Lucha o Vuela es una frenética y sangrienta película de acción que combina humor negro, violencia estilizada y ritmo imparable a bordo de un avión lleno de asesinos, que se eleva por una entrega divertida de Josh Hartnett.
Lucha o Vuela (Fight or Flight) (2025)
Puntuación: ★★★½
Dirección: James Madigan
Reparto: Josh Hartnett, Katee Sackhoff, Charithra Chandran y Marko Zaror
Disponible en Prime Video
Con Lucha o Vuela (Fight or Flight), el director James Madigan —hasta ahora conocido como especialista en segundas unidades— debuta en el cine de acción con una propuesta que, aunque consciente de sus excesos, encuentra en ellos su virtud. Esta película, ambientada a 30,000 pies de altura, no pretende reinventar el género, pero sí lo abraza con un entusiasmo que bordea el delirio, entregando una experiencia visceral, energética y sorprendentemente entrañable.
Josh Hartnett, quien en los últimos años ha tenido un modesto pero sólido regreso al cine de género —como ya lo demostró en Trap—, se convierte aquí en el alma y el ancla de una historia que, de otra forma, correría el riesgo de diluirse en su propia hipérbole. En la piel de Lucas Reyes, un mercenario retirado con un pasado turbio y una botella siempre al alcance, Hartnett encarna a un protagonista que combina carisma decadente, habilidad física y un humor fatigado que lo distancia del típico héroe de acción acartonado. Su presencia nos recuerda por qué, en otro contexto industrial, su carrera habría tomado rumbos mucho más estelares.
La premisa es tan simple como delirante: proteger a un objetivo conocido solo como “El Fantasma”, cuya identidad es desconocida, en un avión lleno de asesinos decididos a eliminarlo. La ironía del título —Lucha o Vuela— no pasa desapercibida: en este contexto, huir no es una opción. La violencia estalla desde los primeros minutos con una coreografía estilizada y grotesca, que parece más influenciada por los dibujos animados de Itchy & Scratchy que por el realismo de Bourne o John Wick. Esta aproximación hiperbólica alcanza niveles surrealistas, desde una motosierra que aparece en plena cabina (sin que nadie se cuestione su paso por seguridad) hasta cerebros estampados en lámparas y brazos cercenados con precisión quirúrgica. Es cine pulp en su forma más descarnada, pero también más honesta.

El mérito de Madigan es entender que la clave del espectáculo no está solo en la violencia explícita, sino en el ritmo. La película nunca pierde velocidad; cada enfrentamiento parece superarse en brutalidad y creatividad, pero sin dejar de lado a sus personajes. Reyes comparte pantalla con Isha (Charithra Chandran), una azafata que aporta humanidad, ingenio y un contrapunto emocional necesario para que la película no se desmorone bajo su propio caos. Chandran —conocida por Bridgerton— encuentra en este papel una oportunidad para expandir su registro actoral, demostrando una soltura y carisma que resisten el vértigo del montaje.
Aunque el guion no se molesta en disimular sus convencionalismos, sí se permite guiños autoconscientes que evidencian una actitud lúdica. La jefa de seguridad (interpretada con rudeza eficaz por Katee Sackhoff) introduce a Reyes como el clásico “arma suelta” de manual: retirado, desobediente, renegado. Pero más allá del cliché, hay un tono juguetón, casi meta, que hace que el espectador se ría con la película, no de ella.
Lucha o Vuela no es un filme para estómagos sensibles, ni para quienes buscan sofisticación narrativa. Es una carta de amor al cine de acción de serie B, a los héroes desgastados pero funcionales, a las tramas imposibles que cobran vida gracias a la convicción de quienes las ejecutan. Lo que podría haber sido una anécdota olvidable en el catálogo de acción digital se convierte, gracias a la entrega de Hartnett, la dirección frenética de Madigan y la electricidad de sus secuencias, en un entretenimiento brutalmente disfrutable.
No todos los vuelos son seguros. Este, en cambio, garantiza turbulencias… y mucha sangre.