El hijo del carpintero | Review

El hijo del carpintero propone una visión oscura y apócrifa de la infancia de Jesús, alejándose del imaginario religioso tradicional. La premisa es provocadora, pero la película nunca define con claridad su tono ni su propósito.
El hijo del carpintero (2025)
Puntuación: ★★½
Dirección: Lotfy Nathan
Reparto: Nicolas Cage, Noah Jupe, FKA Twigs y Isla Johnston
Disponible en VOD

El hijo del carpintero es una película que parece existir en un estado permanente de indefinición. No porque sea audaz, transgresora u original, sino porque nunca queda del todo claro qué quiere ser ni bajo qué reglas pretende jugar. Lotfy Nathan intenta articular una relectura oscura y herética de la infancia de Jesús, mezclando terror, drama espiritual y fantasía, pero el resultado es una obra que se queda suspendida en un punto muerto, incapaz de comprometerse con cualquiera de sus impulsos.

La propuesta inicial tiene una fuerza innegable. Inspirada en el Evangelio de la Infancia de Tomás —un texto apócrifo tan incómodo como fascinante—, la película se distancia desde el comienzo de cualquier imaginario devocional complaciente. El prólogo es brutal, casi provocador: nacimientos en una cueva, gritos, sangre y una hoguera de niños asesinados por orden de Herodes. Es una declaración de intenciones que promete una experiencia perturbadora, una revisión del mito desde el horror y la violencia fundacional. El problema es que Nathan no sabe —o no se atreve— a sostener esa promesa.

La película insinúa, durante sus mejores momentos, una historia mucho más interesante: la de un niño extraordinario que comienza a comprender su diferencia, sus poderes y su destino en un mundo que lo teme. El conflicto entre fe, obediencia y autodescubrimiento podría haber dado lugar a un relato potente de transición a la adultez con tintes sobrenaturales. Pero esa línea dramática se diluye rápidamente en una narración errática, que salta de un tono a otro sin cohesión ni ritmo.

El mayor pecado de El hijo del carpintero no es su ambición, sino su falta de claridad. ¿Es una película de terror? Nunca se entrega por completo al miedo. ¿Es un drama espiritual? Carece de la profundidad emocional necesaria. ¿Es una fábula sobrenatural o el origen de un “mesías como superhéroe”? Coquetea con la idea, pero sin convicción. Nathan quiere hacerlo todo a la vez y termina no haciendo nada del todo bien. El montaje apresurado y la sensación constante de que la película fue recortada y recompuesta a último momento refuerzan la idea de un proyecto sin forma definitiva.

Visualmente, la cinta se apoya casi exclusivamente en la belleza de sus locaciones rurales en Grecia. Los paisajes son imponentes, pero funcionan más como un velo estético que como una herramienta narrativa. Las imágenes inquietantes están ahí, pero rara vez generan verdadero terror; son desagradables, sí, pero no memorables. La atmósfera promete más de lo que el relato puede sostener.

En cuanto a las actuaciones, el desajuste es evidente. Noah Jupe emerge como el elemento más sólido del conjunto: transmite fragilidad, curiosidad y conflicto interno, cargando con un peso emocional que el guion no siempre respalda. FKA Twigs, en cambio, vuelve a mostrar una rigidez interpretativa que limita cualquier conexión empática. Y Nicolas Cage, como era previsible, es un caso aparte. Su José oscila entre la contención forzada de sus trabajos más recientes y el exceso que nadie parece saber cómo frenar. No está mal porque “se pase”, sino porque la película nunca define qué registro necesita de él.

Al final, El hijo del carpintero no fracasa por irreverente ni por provocadora, sino por tibia. Quiere incomodar sin ofender, asustar sin asustar, reflexionar sin profundizar. Se queda atrapada en ese espacio intermedio donde no hay horror pleno ni drama verdadero, solo una sucesión de ideas interesantes mal ensambladas. Una película extraña, sí, pero no en el buen sentido: más desconcertante que desafiante, más aburrida que provocadora.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *