Capitán América: Un nuevo mundo | Review

Harrison Ford aporta una interesante seriedad, y Anthony Mackie un carisma, pero esta es una nueva entrega de la saga de Marvel se siente cansada, y todo funciona más como un tráiler de dos horas para la siguiente película que como una obra en sí misma.
Capitán América: Un nuevo mundo (2025)
Puntuación: ★½
Dirección: Julius Onah
Reparto: Anthony Mackie, Danny Ramirez, Shira Haas, Carl Lumbly, Giancarlo Esposito, Liv Tyler, Tim Blake Nelson y Harrison Ford
Estreno en cines

Hace no muchos años, Marvel era sinónimo de entretenimiento. Sus películas ofrecían, al menos, la oportunidad de pasar un buen rato frente a un blockbuster que se iba construyendo dentro de una amplia red de películas. A través de referencias o cameos, las historias se entrelazaban para derivar en “algo más grande”, atando a los espectadores a ver la siguiente entrega con la esperanza de que las cosas, poco a poco, tuvieran sentido.

En este 2025, ya en plena fase 5 del UCM, llega a las salas de cine a nivel mundial la más reciente entrega de la saga del Capitán América, bajo el nombre de Captain America: Un nuevo mundo, marcando la primera vez que la franquicia no contará con la presencia de Steve Rogers (Chris Evans) tras los eventos narrados en Avengers: Endgame. Dirigida por Julius Onah, la película intenta retomar las subtramas presentadas en la serie The Falcon and The Winter Soldier, además de introducir nuevos personajes siguiendo la ya desgastada fórmula de Marvel.

Con Anthony Mackie a la cabeza, interpretando al nuevo Capitán América, el filme arranca de forma trepidante, buscando captar rápidamente la atención de la audiencia. Rememora, en mayor o menor medida, las entregas previas de la saga, solo que en este caso la intriga no está presente, haciendo que la película pierda intensidad desde el primer acto.

Como ya se vio en los distintos tráilers y avances, y siguiendo una línea predecible, el reto de llenar el legado de Steve Rogers es el principal motor del filme. Sin embargo, Sam, por razones que no quedan muy claras, lucha contra el gobierno, los prejuicios, el poder y la sociedad en sí para proteger a una nación que, en ningún momento, muestra el menor interés en considerarlo alguien importante para ellos.

Harrison Ford, como era de esperar, disfruta cada escena en la que aparece, ya que parece ser de los pocos actores que sabe lo que hace en el set. Esto es aún más evidente considerando que, en entrevistas y ruedas de prensa, ha afirmado sin tapujos que participó en el filme por dinero. Interpreta al presidente electo de los Estados Unidos, quien sirve como catalizador para que la trama de complots internacionales pueda arrancar, aunque sin aclarar bien qué es lo que está sucediendo. Las motivaciones no están claras, pero se agradece la introducción oficial del Adamantium dentro del UCM, abriendo la puerta, junto con lo sucedido en Deadpool & Wolverine, para que los mutantes, y en especial los X-Men, hagan poco a poco su entrada.

Es una pena que tanto presupuesto haya sido destinado a una película tan simplona como esta. Además, se desaprovechan personajes muy atractivos de los cómics, como la introducción del Red Hulk, Sidewinder (interpretado por Giancarlo Esposito, quien repite su actuación de Breaking Bad) o The Leader, quien en teoría será muy importante en las próximas entregas. Esto se agrava con una decepcionante escena post-créditos (sin hacer spoilers de ningún tipo).

En el aspecto visual, el filme deja mucho que desear. Aunque los combates cuerpo a cuerpo tienen coreografías decentes, los efectos especiales son de los peores que Marvel ha mostrado en años. Desde el CGI y los VFX hasta los fondos (especialmente esos espantosos cerezos en flor), todo parece haber sido desarrollado con pantallas verdes con poco o ningún esfuerzo. Esto hace que, en los momentos de acción (que no son pocos), la película pierda la poquísima seriedad que intentaba infundir a través de una dirección sin un rumbo claro. Aunque la obra busca hacer un comentario sobre la desigualdad y la importancia de un buen hombre ante la distribución del poder en una nación corrupta, el problema es que este discurso nunca pasa de ser superficial.

En conjunto, la película no logra escapar del evidente desgaste narrativo en el que ha caído el género de superhéroes, un vacío que parece no tener fin. Las películas están hechas en piloto automático, los actores involucrados no muestran interés y el conflicto no va más allá de un tipo con máscara (o en este caso, alas y escudo) tratando de detener a un “villano” que es malo porque sí y cuyo deseo es el dominio total del mundo, o algo por el estilo.

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