La antigua estrella de Vine, Rudy Mancuso lleva su talento artístico y musical al cine a través de su encantador debut llamado Música.
Música (2024)
Puntuación: ★★★½
Dirección: Rudy Mancuso
Reparto: Rudy Mancuso, Camila Mendes, Francesca Reale y Gabriela Amerth .
Disponible en Prime Video
Música, es una comedia romántica sobre un joven brasileño cuya vida se complica por una sinestesia basada en la música que lo pasa distrayendo, en sí, la obra es algo convencional en casi todos los sentidos, pero la forma en que se monta la historia es lo que la hace atractiva. Esto no debería sorprendernos considerando la mente detrás de este proyecto: Rudy Mancuso, la ex estrella de Vine, quien era una de las cinco personas más seguidas en la popular aplicación de videos cortos antes de que cerrara en enero de 2017. Después de eso, los talentos de Mancuso, cuyo corazón siempre fue su oído para la música, se canalizaron hacia otros proyectos populares, como clips en redes sociales y videos virales de YouTube. Ahora, el virtuoso chico del Internet ha querido dar el salto más grande de su carrera pasando de los videos cortos al cine de largometrajes, con su propia película, la cual dirige y escribe.
Mancuso realmente hizo este proyecto lo más personalmente posible, no solo es el director y escritor de la película, que trata sobre su propia vida, sino también la protagoniza. Incluso eligió a su madre para interpretar a su madre en pantalla.
En Música, Mancuso se interpreta a sí mismo, como un joven acosado por una sinestesia –que el propio Mancuso posee– que le hace escuchar ritmos en sonidos cotidianos. Rudy (nombre del personaje) vive con su madre, que lo presiona para que salga con una linda chica brasileña para poder acelerar su vida hacia la felicidad conyugal. Mientras tanto, Rudy está dividido: entre su exnovia blanca y que no le cae bien, Haley (Francesca Reale) e Isabella (Camila Mendes), la belleza brasileña de su vecindario predominantemente por brasileños que viven en un barrio de New Jersey.
Pero estar dividido entre los dos intereses amorosos también crea una división potencial a lo largo de toda su vida: Isabella apoya su deseo de hacer que su espectáculo de marionetas (que actualmente representa en el metro) funcione como una opción financieramente viable, mientras que Haley lo quiere para reducir sus gastos y utilizar su carrera casi terminada para conseguirle un trabajo regular y estable. Aún más serio, Haley quiere mudarse a la ciudad de Nueva York, mientras que Isabella está decidida a permanecer en New Jersey.
Lo sorprendente de todo esto, es que la trama está narrada con mucha música y con grandes coreografías que el propio Mancuso desarrolló, pero sobra decir que estamos antes un “musical antimusical”, cuya etiqueta es lo bastante precisa. Aunque nadie se pone a cantar, la música existe durante todo el viaje, y eso las escuchamos en trabajos y actividades cotidianas, como viajes en autobús y comidas en un restaurante local. Si bien algunos de estos encajan fácilmente en el contexto narrativo de la acción, como un breve, pero animado número de samba que Rudy imagina estallar durante una feria del vecindario, otros son menos convencionales como un juego musical de sonidos cotidianos formados en ritmos brasileños.
A pesar de toda esa creatividad y magia técnica, como los cortes del montaje que cambian como si fuera una obra de teatro, la trama en sí y el desarrollo de los eventos no son nada nuevo, realmente no hay nada que contar que sea interesante. Esto sorprende sabiendo que el creador es alguien que ha triunfado haciendo propuestas atrevidas con su arte, con su música, y con un humor bastante picante, como los chistes sobre ser latino, o sobre la condición humana.
Para aquellos que conocen al artista, todo está ahí: los interludios musicales, la edición excesivamente llamativa y, sí, incluso los queridos y divertidos títeres. Innumerables veces en la película, hay un truco de la cámara o una escena que hará que un Vine-head asiente y diga: “Ah, un clásico de Mancuso”. Quizás nada ejemplifica mejor esto que el período previo al clímax de la historia, en el que Rudy tiene un romance con Isabella y Haley en una secuencia de fechas diferentes que suceden en una sola toma de fondos y muebles rodantes, cambios rápidos visibles y extras meticulosamente coreografiados, pero pese a todo lo lindo que se ve, sabemos como va a terminar esa escena.
Es por eso, que pese a la propuesta visual del proyecto, Música se vuelve excesivamente indulgente e incluso cursi a veces. La narrativa se divide innecesariamente en cuatro secciones diferentes, con tarjetas de título que las nombran en una fuente inspirada en la notación musical: melodía, dinámica, disonancia y armonía. Y el desarrollo de la trama está marcado por una escena recurrente de un hombre desaliñado en el metro, rasgueando su guitarra y, para la imaginación de Rudy, cantando letras que detallan dónde se encuentra Rudy en su vida, situación que solo hace subrayar lo que ya sabemos, pero al final ese detalle no le quita que sea inusualmente refrescante.