La película más esperada del UCM en 2025 cumple a medias, presentando la entrega visualmente más impresionante de la franquicia, pero quedándose corta en el desarrollo de una historia que apuesta por lo seguro en todo momento.
Los 4 Fantásticos: Primeros pasos (2025)
Puntuación: ★★★½
Dirección: Matt Shakman
Reparto: Pedro Pascal, Vanessa Kirby, Ebon Moss-Bachrach, Joseph Quinn, Ralph Ineson, Julia Garner, Natasha Lyonne y Paul Walter Hauser
Estreno en cines
Antes de que personajes como Iron Man o Thor fueran elevados al estatus de íconos de la cultura popular contemporánea gracias a las películas y crossovers que han definido al Marvel moderno, los superhéroes más reconocidos a nivel mundial —desde los cómics hasta las series animadas— eran Spider-Man y, en especial, Los Cuatro Fantásticos. En su unidad, este grupo siempre ha demostrado que, para enfrentarse a los diversos peligros y amenazas que se les presentan, la suma de sus partes genera una fuerza casi inseparable.
Bajo esta premisa nace la nueva entrega de la franquicia, una película que ha generado altas expectativas no solo por el nivel de estrellas que conforman el reparto, sino también porque es la primera vez que la “primera familia” de Marvel recibe la oportunidad de brillar en el centro del UCM. Además, parece posicionarse como el puente hacia Avengers: Doomsday, cinta que promete reunir a varios Vengadores clásicos junto con la irregular nueva camada de héroes que integran las confusas fases recientes del universo cinematográfico.
La fatiga dentro del subgénero es real. Aunque de vez en cuando aparecen títulos que desafían las fórmulas establecidas —como Superman de James Gunn o incluso Thunderbolts—, en la mayoría de los casos nos encontramos ante obras olvidables que solo los fanáticos más acérrimos logran disfrutar del todo. Fantastic Four: First Steps se ubica en un punto intermedio: si bien es cierto que la cinta no arriesga demasiado, existen suficientes elementos para afirmar que funciona y que complacerá a la mayoría de los espectadores que asistan al cine con expectativas moderadas.
Uno de los grandes aciertos es que, desde el primer momento, se establece que la familia lleva varios años siendo reconocida como superhéroes, evitando así la necesidad de contar nuevamente cómo Reed, Sue, Johnny y Ben obtuvieron sus poderes. En lugar de eso, los presenta como los protectores de una Nueva York retrofuturista en el universo alterno Tierra-828, retratándolos como una familia completamente operativa, con roles y dinámicas bien definidas. Este enfoque se agradece, ya que permite que la película se sienta refrescante, especialmente al mantener su escala contenida y centrar el conflicto en el desarrollo de sus protagonistas.

La mayor virtud de la cinta está en su apartado visual y técnico. Cada escena está diseñada con un nivel de detalle impresionante. El diseño de producción destaca al evocar una estética futurista que remite a los talk shows de la era pride de mediados del siglo XX, un recurso que Matt Shakman ya había utilizado con éxito en Wandavision. Ambos proyectos parecen compartir la misma ciudad, lo que añade una capa de coherencia narrativa. Esta atmósfera se ve potenciada por una fotografía que convierte cada plano en una experiencia visual placentera. El vestuario está a la altura y las actuaciones se alinean perfectamente con el tono propuesto.
El elenco es otro de los grandes aciertos. Pedro Pascal encarna a Reed Richards con una presencia que parece sacada directamente de los cómics; su química con Ben, interpretado por Ebon Moss-Bachrach, resulta genuina y emocionalmente efectiva. Joseph Quinn aporta carisma como Johnny, mientras que Vanessa Kirby se roba cada escena en la que aparece (como era lo lógico). Su personaje, además, funciona como el ancla emocional del conflicto, ya que el nacimiento de Franklin —tal como en el material original— marca un punto de inflexión tanto en la trama como en el equilibrio del universo.
En cuanto a los antagonistas, Silver Surfer y Galactus —revelados en los tráilers— representan una amenaza real para la familia. Galactus, en particular, gracias a la imponente voz de Ralph Ineson y al uso inteligente de cámaras y juego de luces, resulta verdaderamente aterrador. Por primera vez, su presencia está a la altura del personaje en los cómics. Sin embargo, los problemas surgen cuando la historia se aleja del melodrama familiar, cayendo en giros seguros y predecibles. Esto provoca que el tercer acto pierda intensidad y el desenlace resulte decepcionante, considerando las virtudes previamente expuestas. Las debilidades del guion, hasta entonces disimuladas por el deslumbrante apartado visual, quedan en evidencia.
Como conjunto, el filme representa un paso en la dirección correcta para Marvel y el UCM, que parece encaminarse hacia su próximo gran evento. Aunque esta ruta pueda parecer reiterativa o poco inspiradora, la película garantiza un buen rato en la sala de cine. Cada intérprete aporta carisma, y lo mejor: no se necesita haber visto decenas de series o películas en Disney Plus para entender y disfrutar la historia. Además, las dos escenas post-créditos funcionan como augurio de que lo que viene podría ser, finalmente, algo emocionante.