“Roofing”: un retrato íntimo de la migración juvenil desde las márgenes rurales de Costa Rica

“Roofing” es un documental costarricense que reconstruye la experiencia migratoria de dos jóvenes de Pérez Zeledón que viajaron a EE. UU. en 2005 bajo el pretexto de una competencia de fútbol.

En el panorama del cine documental costarricense, surgen ocasionalmente piezas que, más allá de su factura técnica, logran capturar con honestidad un momento sociocultural determinado. El documental dirigido por Gabriela Hernández y Paz Fábrega se inscribe en esa línea, apostando por una narrativa centrada en el testimonio personal para abordar un fenómeno de largo aliento: la migración juvenil desde zonas rurales hacia los Estados Unidos, enmarcada en las complejidades del coyotaje y el anhelo de un futuro distinto.

En el año 2005, una red de coyotes organizó un viaje hacia Estados Unidos utilizando como pretexto una competencia llamada Dallas Cup, la cual sirvió como fachada para cubrir los gastos de traslado y hospedaje. Dos jóvenes de Pérez Zeledón se involucraron en esta travesía, y el documental narra, a través de sus voces, cómo fue ese proceso y las consecuencias que trajo consigo.

El filme nos adentra en las historias de vida de estos muchachos, así como en las de sus familias, mostrando cómo continuaron sus caminos después de semejante aventura. La narrativa sigue un estilo clásico de entrevistas lineales, donde se combinan los testimonios de familiares y expertos que participaron en aquel evento, intercalados con imágenes de la agricultura de la zona, videos caseros y fotografías que enriquecen el contexto.

La historia se divide en dos tónicas claras: por un lado, el recuerdo inocente y hasta cómico de los involucrados; por otro, un subtexto que insinúa el delicado tema de la migración ilegal a través de coyotes, aunque sin explorarlo en profundidad. El enfoque principal recae en la travesía de los jóvenes y en el crecimiento del anhelo por su tierra natal y sus seres queridos.

El documental se sostiene principalmente por los anécdotas personales, con apenas pinceladas del contexto socioeconómico de la época y de las razones que motivaron a estos jóvenes a emprender el viaje. En ese sentido, se percibe como una recopilación de relatos que, aunque valiosos, carecen de un hilo conductor fuerte que los unifique. Esto puede hacer que el resultado final se sienta más como una historia íntima que como una obra profundamente trascendental. Aun así, se convierte en un testimonio genuino de las personas que deciden dejar su patria en busca de nuevas oportunidades, al tiempo que nos ofrece una mirada sincera sobre la visión que tienen las zonas rurales de Costa Rica.

Desde el punto de vista técnico, la propuesta es modesta. La fotografía cumple su función, aunque en ocasiones parece limitarse a material de apoyo sin aportar un lenguaje visual más elaborado. La ausencia casi total de música extradiegética y un diseño sonoro funcional contribuyen a una experiencia sobria, sin grandes alardes.

Sin ánimo de desmerecer el esfuerzo, la producción puede sentirse cercana a los segmentos documentales que se transmiten en programas como 7 Días, más que a una experiencia cinematográfica profunda. Su mayor valor reside en la recolección de testimonios y en la representación de una vivencia local desde una perspectiva íntima y sencilla. Aunque el evento central no ocupa mucho tiempo en pantalla, el ritmo cotidiano y la duración de apenas una hora con veinte minutos permiten que se vea con ligereza. No destaca especialmente por su dirección o aspectos técnicos, pero tampoco cae en lo fallido. Es, en esencia, un relato honesto que podría acompañar una tarde tranquila.

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