El demonio de la monja del universo de ‘El Conjuro’, regresa en esta nueva entrega cuya misión es un misterio incluso para Taissa Farmiga.
La Monja 2 (2023)
Puntuación: ★½
Dirección: Michael Chaves
Reparto: Taissa Farmiga, Jonas Bloquet, Storm Reid, Anna Popplewell, Bonnie Aarons y Katelyn Rose Downey
Disponible: En cines
El director Michael Chaves solo tenía una tarea, que era hacer algo mejor con respecto a la cinta original de 2018 sobre este personaje del universo de El Conjuro, pero el resultado es exactamente el mismo: una película de terror convencional, con cero desarrollo y cargado de sustos baratos, que solo le dará miedo aquellos que no hayan visto mejores cintas del género.
Taissa Farmiga regresa como la hermana Irene, y ahora es la enviada (porque sí, porque el guion lo dice, y por la inclusión lo indica o porque el nominado al Oscar Demián Bichir les dijo NO)a luchar contra el demonio que casi la mata cuatro años antes. La Monja II tiene una primicia algo interesante, pero su desarrollo encuentra una vez más de enredar su propia trama, que es aún más ridícula.
Michael Chaves toma el rol de director de esta nueva entrega de la saga de El Conjuro, compuesto por nueve películas (hasta la fecha) entre ellas las tres películas de Annabelle, la muñeca poseída por un demonio. Chaves no es ajeno a este universo, de hecho ha dirigido dos películas más: La maldición de la Llorona (2019) y El Conjuro: El diablo me obligó a hacerlo (2021). Todas estas películas, ambientadas entre 1952 y 1982, supuestamente se cruzan, cuyo eje central son las historias de los investigadores paranormales Ed (Patrick Wilson) y Lorraine Warren (Vera Farmiga), a quienes conocimos por primera vez en El Conjuro de 2013.
Volviendo a La Monja, cuya historia se centra en el demonio llamado Valak apareció por primera vez en El Conjuro 2 de 2016, su impacto en el público fue tremendo que decidieron crear su propia película La Monja en el 2018 y se convirtió en la cinta más taquillera de la franquicia por el momento. Sin embargo, los guionistas de La Monja II, Ian Goldberg, Richard Naing y Akela Cooper, no exigen un conocimiento más amplio de su audiencia, ni asumen estar familiarizados con la primera película; de hecho, por momentos se olvidan del canon del universo y se sacan ideas de la manga que no tienen sentido, siguen alargando algunas ideas como el casting de Taissa Farmiga, hermana de Vera Farmiga en la vida real, que dicha elección sugiere un vínculo entre los personajes de Irene y Lorraine Warren, incluso algunos fanáticos especulan que puede ser la misma persona, aunque por ahora seguimos sin respuesta alguna.
Después de haber desterrado (o eso creía ella) a la monja demonio Valak del monasterio de Santa Carta en Rumania cuatro años antes, Irene se sorprende al ser informada “por Roma” de que Valak sobrevivió y está atravesando Europa como turista por su casa. Dado que el antiguo compañero de Irene, el padre Burke (Demian Bichir), lamentablemente “murió de cólera”, ahora ella es la única que puede luchar contra el ente, y para ello se le une la hermana Debra (Storm Reid), y en un dos por tres las monjitas detectives rastrean la actividad del bicho hasta un internado de niñas ubicado en la Francia rural. Aquí, Irene se encuentra con Maurice (Jonas Bloquet), el hombre que le salvó la vida en la primera película, pero que ahora está poseído por Valak.
Bueno, entre jaladas de guion, agujeros y torpezas, Valak busca un artefacto bíblico para, ¿?, realmente no sabemos para qué, pero vamos a decir que busca conquistar el mundo. Mientras espera que lo encuentren, se involucra en una serie de trucos de salón baratos: apareciendo repetidamente como la ahora familiar monja imponente, de rostro pálido y dientes afilados (Bonnie Aarons). No está claro por qué un demonio cambiaformas tan poderoso se ha aferrado a su disfraz de monja, lo que tenía cierto sentido en el escenario de la primera película, pero ahora parece redundante y sin sentido.
La cinta tiene algunos buenos momentos como si primera escena o una que involucra un puesto de revistas en un callejón desierto, pero fuera de esos momentos todo lo demás es soso, aburrido y torpe, que el director solo construye a través de interminables sobresaltos y música grandilocuente en lugar de tomarse el tiempo para generar una tensión real.