A pesar de ti | Review

A pesar de ti intenta convertir la novela de Colleen Hoover en un drama emotivo, pero termina atrapada entre exageración melodramática y comedia involuntaria. Aunque Allison Williams y Mason Thames destacan, el filme sufre de un tono errático y una narrativa dispersa.
A pesar de ti (2025)
Puntuación:★★
Dirección: Josh Boone
Reparto: Allison Williams, Mckenna Grace, Dave Franco, Mason Thames, Willa Fitzgerald, Scott Eastwood y Clancy Brown
Disponible en cines

El auge reciente de adaptaciones de Colleen Hoover ha generado un clima peculiar: grandes recaudaciones, polémicas extracinematográficas y una audiencia masiva que llega desde BookTok en busca de lágrimas fáciles y romances en crisis. En ese contexto aparece A pesar de ti, dirigida por Josh Boone, que intenta convertir una novela menor de Hoover en un drama familiar de aspiraciones emotivas. Lo que emerge no es una tragedia íntima ni una reflexión generacional, sino un producto irregular cuyo tono vacila entre el sentimentalismo desbordado y la comedia involuntaria, incapaz de encontrar una dirección clara.

El relato de Morgan y Clara —madre e hija atrapadas en un círculo de errores heredados, secretos familiares y amores prohibidos— podría haber ofrecido un acercamiento honesto a la maternidad temprana, el duelo y la ruptura generacional. Pero Boone se topa rápidamente con los límites del material  literario (Hoover es una de las peores escritoras del momento): personajes que nunca terminan de volverse tridimensionales, virajes emocionales abruptos y una estructura narrativa que parece más un resumen extendido que un arco dramático sólido. La película transita entre flashbacks musicalizados con nostalgia manufacturada y escenas actuales que sienten la necesidad de subrayar cada emoción, como si desconfiara de la capacidad del espectador para conectar por sí mismo.

La marcada artificialidad de la puesta en escena —producto de sus constantes guiños al cine adolescente de ayer y hoy— genera un extraño distanciamiento. Hay una voluntad de insertar referencias, canciones icónicas y gestos estilísticos que evocan épocas pasadas, pero nada llega a adquirir el peso simbólico necesario. El resultado es una sucesión de momentos que funcionan mejor como clips promocionales que como escenas dramáticas. Incluso la banda sonora, por muy efectiva que sea en lo nostálgico, termina siendo lo más memorable del conjunto, lo cual dice mucho de sus desequilibrios.

Dentro de ese caos tonal, Allison Williams y Mason Thames representan la nota más firme. Williams aporta una vulnerabilidad honesta a Morgan, pese a que el guion rara vez le permite explorar los matices del duelo o la frustración acumulada. Thames, por su parte, encarna un interés amoroso adolescente que se sostiene en la dulzura más que en la rebeldía, pero cuyo encanto genuino sirve como ancla emocional en un filme que constantemente pierde el rumbo. McKenna Grace cumple con energía, aunque su Clara oscila entre la caricatura adolescente y la víctima de tragedias mal administradas por el guion.

Lo más problemático es que A pesar de ti se desplaza sin convicción entre dos formatos: el melodrama lacrimógeno y el coming-of-age ligero. Boone parece querer revitalizar la sensibilidad de Bajo la misma estrella, pero el material de Hoover —y la adaptación misma— carecen del peso emocional para sostener una apuesta similar. Las escenas que deberían conmover se sienten exageradas; las que buscan humor quedan atrapadas en clichés agotados, como el eterno debate de la piña en la pizza o la dependencia narrativa de las redes sociales como sustituto de conflicto real.

A eso se suma el desfase generacional voluntariamente incómodo: los personajes adultos interpretados por Williams, Eastwood, Fitzgerald y Franco deben revivir versiones adolescentes de sí mismos en escenas de 2007 que bordean lo ridículo. La película intenta justificar esos saltos temporales a través de una nostalgia pop evidente, pero lo que consigue es enfatizar su propia falta de autenticidad.

Al final, A pesar de ti deja la sensación de haber intentado complacer a demasiados públicos al mismo tiempo: jóvenes que buscan un romance tierno, adultos que podrían conectar con la maternidad frustrada, fans de Hoover que esperan drama visceral. Ninguno de esos objetivos se logra del todo. Lo que queda es una película que entretiene a ratos, que se apoya demasiado en su banda sonora y que nunca termina de encontrar el corazón emocional que promete.

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