Oni Goroshi es un thriller de venganza dirigido por Seiji Tanaka, basado en el manga de Masamichi Kawabe. La película sigue a un asesino retirado que, tras perder a su familia y pasar doce años en coma.
Oni-Goroshi: Ciudad de los demonios | Review (2025)
Puntuación: ★★½
Dirección: Seiji Tanaka
Reparto: Tôma Ikuta, Masahiro Higashide, Miou Tanaka y Ami Tôma
Disponible en Netflix
El catálogo de Netflix continúa expandiéndose con diferentes propuestas cinematográficas, gracias a la amplia gama de producciones internacionales que alimentan el algoritmo. Entre todas ellas, el mercado asiático ha tomado un gran porcentaje de los productos televisivos. Aquí entra la película de hoy, titulada: Oni Goroshi.
Shûhei Sakata (Tôma Ikuta) es un asesino profesional que se retira para poder criar a su hija junto a su esposa de forma tranquila, hasta que en su último día es atacado por una nueva pandilla de asesinos que busca tomar el control de la ciudad. Como resultado, asesinan a su familia y, por accidente, lo dejan en coma. Doce años después, cuando la ciudad ya está bajo el dominio de esta organización, Sakata despierta para llevar a cabo su venganza.
Dirigida y coescrita por Seiji Tanaka, y basada en el manga de Masamichi Kawabe, nos ofrece un thriller de venganza repleto de gore, en el que la historia explora tanto la cultura japonesa como el lado oscuro de las instituciones públicas.
Sería erróneo pensar en esta película como la versión japonesa de John Wick o Kill Bill. Se trata de una adaptación de un manga que sigue varios tropos conocidos del género de venganza. La historia que nos presentan no es la más original: tenemos elementos recurrentes como la tragedia familiar, una organización excéntrica de criminales, policías corruptos (y otros no tanto), secuencias de acción con múltiples extras sirviendo de carne de cañón, y una línea argumental bastante predecible.
Dicho así, puede sonar decepcionante. No reinventa la rueda ni propone nada nuevo; es una historia de acción típica, vista en muchas otras producciones. Su mayor diferenciador radica en el uso de elementos de la cultura japonesa, como los Oni representados en las máscaras de los criminales, los rituales en los templos y el uso de armas tradicionales como la espada y el cuchillo del protagonista.

Además, la lógica interna de la historia responde más a la estructura de un manga que a la realidad, con combates extremadamente sangrientos y exagerados, heridas que parecen no afectar demasiado al protagonista, y villanos que, en los momentos más cruciales, se lanzan largos monólogos sobre sus malvados planes.
Estos elementos culturales pueden alienar a espectadores casuales no acostumbrados al estilo narrativo japonés. Sin embargo, para quienes ya conocen este tipo de historias, nada de esto resultará sorprendente. El tono es oscuro, aunque incluye toques de humor absurdo. En cuanto a los personajes, su construcción es poco profunda, pues la mayoría son caricaturas de villanos clásicos.
En el apartado actoral, las interpretaciones no son memorables. En especial, el protagonista carece de un elemento distintivo que lo haga destacar; es simplemente una hoja en blanco sobre la que se proyecta una tragedia. No obstante, la trama cuenta con un par de giros interesantes que añaden mayor profundidad a ciertos personajes.
La dirección no es particularmente innovadora, aunque cuenta con momentos visualmente atractivos. Destaca su manejo del ritmo en las secuencias de acción y la tensión que logra generar con algunos planos llamativos, como un tracking shot en un almacén o un traveling en una escalera. Si bien la acción no es la más icónica, sí es ingeniosa en su uso de la violencia, convirtiéndola en un espectáculo entretenido.
En contraste, la fotografía es monótona: plana, con una paleta de colores poco llamativa y sin grandes aportes en la construcción visual. Los planos generales y medios dominan la película, con algunos toques de CGI poco integrados.
Uno de los aspectos más destacados es la banda sonora de Tomoyasu Hotei, que combina instrumentos eléctricos y de viento para crear un score que va desde lo clásico hasta el heavy metal, aportando energía a las escenas clave.
No es la peor adaptación de un manga, pero tampoco una película imprescindible. Se trata de otro filme de acción y venganza con personajes planos, que apenas roza temas como la trata de personas y la corrupción en el sistema criminal. Incluso la propia película deja de lado varios de los planteamientos que introduce al inicio. Aun así, su corta duración, algunas buenas secuencias de acción, personajes llamativos y una excelente banda sonora la hacen disfrutable para los fanáticos del cine de acción asiático. Para el resto del público, probablemente será solo otra producción más en el extenso catálogo de Netflix.