Girasoles silvestres | Review

La nueva película de Jaime Rosales es un retrato de la evolución sentimental de una joven madre interpretada brillantemente por Anna Castillo, en un filme a veces desenfadado sobre la masculinidad tóxica.
Girasoles Silvestres (2022)
Puntuación: ★★★½
Dirección: Jaime Rosales
Reparto: Anna Castillo, Oriol Pla, Quim Àvila Conde, Lluís Marqués, Manolo Solo y Carolina Yuste
Disponible: VOD Google Play

Girasoles Silvestres es un historia contada en tres partes sobre una joven madre que lucha por formar una familia, cuya visión de Jaime Rosales es un retrato natural sobre los deseos, la ilusión, la toxicidad masculina y las formas de convivencias familiares; todo construido con una notable atención a la veracidad emocional, encarnada principalmente en una historia cautivadora, a veces desgarradora y siempre identificable, sostenida por la brillante y sensible actuación de Ana Castillo.

Ana Castillo retrata en esta película a Julia, una madre de dos niños que, aunque está advertida, se enamora de un hombre que transmite tanto encanto como toxicidad. Cuando esta relación se desmorona, busca recuperar la que tenía con el padre de sus hijos, que la termina desilusionando todavía mucho más, situación que la lleva a terminar en una relación amorosa en brazos de un hombre que es “más inteligente que guapo”, como lo describe en un momento el personaje. 

Estos tres episodios son aprovechados por Rosales mostrarnos la idea de lo que es la evolución sentimental de su persona, en este caso en una madre joven, que primero decide dejarse llevar por la diversión juvenil y los arranques sexuales, hasta intentar reconstruir algo roto y tomar las riendas de su vida cuando se enfrenta a serios contratiempos, donde tiene que aprender a tomar decisiones importantes y pensar siempre en sus hijos. Lo más interesante del guión, es la forma en que se nos va construyendo el personaje de Castillo, ya que no se conforma con lo que se le presenta, sino que empuja, aprende a distinguir lo que ella no quiere y sigue buscando la felicidad y el equilibrio.

La primera historia de Julia es con Oscar, donde se nos habla sobre la pasión, y cuando solo nos fijamos en el físico; incluso la cinta intenta tomar un giro hacia el drama del abuso doméstico cuando de repente nos encontramos con una de esas elipses muy al estilo de Rosales, y el personaje de Oscar desaparece tanto de la película como de la vida de Julia. Luego de esa situación, ella lleva a los niños a donde Marcos, el padre de ellos, en busca de una segunda oportunidad. La escena clave de esta segunda sección tiene al bien intencionado pero algo inútil Marcos, ante la angustia absoluta de ambos padres, perdiendo a su hija durante un juego del escondite. Rosales agrega otra elipsis aquí, ya que nos damos cuenta de que el guión ha optado por estar menos interesado en mostrar las consecuencias narrativas de los eventos, también conocidos como trama, que en los efectos que tienen sobre las personas, también conocidos como personajes. Puede ser desorientador, pero funciona al dejar que sea la inteligencia del espectador completar esas elipses.

Es así como llegamos a la tercera historia, donde Julia decide intentar una vez más una familia con Alex, personaje que habíamos visto ocasionalmente en la vida de ella, y representa una posible tercera oportunidad. Las cosas comienzan a arrastrarse un poco a lo largo de este tercer acto, pero poco a poco asciende a una conclusión maravillosa y nos deja esa sensación de que en cualquier relación siempre hay momentos difíciles, pero está en uno poder continuar y luchar. 

La fotografía de Helene Louvart juega con diferentes planos en momentos claves, como por ejemplo cuando Oscar nos habla directamente a la cámara tanto a nosotros como a Julia: el efecto es aterrador, o cuando incluye una escena de baile larga pero maravillosamente ejecutada para darnos esos momentos de arrebatos del personaje, o la forma que nos muestra la búsqueda de la niña perdida. 

Girasoles Silvestres es un viaje para comprender las distintas masculinidades, desde la más cromañón hasta la moderna, pasando por la inmadura e indecisa, temas recurrentes en su director, también nos habla de la soledad (o la necesidad de evitarla), las relaciones personales y los giros bruscos de la vida, y la eterna búsqueda de la felicidad. 

 

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