Un hombre diferente | Review

Un aspirante a actor se somete a una dramática cirugía de reconstrucción facial en un psicodrama fascinante e inquietante que se eleva por una actuación impresionante de Sebastian Stan. 
FICM 2024 | Un hombre diferente (2024)
Puntuación: ★★★★½
Dirección:Aaron Schimberg
Reparto: Sebastian Stan, Renate Reinsve y Adam Pearson  

Con toques al estilo de Charlie Kaufman, la propuesta de Aaron Schimberg es una sátira valiente que destripa los clichés del tipo “la belleza está en los ojos de quien mira” mientras explora con sensibilidad el estigma en torno a la desfiguración facial. Un hombre diferente es un melancólico cuento de hadas moderno en el que un aspirante a actor, que atribuye su falta de éxito a su apariencia, inesperadamente obtiene una nueva imagen, solo para descubrir que sus problemas son más profundos que lo superficial.

Edward (Stan), un hombre solitario y deprimido que padece neurofibromatosis, lucha por conseguir trabajos como actor en Nueva York (el único trabajo reciente ha sido un video instructivo en el lugar de trabajo, destinado a educar a los empleados para que no sientan repulsión hacia aquellos que son “diferentes facialmente”). Su nueva vecina es la bella Ingrid (Reinsve), una dramaturga en ciernes cuyos cálidos sentimientos hacia él parecen ser solo platónicos. Desesperado porque ella nunca lo amará, Edward se ofrece como voluntario para un programa de fármacos experimentales que podría “curar” su enfermedad y, en poco tiempo, sus tumores desaparecen, dejándolo con la apariencia atractiva de Sebastian Stan. Ahora, llamándose Guy e informando a sus conocidos de que Edward se suicidó, se dispone a vivir una nueva existencia.

Al principio, Edward disfruta de la vida como Guy (relaciones casuales, un trabajo como hábil agente inmobiliario), pero cuando más tarde ve a Ingrid en las calles, la sigue y descubre que ella ha escrito una obra desgarradora sobre él, llamada Edward, que toma prestado mucho de su amistad. No se deben spoilear los giros de Un hombre diferente, pero baste decir que Edward decide hacer una audición para el papel principal (después de todo, ¿quién conoce a Edward mejor que él?) y corteja a Ingrid, quien no lo reconoce, solo para que su romance sea interrumpido por Oswald (Pearson), un encantador extraño que también tiene neurofibromatosis y visita el teatro durante los ensayos, emocionado por ver una obra que trata su condición con tacto.

A Different Man

Un hombre diferente ahonda en el dilema de la identidad y el deseo humano de redimirse a través de la transformación externa. A pesar de la cirugía, Edward enfrenta el choque entre su nueva apariencia y su identidad interna, lo que desemboca en una espiral de autodesprecio. Schimberg logra capturar la paradoja de “ser alguien más” mediante un enfoque visceral y realista, sin adornos ni romanticismo, ofreciendo una reflexión sobre la imposibilidad de escapar de uno mismo, incluso cuando los cambios externos sugieren una vida nueva.

Aaron Schimberg crea una película que va más allá del drama personal y explora el cuestionamiento existencial, abordando temas tan profundos como la apariencia y la identidad sin caer en clichés, y presentándolos desde una narrativa incómoda que obliga al espectador a confrontar la obsesión con la imagen en la sociedad actual. Para esto, el cineasta construye una atmósfera que roza lo onírico, permitiendo que esta historia se convierta en una exploración metafísica, generando inquietud y empatía.

La dirección de Schimberg es cruda y directa, manteniendo un ritmo constante que permite sumergirse en la psicología de Edward. Schimberg evita caer en sentimentalismos y, en su lugar, enfatiza una mirada clínica y perturbadora, que da paso a la alienación y ansiedad del protagonista. Al igual que en sus trabajos anteriores, Schimberg emplea un tono visual sombrío, con iluminación tenue y planos cerrados, lo que refleja la claustrofobia emocional que atraviesa el personaje.

Sebastian Stan es el motor y la esencia de la película; el actor se entrega totalmente, ofreciendo una actuación comprometida y compleja, capturando el conflicto interno de un hombre que intenta reinventarse, solo para descubrir que cambiar de apariencia no resuelve sus dilemas internos. La interpretación de Stan refleja la vulnerabilidad y la obsesión autodestructiva del personaje con notable intensidad. Mientras que Adam Pearson, quien en la vida real tiene una condición que afecta su apariencia física, aporta autenticidad y profundidad al filme; su presencia es fundamental para el cuestionamiento de la estética y la percepción superficial. Por otro lado, Renate Reinsve brilla en su papel secundario, ofreciendo un contrapunto humano y emocional que ayuda a acentuar el dilema de Edward.

La película no solo pone en tela de juicio la cultura de la cirugía estética y la transformación externa, sino que también explora cómo, en última instancia, estas soluciones superficiales no logran modificar el núcleo de nuestra identidad. En este sentido, Un hombre diferente resuena en un contexto cultural donde las apariencias y la imagen pública han cobrado una importancia creciente, especialmente en la era de las redes sociales. La película deja al espectador con una reflexión inquietante sobre la dificultad de huir de uno mismo.

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