cineasta se apoya en el trabajo de cámara cinético y ágil de Alexandre Jaime, que ocasionalmente pone un ángulo desorientador a la altura de un insecto en los procedimientos, resulta intensivo, mientras que el montaje es rápido y ágil, lo que sirve en el espectador para sentir ese miedo a las arañas, todo adornado por una partitura intensa y llena de cuerdas que se combina con el diseño de sonido que ayuda a amplificar la sensación de peligro y miedo.