Amores materialistas | Review

Celine Song crea una comedia romántica incisiva sobre el amor moderno atravesado por la economía. Ambientada en una Nueva York elegante pero implacable, sigue a una casamentera pragmática que debe reevaluar sus creencias cuando el dinero y el deseo entran en conflicto.
Amores Materialistas (2025)
Puntuación: ★★★½
Dirección: Celine Song
Reparto: Dakota Johnson, Chris Evans, Pedro Pascal, Zoe Winters, Marin Ireland y Louisa Jacobson
Estreno en cines

Tras el éxito rotundo y sereno de Past Lives, Celine Song regresa a la pantalla grande con Amores Materialistas, una comedia romántica agridulce que, aunque no alcanza la delicadeza ni la profundidad emocional de su debut, se afirma como una pieza singular, incisiva y provocadora. En lugar de sumirse nuevamente en las melancolías del “qué hubiera pasado si…”, esta vez Song se lanza al terreno más crudo y actual del amor contemporáneo, donde el alma gemela compite, sin disimulo, con la cuenta bancaria.

Ambientada en la versión más pulida y aspiracional de Nueva York —esa donde el lujo no se ostenta sino que se asume como norma—, Amores Materialistas presenta a Lucy (Dakota Johnson), una casamentera profesional que ve en la compatibilidad financiera la clave para el éxito amoroso. Si Past Lives hablaba de conexiones invisibles que sobreviven al tiempo y la distancia, aquí el foco está en lo tangible: el sueldo, el estatus, el valor percibido. Y sin embargo, lo que podría haber sido una sátira simplista sobre el oportunismo romántico se convierte, gracias a la mano precisa de Song, en un retrato sorprendentemente empático de los conflictos entre el pragmatismo y el deseo.

Lucy no es una manipuladora sin escrúpulos. Es una mujer brillante, pragmática, que ha aprendido a no romantizar el amor en un mundo donde las citas se han convertido en un mercado volátil. Song la construye con capas: por fuera, eficiencia profesional y frialdad elegante; por dentro, una vulnerabilidad apenas contenida que empieza a aflorar cuando el sistema que ella misma ha construido comienza a tambalearse.

El conflicto central se despliega en un triángulo amoroso tan clásico como funcional: el millonario encantador (Pedro Pascal), el exnovio bohemio y empobrecido (Chris Evans) y la mujer atrapada entre la estabilidad y la pasión. La elección es tan vieja como el género, pero Song la revitaliza no solo a través del diálogo brillante y punzante —una de las mayores virtudes del filme—, sino también mediante una puesta en escena que oscila entre el glamour impoluto y la precariedad urbana con una naturalidad que rara vez se ve en comedias románticas actuales.

Pascal dota a su personaje de un encanto silencioso que desafía su propia figura de “unicornio” ideal. Es seductor sin esfuerzo, pero también consciente de lo absurdo de su rol en la economía de las citas. Evans, por su parte, se apodera del corazón del espectador con una interpretación cálida y nostálgica, que evita caer en el cliché del artista pobre y apasionado. Ambos sostienen el triángulo con solvencia, aunque es Johnson quien lleva el peso emocional de la historia con una actuación medida, compleja y vulnerable. Estamos ante el mejor trabajo de la actriz.

Lo que hace a Amores Materialistas una obra tan interesante es su disposición a decir en voz alta lo que muchas películas del género apenas insinúan: que el amor no es inmune a la economía, que las relaciones —incluso las más auténticas— están mediadas por intereses materiales, aspiraciones sociales y dinámicas de poder. Song no moraliza, pero tampoco idealiza. El suyo es un cine que observa con agudeza, que no teme mostrar las contradicciones de sus personajes y que encuentra humanidad incluso en sus decisiones más calculadas.

En ese sentido, Amores Materialistas se siente como una película que solo puede existir después de un gran éxito como Past Lives. Es más juguetona, más imperfecta, pero también más libre. Song se permite ensayar tonos, ideas, hasta breves incursiones fantásticas, y aunque algunos giros narrativos se sienten forzados y su resolución es algo predecible, hay un impulso vital que la atraviesa y la salva: una fascinación por los vínculos humanos en su estado más contradictorio y contemporáneo.

Amores Materialistas no es una película redonda, pero sí profundamente reveladora. En un panorama saturado de comedias románticas recicladas o directamente producidas para el algoritmo, Song ofrece una obra imperfecta pero valiente, que entiende que hoy el amor no se escribe solo con versos, sino también con números. Y aunque nos deja con la sensación de que la aritmética emocional no siempre cuadra, también nos recuerda que incluso en los mercados más fríos, el corazón sigue buscando algo que no se puede medir.

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