Cover-Up reconstruye la trayectoria de Seymour Hersh como una indagación sobre el poder, la impunidad y el periodismo de investigación. A través de archivos y entrevistas el documental expone medio siglo de abusos estatales en EE. UU.
Cover-Up(2025)
Puntuación:★★★★
Dirección: Mark Obenhaus y Laura Poitras
Documental
Disponible en Netflix
Cover-Up, dirigido por Mark Obenhaus y Laura Poitras, se inscribe en una tradición documental que entiende el cine no solo como herramienta narrativa, sino como un acto político en sí mismo. El film traza un retrato sobrio, riguroso y deliberadamente antidogmático de Seymour Hersh, uno de los periodistas de investigación más influyentes —y temidos— de la historia contemporánea de Estados Unidos. Lejos de la exaltación acrítica, el documental propone una reflexión profunda sobre el poder, la violencia institucional y el precio personal de decir la verdad.
La figura de Hersh es el eje, pero nunca el único centro. Desde la masacre de Mỹ Lai hasta Abu Ghraib, pasando por Watergate, Kissinger, la CIA y el proyecto MK-ULTRA, Cover-Up revisa más de medio siglo de abusos sistemáticos cometidos bajo el amparo del Estado. Sin embargo, Poitras y Obenhaus evitan convertir esta enumeración en un catálogo de horrores: lo que les interesa es el proceso, la metodología, la paciencia obsesiva y la ética que sostienen el trabajo de Hersh. En ese sentido, el documental funciona como una auténtica clase magistral sobre el periodismo de investigación en su forma más exigente.
Formalmente, la película adopta una puesta en escena austera y funcional, coherente con su objeto de estudio. La edición —precisa, sin alardes— articula entrevistas, material de archivo y, sobre todo, los célebres cuadernos amarillos de Hersh, repletos de anotaciones casi indescifrables. Estos cuadernos se convierten en un potente dispositivo visual: no solo ilustran la memoria del periodista, sino que simbolizan un trabajo lento, incómodo y minucioso, hoy prácticamente inviable en un ecosistema mediático dominado por la inmediatez.
Uno de los mayores aciertos de Cover-Up es su negativa a la hagiografía. Poitras y Obenhaus no esquivan las zonas grises de su protagonista. El documental aborda sin rodeos errores concretos, como el caso de The Dark Side of Camelot, y cuestiona el uso de fuentes anónimas, una de las prácticas más controvertidas del periodismo de Hersh. Él mismo se muestra consciente de esas tensiones, defendiendo sus métodos sin arrogancia, pero reconociendo fallos. Esta honestidad fortalece el retrato y lo vuelve profundamente humano.
La presencia de Poitras se siente especialmente en la contención ética del film. Como ya ocurriera en Citizenfour o All the Beauty and the Bloodshed, la directora entiende que el verdadero impacto surge de la confianza en el material y en la inteligencia del espectador. Hersh aparece muchas veces dubitativo, incómodo frente a la cámara, preguntándose por qué aceptó ser filmado. Esa inseguridad no se elimina en montaje; se conserva como parte esencial del relato, reforzando la idea de un hombre más comprometido con la verdad que con su propia mitología.
Si hay un punto donde Cover-Up puede resultar menos accesible es en su densidad informativa. La acumulación de casos, nombres y contextos históricos exige atención y cierto conocimiento previo, lo que puede distanciar a un público menos familiarizado con la historia política estadounidense. No obstante, esta exigencia es también una declaración de principios: el documental no simplifica ni infantiliza, porque su tema —la responsabilidad del poder y de quienes lo vigilan— no lo permite.
En última instancia, Cover-Up trasciende el retrato individual para convertirse en una defensa apasionada de un oficio en vías de extinción. En tiempos de fake news, persecuciones ideológicas y memoria frágil, Poitras y Obenhaus reivindican al periodista como custodio de la democracia, aun cuando esa labor implique aislamiento, descrédito o acusaciones de traición. Sin estridencias ni sentimentalismo, la película recuerda que la verdad rara vez es cómoda, pero sigue siendo necesaria.