Joaquin Phoenix vuelve a formar equipo con el director Ridley Scott para llevar a la pantalla la vida del emperador francés Napoleon. Con unas impresionantes secuencias de combate que te atrapan, mientras intenta construir los impulsos o motivaciones de este cerebro militar.
Napoleón (2023)
Puntuación: ★★★
Dirección: Ridley Scott
Reparto: Joaquin Phoenix, Vanessa Kirby, Tahar Rahim, Rupert Everett, Mark Bonnar y Ludivine Sagnier
Disponible: En cines
Ridely Scott regresa al cine con la figura de Napoleón Bonaparte, que es presentado como un hombre que simplemente es una fuerza de la naturaleza: inmutable, arrogante, terminalmente insatisfecho, que solo se mueve bajo sus propios pensamientos. Personaje que es interpretado por Joaquin Phoenix, que amplifica los considerables defectos del hombre. La película es una especie de biografía interesantemente medida que camina entre las ansias de poder de Bonaparte y su relación malograda con Josphine (Vanessa Kirby).
Sobra decir la calidad de dirección de Scott a la hora de construir las escenas de batallas, realmente son excepcionales, y son lo mejor del filme. Dichas escenas se irán intercambiando con momentos románticos entre el emperador y su esposa. El guion corre a cargo de David Scarpa, el mismo que trabajó con Scott en la cinta All the Money in the World. Napoleón es el tipo de epopeya de prestigio que podría cortejar a los votantes de los premios, tanto por la actuación de Phoenix como por el trabajo técnico. Además del atractivo que tiene el personaje, uno que ha fascinado al público y al cine desde la tan publicitada película muda de 1927 de Abel Gance.
La nueva película del emperador abarca unos 30 años, desde la década de 1790 hasta la de 1820, y sigue a Napoleón (Phoenix) en su búsqueda de hacerse un nombre, habiendo sido visto desde el principio de su vida como un don nadie sencillo de Córcega. Pero aunque carece de gracia social, su astucia en el campo de batalla pronto le granjea la admiración de sus superiores. Al mismo tiempo, se enamora de Josephine, una viuda que rápidamente deduce que él puede mejorar su posición social, incluso si no es el más encantador o apuesto de los individuos. Después de que un golpe exitoso lleva a Napoleón al poder, este planea derrotar a los vecinos de Francia en su intento por controlar Europa.
David Scarpa se resiste a glorificar a Napoleón y, en cambio, lo ve como una figura curiosa cuya ambición indomable impulsó cada una de sus acciones. Phoenix, oculta astutamente el mundo interior de su personaje; de hecho, es alguien que tiene miedo de exponerse, debido a que piensa que hacerlo es un signo de debilidad. Ya sea cortejando a Josefina o haciendo ruido con sus enemigos, Napoleón se niega a rendirse, confiando en que eventualmente todo caerá ante él. Puede ser que esto sea uno de los puntos más atractivos del guion, ya que el material nunca juzga el egocentrismo, o la mezquindad y orgullo que tenía el personaje.
Kirby desempeña un papel fundamental, aquí es Josephine, la única persona que atraviesa el comportamiento intimidante de Napoleón. Tan obstinada como su futuro marido, Josephine bromea, se burla y se mantiene firme, revelando a Napoleón el hecho de que está tan hechizado por ella que al final cederá a sus exigencias. Este no es un romance sencillo en el que un personaje le enseña al otro cómo ser una mejor persona; más bien, es una deliciosa batalla entre iguales, en la que Napoleón a menudo se ve deshecho por sus celos y vulnerabilidad, cometiendo errores tácticos con Josephine que nunca permitiría en el campo de batalla.
Podemos afirmar que Napoleón es especialmente más interesante cuando la cinta se concentra en la relación entre Napoleón y Josephine, ya que es cuando el material busca o intenta profundizar en los comportamientos del emperador, pero por alguna extraña razón esos momentos llegan a desentonar con el resto del material.
El diseño de producción y el vestuario son adecuadamente suntuosos, y el trabajo de efectos está realizado de manera impresionante, con trucos digitales que mejoran los efectos prácticos. Scott lleva al espectador al interior de algunas de las batallas legendarias de Napoleón, con la intención de ilustrar las estrategias detrás de estos violentos enfrentamientos. Napoleón, famoso por su baja estatura, es un gigante en estos momentos, y Phoenix comunica el inmenso placer de este hombre al burlar a sus enemigos. Entendemos que para Napoleón no se trata simplemente de ganar: quiere humillar a aquellos con quienes va a la guerra; en particular su famoso triunfo en Austerlitz, que es extraordinario tanto por su puesta en escena como por su forma de comunicar las emociones de Napoleón.
Dentro del reparto podemos encontrar a Tahar Rahim (totalmente desaprovechado), que como muchos otros personajes secundarios la cinta no lo termina de desarrollar, de hecho Rahim aporta carisma y elegancia a la primera hora de filme, pero luego deja de aparecer sin mucho desarrollo.
Sobra decir que Scott se toma algunas licencias históricas para hacerlo o más cinematográfico, o porque quería buscar transmitir otros aspectos que funcionarán más con el guion, como ocurre con el personaje de Josephine, presentada aquí como la clave para desbloquear la psique de Napoleón, pero que con frecuencia se siente discordantemente artificial como personaje. Puede ser que la versión de cuatro horas de Napoleón, que Scott ha revelado que se transmitirá a través de Apple TV+ en una fecha posterior, puede arrojar un poco más detalles sobre el personaje o sobre la relación de ellos, pero es poco probable que solucione los problemas fundamentales de tono que carga el filme, ya que no sabe si quiere ser una parodia del personaje, o un drama serio sobre un tirano que no supo medir su orgullo.