Lo nuevo del cineasta Matteo Garrone es un viaje emocional que sigue a dos adolescentes senegaleses que esperan alcanzar sus sueños en Europa.
Yo Capitán (2023)
Puntuación: ★★★½
Dirección: Matteo Garrone
Reparto: Seydou Sarr, Moustapha Fall, Issaka Sawagodo, Hichem Yacoubi y Doudou Sagna
**Vista en screening**
Lo nuevo de Matteo Garrone es una mirada a la búsqueda del sueño europeo; en este caso retratado desde el largo y difícil viaje migratorio de dos adolescentes senegaleses que sueñan con Europa, pero dicho viaje será una prueba de resistencia y de supervivencia. Garrone ancla su historia desde la poderosa actuación del actor novel Seydou Sarr, un chico muy conocido por hacer música y compartirla en su cuenta de TikTok. Yo Capitán, busca reflejar todos los eventos que tienen que soportar las personas que cruzan el continente africano para llegar a su destino de sueño, haciendo que la cinta contenga una carga emocional muy fuerte.
Sobre el papel, este filme de Garrone juega más en la línea de sus otras películas como Dogman o Gomorrah, cintas que tienen una carga más realista y naturalistas. Sin embargo, el realismo descarnado de la historia de Io Capitano está aderezado con toques reconociblemente “garronianos”; que son elementos o micro detalles que tienen un toque de realismo mágico, escenografías teatrales o encuadres de intensidad colorida. Sobra decir que la cinta al final también es casi un cuento de hadas, es la historia de un campesino que lucha y supera una serie de pruebas que lo llevan a la autorrealización y la madurez, esto lo sabemos desde el inicio del filme, ya que siempre vamos a estar claros que estos chicos van a lograr cumplir su sueño pese a todos los peligros que cruzan.
Yo capitán es una cinta que está construida en forma una serie de capítulos, cuyos nombres son lugares geográficos, por donde van caminando nuestros protagonistas Seydou (Seydou Sarr) y Moussa (Moustapha Fall) desde su hogar en Dakar, Senegal, pasando a través del desierto del Sahara hasta llegar a Libia, para luego intentar cruzar el peligroso Mediterráneo en un barco oxidado. Seydou vive en casa con su madre y sus hermanas, una casa abarrotada de personas, pero con mucho color y unida por un amor que rebota en cada rincón del hogar; pero los primos sueñan con hacer música y triunfar en ese ámbito, y ese será el motivo que los lleva a tomar una decisión riesgosa a pesar de que sus madres estarán en contra.
A medida que se enfrentan a las duras realidades del viaje, la alegría juvenil de los niños se convierte en conmoción y resiliencia entumecida. Son desplumados por proveedores de documentos de identidad falsos y guardias fronterizos antes de verse obligados a cruzar el Sahara a pie, pero lo peor está por llegar cuando finalmente lleguen a Libia, donde el duro golpe de la realidad los pondrá a prueba.
Durante el viaje por el desierto, Garrone despliega el primero de un par de inserciones de sueños mágicos, este involucra a una mujer que Seydou intenta ayudar cuando colapsa exhausta, y el otro cuando los chicos son separados y Seydou es arrojado junto con cientos de otros inmigrantes en la ciudad de Sabha, en el desierto libio, un lugar sombrío con cámaras de tortura y subastas de esclavos, un lugar de oscuros horrores.
Garrone juega bastante con la fotografía al incorporar varios colores que ayudan a subrayar las emociones de los dos personajes, pero siempre jugando con tonos cálidos, que reflejan la esperanza que tienen los dos chicos, incluso en sus momentos más oscuros. Hay belleza en estos lugares donde la gente muere todos los días, en las escarpaduras del desierto, en las dunas onduladas, incluso en las plataformas petroleras que brillan en la noche, y es por eso que la escena final resalta esa sonrisa y esa mirada de triunfo que sienten los chicos.