Desprecio es una miniserie de Alfonso Cuarón que combina su distintivo estilo visual con actuaciones destacadas, especialmente la de Cate Blanchett. A través de su complejidad narrativa, invita a reflexionar sobre la verdad, el juicio social y la cultura de la cancelación.
Desprecio marca el regreso de Alfonso Cuarón desde su trabajo como cineasta con la película Roma , y para este retorno lo hace con una colaboración ambiciosa que reúne un elenco estelar y una intriga literaria adaptada a la pantalla. Sin embargo, la serie oscila entre ser un thriller psicológico provocador y un ejercicio narrativo demasiado autoconsciente.
La historia sigue a Catherine Ravenscroft (Cate Blanchett), una periodista renombrada por su incansable búsqueda de la verdad. A lo largo de su carrera, ha construido su reputación revelando los delitos y transgresiones de otros. Pero su vida da un giro inesperado cuando recibe una novela titulada The Perfect Stranger , de un autor desconocido. Al empezar a leerla, se horroriza al descubrir que ella es la protagonista de una historia que expone sus secretos más oscuros, revelando detalles íntimos de un episodio que creía enterrado. Esto la lleva, inicialmente, a una espiral de paranoia para descubrir quién la acecha, enfrentando el riesgo de destruir todo lo que ha construido. Más tarde, comprende que todo forma parte de un plan de venganza dirigido hacia ella y su familia.
La novela que recibe Catherine pretende contar la historia de su vida durante un viaje a Italia dos décadas antes. Lo que ocurrió en ese viaje nunca se ha revelado, pero ahora amenaza con romper su matrimonio con Robert (Sacha Baron Cohen) y su ya deteriorada relación con su hijo Nicholas (Kodi Smit-McPhee).
La serie alterna perspectivas centradas en las vidas de Catherine y Robert, narradas por Indira Varma, y las del maestro jubilado Stephen Brigstocke (Kevin Kline), cuyo hijo Jonathan (Louis Partridge) también estaba en Italia al mismo tiempo que Catherine. A medida que más personas leen el libro, se desata el impacto en la familia Ravenscroft, así como en Stephen y su esposa Nancy (Lesley Manville). Con cada capítulo, las relaciones entre los personajes se desgarran, obligándolos a enfrentar quiénes son realmente las personas más cercanas a ellos y cómo ciertas revelaciones pueden cambiar la forma en que se ven a sí mismos ya los demás.
Mientras el conflicto fluye y refluye, los acontecimientos de The Perfect Stranger se despliegan en la pantalla. Está el ingenuo Jonathan, solo en el mundo por primera vez y listo para cualquier cosa; y está una Catherine más joven (Leila George), cansada e insatisfecha con su vida como madre. Parece haber una chispa entre ambos cuando Jonathan la capta con su cámara, y las cosas se intensifican a partir de ahí. Es una historia escabrosa y jugosa que no tiene reparos en ser sexualmente explícita, dejando una impresión duradera en la imaginación de todos. La mujer en el centro de la novela es universalmente ridiculizada como una figura egoísta y deplorable, y Catherine se siente irrevocablemente manchada por este ataque indirecto.
Alfonso Cuarón imprime su distintiva marca visual, caracterizada por planos largos, un manejo magistral de la iluminación natural y composiciones atmosféricas. La cámara explora los espacios íntimos de los personajes, reflejando su aislamiento y desmoronamiento interno. La fotografía, a carga de Emmanuel Lubezki, intensifica el suspense con tonalidades frías y sombras pronunciadas, evocando un thriller psicológico cargado de tensión. La narrativa intercala líneas temporales, un recurso que, aunque enriquecedor, requiere atención para no desorientar al espectador. Cuarón utiliza este enfoque para mantener el misterio mientras profundiza en las complejidades de los personajes.
El guion conserva la esencia de la novela de Renée Knight, pero Cuarón introduce elementos visuales y narrativos que potencian la atmósfera de misterio. La estructura de la serie equilibra momentos introspectivos con giros impactantes, aunque ciertos episodios intermedios pierden ritmo, prolongando innecesariamente algunas revelaciones. El tratamiento de los temas centrales —la responsabilidad ética de los periodistas, el impacto del pasado en el presente y los límites de la privacidad— resulta relevante y oportuno. Sin embargo, algunos de estos temas se diluyen en favor de la densidad temática.
El viaje en el que Alfonso Cuarón lleva a los espectadores exige que se mantengan atentos en todo momento. A lo largo de cada episodio, el espectador se ve obligado a juzgar a los personajes por sus acciones y decisiones.
Cate Blanchett está asombrosa, como siempre, interpretando a una mujer que debe soportar el juicio de todos sin saber cómo contar su versión de los hechos. Su actuación es electrizante, especialmente por su habilidad para transmitir emociones contradictorias —culpa, indignación y vulnerabilidad—, convirtiéndose en el ancla de la serie. Blanchett explora los matices del personaje, mostrando a una mujer poderosa enfrentada a su propia fragilidad.
Sacha Baron Cohen ofrece una actuación de peso como el esposo que, inicialmente atento, pronto se transforma en un ser que juzga sin conocer toda la verdad. Kodi Smit-McPhee, aunque excelente, no recibe suficiente material para brillar plenamente. Los más destacados de esta serie son Kevin Kline y Lesley Manville, interpretando a unos padres marcados por una tragedia que los motiva únicamente la venganza. Lo de Kline es extraordinario, quizás el mejor trabajo de su carrera.
La banda sonora, a cargo de Finneas O’Connell, marca su tercer proyecto como compositor. El joven músico crea una partitura inquietante que acentúa las diferentes dimensiones narrativas, evocando los escenarios británicos e italianos. Hay una belleza escondida en las escenas británicas descoloridas y una fealdad latente en las brillantes secuencias italianas. Cuarón utiliza la música como una herramienta narrativa, tejiendo una historia completamente intrigante y emocionalmente devastadora.
Desprecio es una miniserie ambiciosa que combina el estilo visual característico de Alfonso Cuarón con actuaciones de primer nivel. Aunque su ritmo y complejidad narrativa pueden dividir opiniones, es una obra que recompensa a quienes buscan una experiencia intensa y reflexiva. Cate Blanchett reafirma su estatus como una de las grandes actrices de su generación, mientras Cuarón demuestra nuevamente su habilidad para explorar los rincones oscuros de la condición humana. Además, profundiza en conceptos como la verdad y cómo juzgamos a las personas basándonos únicamente en lo que leemos, escuchamos o, en este caso, en un libro. Una serie que reflexiona de manera certera sobre la cultura hipócrita de la cancelación.