La nueva película de Jon S. Baird con Taron Egerton cuenta la convincente historia de como Tetris entró en una lucha por los derechos de la licencia en una batalla desigual.
Tetris (2023)
Puntuación: ★★★
Dirección: Jon S. Baird
Reparto: Taron Egerton, Nikita Efremov, Oleg Shtefanko, Igor Grabuzov y Sofya Lebedeva
Disponible: Apple TV
En estos últimos años hemos estado teniendo un auge por contar historias sobre el mundo de los videojuegos, ya sea adaptando el juego como Dungeons & Dragons o contando un momento clave como fue el caso de Pinball, y ahora llega el turno de conocer la historia de Tetris, que en este caso relata el camino lleno de baches para llegar a las masas.
Basado en una historia real, Tetrisla es un thriller que ocurre durante la Guerra Fría que destaca una parte olvidada de la historia de la década de 1980 en la que los derechos por la licencia de Tetris entró en disputa, dando lugar a intrigas internacionales y apuestas literales de vida o muerte, mientras capitalistas en competencia viajaban a la Unión Soviética para obtener permiso para vender el juego de rompecabezas altamente adictivo. Taron Egerton aporta una energía desesperada a su papel como uno de esos empresarios que descubre cómo se conducían los negocios detrás del Telón de Acero.
En 1988, un desarrollador de juegos de origen holandés llamado Henk Rogers (Egerton), vive en Tokio con su familia y busca un éxito para mantener a flote su incipiente empresa. Fue entonces cuando se entera de Tetris, un juego ingeniosamente simple que es muy popular en la Unión Soviética y que consiste en manipular formas que caen para formar filas completas.
La cinta, busca el mismo efecto que The Social Network tuvo en 2010, transformando hábilmente los mecánicos de una línea de tiempo con momentos adyacentes más espectaculares, para así crear eventos que elevan el material. El trabajo de Jon S. Baird es lo suficientemente sólido tratando de crear esos momentos donde los personajes intentan y fallan, y al mismo tiempo es lo suficientemente entretenida como para justificar su existencia.
Creyendo que ha asegurado los derechos internacionales para diferentes formatos de juegos, incluida la próxima consola Game Boy de Nintendo, Henk está devastado al descubrir que otra entidad afirma que controla esas licencias. Para resolver el asunto, vuela a Moscú y se encuentra con el creador de Tetris Alexey Pajitnov (Nikita Efremov), quien está a merced de Elorg, la organización de tecnología informática del gobierno que finalmente determinará los problemas de derechos. Enfrentándose a otros pretendientes, incluido el rival londinense Robert Stein (Toby Jones), Henk ha apostado todos sus ahorros en adquirir los derechos de Tetris, pero su vida real puede estar en peligro una vez que la KGB comience a perseguirlo.
La historia es complicada y, a veces, el guionista, Noah Pink, se esfuerza por sintetizar sus diversos hilos en algo tan elegante como la película parece pensar que es. Hay varios tratados y acuerdos, divididos por formato y región, controlando diferentes partes y, a pesar de salpicar esta exposición con una banda sonora animada de los 80 y algunos efectos de 8 bits, puede resultar un poco agotador seguir el ritmo.
Desafortunadamente, a medida que Tetris se convierte en un drama sobre los complicados problemas de derechos del juego. El diseñador de producción Daniel Taylor y el director de fotografía Alwin Kuchler enfatizan el trabajo pesado de la burocracia soviética a través de la decoración monótona y la iluminación plana en las oficinas gubernamentales de Moscú, donde Henk se enreda con intermediarios como el adusto Nikolai Belikov (Oleg Stefan).
Egerton, logra un encanto que resulta atractivo para quienquiera que esté tratando de convencer en ese momento. El personaje es tan simple como los gráficos del juego que está tratando de vender con intentos rutinarios de desarrollar su vida familiar (¡el padre trabajador se pierde el espectáculo de baile de su hija en la escuela!) demostrando hacer menos en lugar de más para hacerlo parecer alguien con alguna cualidad distinguible. Dichos momentos familiares llegan incluso a estropear la emoción que se vive por la lucha de Tetris.
Baird intenta crear una atmósfera de temor creciente con la KGB tratando de intimidar a Henk, incluso amenazando a su familia en Tokio, pero a medida que la narración finalmente se llena de persecuciones de autos y escapadas ansiosas, presentando algunos de los mismos gráficos de los videojuegos que se habían incorporado anteriormente, el giro abrupto de la película hacia el thriller de acción se ejecuta de manera poco convincente. Queriendo ser tanto irreverente como apasionante,pero no todas las piezas encajan.