El aclamado director Carlos Vermut regresa a la gran pantalla con un drama provocador y desafiante fiel a su fascinante estilo, que no dejará a nadie indiferente.
Mantícora(2022)
Puntuación: ★★★★½
Dirección: Carlos Vermut
Reparto: Nacho Sánchez, Zoe Stein, Catalina Sopelana, Javier Lago y Patrick Martino
Disponible: Próximamente en cines
La naturaleza humana ha sido evaluada hasta el cansancio por artistas de todas las épocas, donde los ideales y opiniones varían, aunque es complejo encontrar autores atrevidos que buscan deconstruir nuestro concepto de lo moral y lo correcto como lo hace Carlos Vermut en su filmografía, dotada de obras transgresoras que invitan a pensar y cuestionarse aspectos que día a día damos por sentados. Su más reciente película, Mantícora, es una nueva puerta de entrada hacia los oscuros caminos que componen la retorcida cabeza de una persona que aparenta una normalidad aterradora, siendo un ejemplo de lo que el buen cine puede provocar.
Manteniendo una sinopsis clara y sencilla, la trama gira alrededor de Julián (interpretado de maravilla por un sobrio Nacho Sánchez), un joven y exitoso diseñador de videojuegos, dedicado a crear monstruos y criaturas mitológicas, quien vive atormentado por un oscuro secreto. Cuando Diana (una convincente Zoé Stein) aparece en su vida, Julián sentirá cercana la oportunidad de ser feliz y renunciar a la perversión que experimenta. En otras palabras, Julián tiene atracción por los niños, acercándose al concepto de pederasta pese a estar incorporado a la sociedad.
El motor del filme sin embargo no son las inclinaciones pedófilas del protagonista, sino más bien la lucha interna que experimenta entre sus demonios internos y su deseo de entregarse a un lado más luminoso o amable de sí mismo, representando a la perfección un conflicto como el vivido entre La Bella y la Bestia, donde Julián representa al tipo atormentado por su propia monstruosidad y Diana la promesa de darle un nuevo rumbo o significado a su vida, aunque el azar y la desgracia se interpongan entre sí de diversas maneras.
Alejándose de la batería estética de sus anteriores filmes, Vermut pone la cámara al nivel de suelo, evita el uso de elaborados planos secuencia o movimientos artísticos y plantea una puesta en escena menos preocupada por el acabado visual y enfocada en la temática social y moral que caracterizan sus obras, entregando quizás su película más madura hasta la fecha. Las inspiraciones en el trabajo de Mantícora son claras y dan mayor contenido al relato, desde la examinación minuciosa del dolor y el arrepentimiento de Dostoievski o Saramago, pasando por momentos que recuerdan a Haneke y Buñuel, el realizador sigue confirmándose como uno de los cineastas europeos de cabecera.
Vermut en esta película y desde el enfoque inicial, busca provocar a la audiencia con una historia perturbadora, capaz de generar un ambiente pesado e incómodo durante todo el relato, aunque a diferencia de otros cineastas que tienen las mismas intenciones, en Mantícora se consigue acompañar este contenido impactante con una riqueza narrativa y simbolismos sutiles que elevan al filme como un todo, siendo merecedor de elogios y análisis no solo por su estilo, sino también por involucrar al espectador y convertirlo en parte del relato.
Claro está que esta película es desafío para el espectador, su visionado es pesado y no puede describirse como algo placentero, aunque la calidad del material puesto es tan alta que resulta imposible quedarse indiferente ante las imágenes mostradas en pantalla, donde parece que en cada secuencia el relato está a punto de romperse y se sostiene por una delgada pero elegante línea que se funde entre realidad y ficción. Al igual que en sus producciones anteriores como Diamond Flash y la magnífica Magical Girl, Vermut opta por evitar mostrar imágenes impactantes o grotescas, en cambio, apuesta por la inteligencia de su público dejando para la imaginación de la audiencia al sugerir y dar las pistas suficientes como para afectar emocionalmente sin caer en la exhibición de violencia gratuita que está solo por estar, lo que a la larga le otorgó un significado mayor a estas secuencias dotadas de peso narrativo.
Mantícora es un drama, aunque una parte considerable de su éxito se debe a la cantidad de terrenos pantanosos en los que se desarrolla su historia, al estar dotada de elementos propios del thriller psicológico e inclusive del terror p, realizando una exploración cuidadosa y temible sobre los monstruos que acechan día a día con rostros normales. Haciendo referencia al desenlace del filme, el cual no será revelado por razones obvias, se puede afirmar sin ningún tipo de dudas que es un cierre amargo, poderoso y espeluznante en niveles iguales, dejando una sensación de mal cuerpo bajo una mirada misantrópica hacia la forma en que exteriorizamos nuestros miedos y la verdadera naturaleza de las personas que cargan con deseos internos indescriptibles.