Tye Sheridan es un joven paramédico prometedor que es guiado por Sean Penn a través de las calles más urbanas de Nueva York, en lo nuevo de Jean-Stéphane Sauvaire.
Asphalt City (2023)
Puntuación: ★ ★★
Dirección: Jean-Stéphane Sauvaire
Reparto: Sean Penn, Tye Sheridan, Gbenga Akinnagbe, Raquel Nave, Michael C. Pitt y Katherine Waterston
Disponible: Google VOD
Estrenada en la edición del 2023 del Festival de Cannes, el intenso drama de Jean-Stephane Sauvaire donde explora la creciente desesperación espiritual de un paramédico novato que no está preparado para el costo emocional de su desgarrador trabajo. Tye Sheridan está tremendamente convincentemente como este paramédico sin experiencia, junto con Sean Penn como su veterano compañero. Pero el implacable descenso a la oscuridad eventualmente se vuelve agotador en lugar de abrasador o revelador, haciendo que el filme termine cayendo en muchos lugares comunes, y unos cuantos clichés.
Cross (Sheridan) es un chico que se muda de Colorado a la ciudad de Nueva York, donde ha estado trabajando como paramédico en Brooklyn durante un par de semanas, con la mira puesta en ingresar a la escuela de medicina para convertirse en médico. Al chico se le asigna un compañero, en este caso es un veterano llamado Gene ‘Rut’ Rutkovsky (Penn), que toma a Cross bajo su protección. La pareja responde a llamadas al 911 que obligan a Cross a enfrentar espantosas emergencias que involucran sobredosis, incidentes de violencia doméstica y partos peligrosos en casas.
Basada en la novela de Shannon Burke, que se inspiró en sus experiencias en EMT en Nueva York, el director filma como si fuera una película de guerra para buscar capturar el caos y el dolor al que se van enfrentando Cross y Rut mientras se van sumergiendo en situaciones violentas y dolorosas, incluso estos paramédicos no solo se limitan simplemente a evitar que alguien muera: invariablemente se enfrentan a familiares en pánico o a entornos peligrosos, lo que solo complica aún más su trabajo. La cruda cinematografía de David Ungaro enfatiza la espeluznante atmósfera nocturna, donde la incesante luz roja parpadeante de la ambulancia se convierte en un motivo visual que sugiere el ansioso estado de alerta máxima que Cross siente, incluso cuando está fuera de servicio.
Sheridan y Penn se reencuentran después de haber coprotagonizado en el 2011 The Tree of Life, y en esta nueva película, ambos logran transmitir todas esas emociones que viven sus personajes, que nace de una relación muy volátil, Cross, más sensible, aprende rápidamente que necesita endurecerse para soportar la vida de un paramédico. Penn interpreta a Rut como un tipo duro que se muestra escéptico de que su nuevo socio pueda lograrlo, pero poco a poco se simpatiza con el joven idealista, aunque está un poco resentido porque Cross solo ve este trabajo como un trampolín hacia una futura profesión más elevada.
Desafortunadamente, a pesar del aplastante realismo de las actuaciones, Asphalt City no puede escapar de una sensación de familiaridad en la dinámica entre estos dos personajes. Muchas películas policiales involucran a un viejo profesional malhumorado y un recién llegado con los ojos muy abiertos y, aunque Sauvaire trasplanta esa relación al entorno agotador de los paramédicos, hay muy pocas sorpresas sobre cómo evolucionará cada personaje a lo largo de la película.
Esta previsibilidad es especialmente decepcionante, especialmente para el personaje de Cross, quien se desmorona cada vez más por los horrores que va viendo, arrinconando a que Sheridan no pueda ofrecer algo más que simplemente demostrar el deterioro mental de su personaje hasta tal punto que se vuelve monótono. Debido a que Rut ya es un veterano acérrimo, Penn es más mesurado, y el actor ganador del Oscar insinúa la profundidad del dolor bajo su barniz cínico, en particular cuando visita a su ex esposa Nancy (Katherine Waterston), una de las muchas ex esposas a las que ha decepcionado en el camino.
Algo curioso es que los casos que Ollie Cross y sus compañeros se involucran son con personas de color, latinos, Iranís o simplemente gente pobre, quienes a menudo son interpretados por actores no profesionales, haciendo que estos hombres blancos sean sus salvadores. Una delgada línea que recorre Sauvaire, no siempre con éxito, mientras presenta desapasionadamente este marcado contraste entre sus personajes principales blancos y las comunidades de inmigrantes y minorías a las que tienen la tarea de ayudar que no deja ser extraño, hipócrita en muchos casos.
Comprendemos que la cinta trata de querer honrar el heroísmo y el sacrificio de los paramédicos, pero la forma en que lo presenta y la hace lo pone en jaque, especialmente cuando Ollie se da cuenta de una terrible verdad que hay en el negocio de los paramédicos; un aspecto de eutanasia no reconocido en el trabajo, un mundo secreto en el que se deja que los casos sin esperanza mueran en la parte trasera de la ambulancia para mantener viable todo el negocio, algo fuerte y que valía la pena explorar, pero Sauvaire parece más preocupado por el explotar el sufrimiento de las minorías precarias.