Adam Driver protagoniza una aventura con dinosaurios que fue filmada hace dos años y llega a los cines casi sin promoción, cuyo resultado no es tan malo como sugiere su historia de fondo, pero le falta algo más de emoción.
65 (2023)
Puntuación: ★★
Dirección: Scott Beck y Bryan Woods
Reparto: Adam Driver, Ariana Greenblatt, Chloe Coleman y Nika Williams
Disponible: Estreno en cines
El nominado al Oscar Adam Driver interpreta a Mills, un piloto de una nave espacial del planeta Somaris, en “65”. El título de la película hace referencia a 65 millones de años antes de Cristo, que es cuando la nave de Driver se desvía de su rumbo en una tormenta de asteroides y se estrella contra un planeta inexplorado que resulta ser nuestro hogar prehistórico.
Es casi imposible sentarse y ver este descabellado thriller de ciencia ficción sin que salgas de la sala de cine con una sensación de algo falta o de que algo no está bien, a pesar de la intrigante presencia de un actor como Adam Driver, cuyos roles posteriores a Star Wars generalmente han priorizado el arte sobre el cine comercial, y una premisa magnéticamente ridícula como la historia de un piloto que aterriza en la Tierra prehistórica, no va mucho con el actor; y viendo el resultado final, podemos entender por qué Driver no ha promocionado el filme.
Es muy notorio como Sony realizó el estreno y la casi nula promoción (solo se programó oficialmente el mes pasado). Inevitablemente, esto reduce incluso que las expectativas más optimistas del optimista están al nivel del suelo, donde pinta que Sony preferiría enterrarla antes que alguien realmente la vea, pero por contratos tenía que ves la luz de alguna manera, y el resultado es que estamos ante una cinta un tanto sosa y aburrida, pero tampoco estamos ante un desastre absoluto, tiene cosas que funcionan y eso hace que se salve.
Cuando inicia el filme, conocemos al piloto Mills, que se está despidiendo de su esposa y su hija enferma (la señal que tenemos es una tos leve) antes de emprender una misión de dos años. Filmada durante los primeros días de Covid, nos apresuramos a través de la escena para evitar cualquier cosa que pueda resultar logísticamente difícil de realizar, y es así que damos un salto en el tiempo y con un ritmo frenético ya estamos aterrizando en un planeta misterioso, para luego solo ver al personaje correr de un punta a, a un punto b. Todo construido con un montaje de escenas cortas y entrecortadas que terminan antes de lo debido, dándole una cualidad arrítmica que distrae, especialmente en la construcción del descubrimiento de que el planeta contiene dinosaurios: es verdaderamente confuso. Una vez que Mills encuentra a una compañera sobreviviente (una excelente y discreta Ariana Greenblatt), la pareja debe atravesar un terreno peligroso hasta una cápsula de escape.
En sí, la película es muy básica, pero de alguna manera es eficiente, esto debido al compromiso de los Driver y de Greenblatt, que de verdad logran transmitir muy bien algunos momentos de peligro, pero por otro lado, hay ciertas escenas que se nota la falta de presupuesto, lo cual pareciera que estamos ante una película de supervivencia de serie B, pero con un actor de peso.
Sin dudas todo ese tono raro que roza al cine B con el mainstream, lo podemos afirmar en una escena reveladora mente divertida que tiene la niña rescatando a un dinosaurio amigable antes de que otros lo destrocen rápidamente, la ejecución en ese momento es absurda, incluso deja una sensación desagradable; una que es casi un melodrama familiar improvisado con algunas secuencias de miedo, que en su mayoría no da miedo, y menos un suspenso genuino.
El principal problema de 65, es que los guionistas Scott Beck y Bryan Woods (A Quiet Place), solo buscan en todo momento crear una molesta sobredosis de sobresaltos, los cuales provocan más bostezos que sobresaltos. En el acto final es lo mejor, debido a que Beck y Woods se inclinan más hacia la tontería de su premisa, y provocan un caos que pone a correr a sus protagonistas, pero esa emoción llega demasiado tarde.