Canina | Review

Adams interpreta a una madre con dificultades que comienza a sentir instintos perrunos, en la adaptación desigual de Marielle Heller del best seller de Rachel Yoder.
Canina (2024)
Puntuación:★★★½
Dirección: Marielle Heller
Reparto: Amy Adams, Scoot McNairy, Arleigh Patrick Snowdon, Emmett James Snowdon, Mary Holland, Archana Rajan y Jessica Harper 
Disponible: Disney Plus 

La maternidad ha sido retratada de múltiples formas en el cine, y muchas de ellas han utilizado el humor negro o el terror para explorar esa faceta de la vida de la mujer. Sin embargo, pocas veces se ha abordado de una manera tan visceral, extraña y surrealista como en la nueva propuesta de la cineasta Marielle Heller: Canina. Adaptada de la aclamada novela de Rachel Yoder, la trama utiliza una premisa audaz para explorar las tensiones de género, el aislamiento de la maternidad y el animalismo inherente a nuestras emociones humanas.

La historia se centra en la transformación metafórica de una madre quien, abrumada por la monotonía y el aislamiento de su vida doméstica, comienza a creer que se está convirtiendo en un perro durante las noches. Al principio, esta revelación le resulta aterradora, pero luego la experimenta como una sensación de liberación. Este giro surrealista sirve como una exploración de la identidad femenina y las presiones sociales impuestas a las madres, quienes, una vez que dan a luz, son marginadas. Todo esto se desarrolla con elementos de horror corporal y pinceladas de realismo mágico.

El personaje de Amy Adams, identificado únicamente como “Madre,” vive en los suburbios anónimos criando a su hijo de dos años. Solía ser artista, pero renunció a sus sueños para formar una familia. El público podría asumir que es madre soltera, ya que pasa mucho tiempo antes de que se introduzca a su esposo (Scoot McNairy), cuya carrera lo obliga a estar constantemente de gira. Sintiéndose poco apreciada y asediada, la madre comienza a notar que le crece un extraño pelaje en la espalda y, tal vez, las primeras formaciones de una cola. Pronto exhibe un comportamiento cada vez más parecido al de un perro, lo que parece liberar su naturaleza primitiva, profundamente enterrada.

Con ropa holgada y el cabello permanentemente despeinado, la madre pasa todo el día con su hijo y, aunque lo ama, Canina deja en claro lo agotadora que puede ser la maternidad. De vez en cuando, Heller nos pone en el estado mental de la madre, mostrando lo que le gustaría decir en ciertas interacciones públicas (por ejemplo, admitir ante un excolega que la maternidad ha minado su alma) antes de volver a la realidad, donde la sonrisa congelada de Adams resalta todas las indignidades que sufre su personaje. Con sus ojos tristes, la actriz comunica la creciente pérdida de identidad de la madre a medida que su mundo se encoge rápidamente.

El corazón de Canina está en su exploración de la maternidad como un acto transformador, casi animal. La película utiliza la figura del perro como una metáfora de los instintos más primarios: la protección, el deseo de libertad y la necesidad de afirmación en un mundo que exige sacrificios incondicionales a las madres. En este sentido, la película recuerda títulos como The Babadook o We Need to Talk About Kevin, que también abordan el lado oscuro de la experiencia maternal. Sin embargo, mientras estas películas optan por el horror psicológico más tradicional, Canina se inclina hacia una sátira más oscura y extraña, lo que puede desconcertar a algunos espectadores.

Amy Adams brilla como el núcleo emocional y narrativo de la película. Su interpretación canaliza con autenticidad el vacío y la frustración de una mujer atrapada entre el ideal de la maternidad y sus propias ambiciones como mujer y profesional. Adams logra equilibrar lo grotesco y lo conmovedor, llevando al espectador a empatizar con su dolor y su liberación animalista. Por su parte, Scoot McNairy, como el marido ausente, representa de manera efectiva una figura pasiva y por momentos distante, aunque su personaje carece de suficiente desarrollo para equilibrar la narrativa.

Heller, con su habitual estilo paciente y compasivo, que ya exploró en sus películas anteriores como The Diary of a Teenage Girl y A Beautiful Day in the Neighborhood, retrata la vida rutinaria y agotadora de una madre al límite de sus posibilidades. Adams da fuerza a una película que, a veces, se desliza sobre la superficie de una historia que se siente inherentemente más angustiada y cruda. La dirección de Heller combina una paleta visual de colores cálidos y tonos domésticos con secuencias oníricas y grotescas que reflejan la psique de la protagonista. Sin embargo, este enfoque no siempre logra mantener un equilibrio satisfactorio entre el horror psicológico y la sátira social, dejando ciertos momentos dramáticos sin el peso emocional que merecen.

Por más intrigante que resulte al principio la transformación de la madre (como metáfora y como giro argumental), Canina no aprovecha al máximo esa premisa provocativa y se centra, en cambio, en la creciente tensión doméstica entre madre y marido. Estas escenas están bien ejecutadas, aunque resultan un poco pedestres. Asimismo, algunos de los puntos planteados sobre la inequidad de la maternidad se han abordado en otras obras con un efecto más penetrante.

Canina es una obra imperfecta pero profundamente provocadora. Marielle Heller y Amy Adams se aventuran en un territorio poco explorado, utilizando el surrealismo para cuestionar las expectativas sociales de la maternidad. Si bien la película no logra equilibrar completamente sus ambiciones temáticas y estilísticas, sigue siendo un retrato valiente y único del conflicto entre los instintos primarios y las construcciones sociales.

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