La actriz Paola Cortellesi debuta a lo grande con un filme que habla sobre el abuso doméstico agotador que vive una mujer luego de la posguerra, cuyo final es una sorprendente redención.
Siempre nos quedará mañana (2023)
Puntuación: ★★★★
Dirección: Paola Cortellesi
Reparto: Paola Cortellesi, Valerio Mastandrea, Romana Maggiora Vergano y Emanuela Fanelli
Vista en la semana del cine Italiano
La actriz y cantante italiana Paola Cortellesi rompió corazones y récords de taquilla en su tierra natal con este debut como directora. Un drama familiar de la clase trabajadora escandalosamente sentimental ubicado en la posguerra, lo que hace que la cinta tenga rasgos de ese cine neorrealista italiano, pero uno con toques mágicos que son interpretados con un estilo teatral. La película al mismo tiempo rinde homenaje a las primeras películas de De Sica y Fellini, y la propia actuación de Cortellesi está conscientemente en el espíritu de divas del cine como Anna Magnani, Sophia Loren y Giulietta Masina.
La cinta es una historia de abuso doméstico cuya heroína finalmente escapa de la misoginia y la crueldad, todo narrado con un estilo que roza el melodrama anticuado y descarado, pero todo construido para terminar en una reflexión de empoderamiento femenino.
Filmada en blanco y negro, y ambienta en una Roma llena de signos del renacimiento de la posguerra, eso incluye de largas colas frente a las tiendas mal abastecidas, pero los mercados al aire libre vuelven a estar llenos de actividad, los soldados estadounidenses patrullan las calles y el cambio se respira en el aire. Sin embargo, todo sigue igual para Delia (interpretada por la propia Cortellesi), que vive con su grosero y controlador marido Ivano (Valerio Mastrandrea) y sus tres hijos. Se espera que ella cocine, limpie, críe a los niños, cuide a su suegro anciano que está postrado en la cama, al mismo tiempo se le exige que contribuya tanto como sea posible a las finanzas del hogar mediante una variedad de trabajos ocasionales. A todo eso se le adiciona que Ivano cada vez que puede menosprecia a su mujer y le pega.
Amigos y familiares saben lo que está pasando en esa casa, pero nadie interviene. La película subraya constantemente la tiranía de una sociedad patriarcal donde los hombres deciden todo y se espera que las mujeres guarden silencio. Ivano es vago, tacaño y violento, y solo espera que el plan con su hija Marcella (Romana Maggiora Vergano) de frutos; que es se case en un matrimonio rentable con el encantador y educado Giulio (Francesco Centorame), cuya familia de clase media es bastante solvente, y así él se quita el tiro de la educación de su hija.
Delia se sostiene con la esperanza de un futuro mejor para su hija y la próxima generación. Se enfrenta a constantes recordatorios de lo diferente que pudo haber sido su vida, incluidos encuentros poco frecuentes con el mecánico Nino (Vinicio Marchioni), quien la considera el verdadero amor que se le escapó. La película comienza a cobrar impulso cuando Delia finalmente planea hacerse cargo de su propio destino.
La cinta no es perfecta, es un poco desigual en algunos puntos, pero se rescata bastante debido a que la cineasta pese a contar una historia sentimental, de sufrimiento y autosacrificio, Cortellesi la ejecuta con estilo, evitando caer en sentimentalismos baratos o cursis. Los momentos románticos más exagerados se ven socavados por un humor seco como la escena con un chocolate.
La verdadera sorpresa de la cinta de Cortellesi es su acto final, uno que el espectador no espera y que es un punto de inflexión en la trama, haciendo que la cinta lo una con un evento histórico que tiene que ver con los derechos de las mujeres en Italia.