Bird | Review

Andrea Arnold regresa con ‘Bird’, un un drama social con toques de realismo mágico que sigue a Bailey, una niña de 12 años criada por un padre inmaduro, mientras enfrenta la transición a la adolescencia. Su amistad con Bird, un misterioso vagabundo, explora la imaginación, la resiliencia y la vulnerabilidad infantil en un entorno marcado por la precariedad.
Bird (2024)
Puntuación: ★★★½
Dirección: Andrea Arnold
Reparto: Nykiya Adams, Barry Keoghan, Franz Rogowski y Jasmine Jobson
Disponible: Mubi

La interesante cineasta Andrea Arnold, reconocida por su enfoque en el realismo social y su habilidad para retratar la vida de las clases trabajadoras británicas, regresa a la pantalla con Bird, cinta protagonizada por la debutante Nykiya Adams como Bailey, una niña de 12 años que vive con su padre soltero, Bug (Barry Keoghan), y su hermano Hunter en una casa ocupada en el norte de Kent. Bug, un hombre inmaduro y despreocupado, dedica poco tiempo a sus hijos. A medida que Bailey se acerca a la pubertad, busca nuevas aventuras por su cuenta, encontrando refugio en su mundo interior y en la amistad con Bird (Franz Rogowski), un misterioso vagabundo que imita a los pájaros y viste de manera peculiar.

Bird, de 2021, recoge varios de los temas que han llamado la atención de Arnold a lo largo de los años, incluido el giro animalista de su película anterior, el documental Cow. Se siente como un regreso que también representa un paso adelante en su cine de ficción, cuya última entrega fue American Honey (2016).

Cargada con una de las mejores playlists del año, totalmente vibrante y llena de energía, Bird inicia su andadura desde el principio con una carrera en patinetes eléctricos a alta velocidad por las calles de Gravesend, al ritmo del himno de new punk “Too Real” de la banda dublinesa Fontaines D.C., cuyo estribillo —”¿Es demasiado real para ti?”— se convierte en un leitmotiv resonante.

Bailey, de doce años, vive en un apartamento cubierto de grafitis en lo que parece ser una casa ocupada de manera semilegal junto a su hermano mayor, Hunter, y su padre Bug, un irlandés sin empleo que reside en Kent y adopta una actitud distraída hacia la paternidad. Keoghan interpreta a Bug como un oportunista que vive al día. Es un gran padre si lo pillas cuando está de buen humor, pero al no ser mucho más que un niño, no tiene idea de cómo manejar a una preadolescente difícil.

Bailey ha aprendido a cuidar de sí misma, refugiándose en un mundo tan cerrado como la cortina que ha colgado sobre su cama. Graba vídeos cortos con su teléfono: gaviotas que revolotean sobre su cabeza, caballos y gente que conoce, como el misterioso Bird, un vagabundo que aparece después de que ella se despierta en un prado al borde de una autopista.

La narrativa se enriquece con la aparición de Bird, un enigmático nómada interpretado por Franz Rogowski, cuya relación con Bailey introduce elementos de realismo mágico en la trama. Este giro estilístico marca una desviación del enfoque habitualmente realista de Arnold, fusionando lo cotidiano con lo fantástico para explorar la imaginación y resiliencia de una niña en circunstancias adversas.

La película Fish Tank (2009) de Arnold también trataba sobre el viaje de una joven perdida en un hogar destrozado en las afueras de Londres, quien encuentra algo de consuelo en la naturaleza descuidada de los alrededores urbanos. En Bird, el mundo animal se infiltra en cada resquicio de la historia, logrando algo completamente audaz e inesperado con el tema, algo que exige mucho del espectador, pero que recompensa con creces nuestra indulgencia.

Nykiya Adams brilla en su debut como Bailey, aportando una actuación natural y conmovedora que ancla las partes más emotivas del filme. Su interpretación transmite tanto vulnerabilidad como determinación, capturando la transición tumultuosa de la niñez a la adolescencia. Por otro lado, Barry Keoghan ofrece un retrato matizado de un padre inmaduro y emocionalmente distante, mientras que Franz Rogowski, en el papel de Bird, introduce una mezcla intrigante de ternura y misterio que enriquece la narrativa, siendo su actuación el trabajo más interesante de la obra.

Con Bird, Andrea Arnold reafirma su talento para construir retratos humanos conmovedores y socialmente relevantes. Aunque en ocasiones ciertos elementos desvían las intenciones del comentario social, la película logra equilibrar el realismo con toques de fantasía. Al final, la cinta aterriza con éxito sus críticas sobre la vulnerabilidad infantil y la resistencia emocional frente a la adversidad.

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