Un filme que se sostiene por la química de Qualley y Abbott a la hora de interpretar a esta pareja retorcida; pero el guion da giros a la izquierda ya la derecha y nunca se vuelve emocionante pese a tocar temas actuales como la destrucción, el sexo, la manipulación o las agresiones en pareja.
Sanctuary (2022)
Puntuación: ★★★
Dirección: Zachary Wigon
Reparto: Margaret Qualley, Christopher Abbott
Disponible: VOD Google Play
Una hermosa joven llega a una lujosa habitación de un hotel donde un apuesto joven la espera, ella se sienta y le comienza hacer una serie de preguntas cada vez más personales y algo crueles. Rebecca (Margaret Qualley) es aparentemente una abogada que maneja la transición de poder de un CEO a otro para la corporación que Hal (Christopher Abbott) heredará, y ella debe probar su temple, cargada de tensión, y donde el director Zachary Wigon logra hacer un juego con la mirada de ambos personajes.
La escena inicial es tensa, y se puede decir que es la mejor del filme, Abbott difunde regularmente la tensión compensando y mintiendo abiertamente sobre cosas como su peso y altura, creando una sensación de confusión sobre si estamos viendo una comedia o un thriller.
Rápidamente nos enteramos de que Rebecca no es una abogada; ella es una trabajadora sexual, y más concretamente una dominatriz que ha sido contratada por Hal para realizar un escenario muy específico para su placer. Ella no está de acuerdo con la rigidez de su guion y dice que le gustaría tomar el control y darle lo que ella cree que su cliente quiere, de hecho a lo largo del filme la vamos a escuchar diciendo que ella sabe lo que necesita. Así comienza el juego de poder (¿o lucha?) que se desarrolla durante el tiempo de ejecución de la película.
La cinta se mueve bastante entre el thriller erótico bastante estándar con toques de comedia romántica, permitiendo comprender mejor quién tiene el control, qué quieren y, por supuesto, por qué. Pero como lo indicamos, Sanctuary no es exactamente un thriller y al llevarlo a ese terreno de romanticismo, la trama pierde bastante y el filme nunca se moja como quiere creer, por ejemplo: hay amenazas creíbles de violencia, pero termina siendo leve, las escenas sexuales nunca van al fondo, la cámara solo juega con ellas, y para vender sensualidad solo utilizan las miradas de los dos actores, haciendo que dicha tensión sexual se sienta leve. Por lo que película que fluctúa entre algo que aparentemente quiere ser tomado en serio como un thriller perverso y excitante, pero termina cayendo más en como una comedia romántica que se disfraza de algo más peligroso.
Lo mejor del filme es de Qualley y Abbott, juntos tienen una gran química, y es por ellos dos que el espectador se mantiene alerta sobre lo que sucede en la trama. Pero nunca pasa de lo “bueno” a algo más emocionante o memorable.
Realmente el filme no es malo, pero su problema es como se vende el producto, ya que quiere ser un poco Secretary(2002) que se movía en esos terrenos, pero la cinta de Steven Shainberg se arriesgaba bastante, cosa que Sanctuary lucha por decidir dónde quiere ser. Hay una escena de sexo genuinamente erótica que involucra un cuchillo y algunas conversaciones sobre procreación, pero toma menos de cinco minutos de esta película de más de 90 minutos, e incluso esta escena se siente menos perversa y poco sexy.