The Passenger de Carter Smith es una una road movie que juega con dos personajes incómodos, pero esa misma incomodidad curiosa entre ambos es su atractivo debido a sus actuaciones sólidas que aportan algo más.
The Passenger (2023)
Puntuación: ★★★
Dirección: Carter Smith
Reparto: Kyle Gallner, Johnny Berchtold, Liza Weil, Jordan Sherley y Matthew Laureano
Disponible: Paramount plus
The Passenger, es un thriller a menudo tenso que se sostiene por la química de sus dos actores protagonistas; Randy (Johnny Berchtold), un empleado tímido y callado de un restaurante de comida rápida que sufre de bullying por parte de algunos de sus compañeros de trabajo se ve atrapado en una crisis de otro empleado del restaurante. Ese otro hombre es el silencioso Benson (Kyle Gallner), quien en arranque de ira mata a todos sus compañeros de trabajo excepto a Randy, a quien obliga a esconder los cuerpos en el congelador y luego lo fuerza a irse con él.
Benson y Randy son contrastes increíblemente sorprendentes, y gran parte de la película se basa en la forma que se comunican la extraña pareja después de la escena inicial de la masacre. Lo que hace atractiva la obra es que no se trata de esperar justicia ni de ese galimatías de “ser hombre”. El control que Benson tiene sobre Randy mientras conducen no lo afirma un plan inteligente, sino más bien la sensación dominante de poder de la que Randy nunca ha tenido en su vida. Benson realmente nunca considera las posibles decisiones de Randy, tampoco se plantea huir a un campo abierto, pero sabe profundamente que Randy no lo desafiará, y no pedirá ayuda. Y no lo hace.
El guion juega con esta dinámica durante mucho tiempo y sobre eso construye toda su trama, lo que al mismo tiempo le pasa factura al no lograr esa intensidad y audacia inicial. Pero tiene un compromiso de vida o muerte con esta dinámica de personaje conscientemente frustrante, una deconstrucción de un adulto que es tan cobarde como uno pueda creer, otra provocación de esta historia destinada a reflejar una realidad psicológica más identificable. Randy finalmente le cuenta a Benson por qué es, para decirlo cortésmente, un cobarde con tanta aversión a tomar decisiones. Cegado por sus frustraciones por tal pasividad, Benson decide que ayudará a Randy a enfrentar sus miedos y a las personas que teme: la novia que lo dejó después de la muerte de su gato y la maestra a la que accidentalmente dejó medio ciega en segundo grado.
Los mejores momentos de la película provienen de las interacciones de ambos actores, Berchtold apenas se retuerce mientras su captor lo empuja y da voz creíble a su fragilidad más allá de las lágrimas que están a punto de brotar. Mientras tanto, Gallner saca mucho provecho a sus monólogos cuidadosamente colocados y afortunadamente breves, donde el actor saca toda su adrenalina.
Aunque la película no logra una gran epifanía al final, si ofrece un gran escaparate para Gallner en particular, principalmente por la increíble la intensidad que proyecta a la hora de abordar al personaje como la hacía a sus inicios Jack Nicholson. Gallner tampoco exagera la presencia imponente que Benson asume fácilmente, especialmente porque la historia tiene a Benson inclinado sobre el hombro de Randy mientras se encuentra con estas dos personas de su pasado que lo han hecho temer.
La película brilla por su autenticidad y por la química de los dos actores en pantalla, quienes realmente elevan el guión y los mensajes subyacentes. No hay nada de aficionado en este proyecto, aunque sobre el papel pueda parecerlo.