Russell Crowe interprta al sacedorte Gabriele Amorth, un exorcista que es retratado casi como un superhéroe que es supervisado por El Vaticano. La graciosa actuación de la estrella es lo que hace sostener una película débilmente guionisada.
El Exorcista del Papa (2023)
Puntuación: ★★½
Dirección: Julius Avery
Reparto: Russell Crowe, Alex Essoe, Daniel Zovatto, Peter DeSouza-Feighoney, Franco Nero y Laurel Marsden
Disponible: Estreno en cines
Desde que surgió la famosa película El exorcista (1973) el género de posesiones demoníacas y exorcismos católicos están a la orden del cine, y por ello no sorprende que se estrene en fechas señaladas de Semana Santa, esta nueva película llamada El exorcista del Papa, una nueva versión que toma elementos del clásico del terror.
Siguiendo con las historias pasadas en eventos reales como es el caso de la saga de El conjuro, inspirada en una pareja de esposos quienes dedicaron su vida a la investigación de fenómenos paranormales, esta nueva película se enfoca en la figura de Gabriele Amorth, un sacerdote italiano fallecido en el 2016, quien fue nombrado por el Papa Juan Pablo II como el exorcista jefe de la diócesis de Roma. La cinta toma inspiración en varios de los escritos que el sacerdote escribió sobre el tema, inspirando al novelista William Peter Blatty como al director William Friedkin para la novela y la película de El exorcista, considerada por muchos como la más grande película de terror de todos los tiempos.
Este nuevo producto está lejos de ser un producto del montón, y no por casualidad esta está protagonizada por Russell Crowe, ya que se nota que Sony quiere hacer su propia saga al estilo del El conjuro, pero tampoco está a la altura de la cinta de 1973 o las de Conjuro, es más si la comparamos alguna película, podríamos decir que llega al nivel de la cinta de la muñeca Annabelle, incluso por momentos se siente que el personaje de Gabriele Amorth, queda retratado como si fuera un personaje salido del cómic de DC Constantine.
Además la cinta de Julius Avery lejos de centrarse en los sustos, prefiere mostrarnos con todo su poder de efectos la representación del bien contra el mal, y para ello se apoya en un zarandeo de efectos con la luz, fuego, explosión y levitaciones imposibles, centrando el proceso del exorcismo en imágenes de impacto para los personajes, pero el espectador queda sin conectar con dichos personajes.
Amorth, es todo un personaje mal hablado (el acento italiano de Crowe es muy divertido), amante del whiskey y que saluda de una manera casi ofensiva a sus colegas monjas y a sus superiores. Sus aliados son el Obispo Lumumba, y el Papa (quien es encarnado por Franco Nero), quien le encarga una misión casi imposible a su amigo y subalterno, en este caso es combatir a un poderoso demonio que se ha liberado de su prisión y que está atormentado a una familia en España.
Dicha familia, está recién llegada a España luego que el patriarca muriera y la pobre viuda (Alex Essoe) ha decidido irse a vivir a dicho país debido a que lo único que le dejó el esposo es una antigua propiedad heredada. Con Julia (la viuda) viajan sus dos hijos, la adolescente rebelde llamada Amy (Laurel Marsden) y Henry (Peter DeSouza–Feighoney), que desde la muerte de su padre ha tomado la ley del hielo con su familia; pero como la cinta tiene que darnos algo, decide caer en todos los posibles lugares comunes.
Henry decide explorar la casa y para sorpresa de nadie, es él quien se encuentra con el demonio y es poseído como si se tratara de la inocente Regan de El exorcista, utilizando las típicas voces de este tipo de cine, Henry poseído indica que le traigan al sacerdote, y es donde entra al joven padre de la parroquia cerca llamado Esquivel, que es interpretado por Daniel Zovatto, pero como lo indica el demonio es el padre equivocado y es donde aparece Amorth, y Esquivel se convierte en el aprendiz del padre exorcista, y entre los dos van a vencer al demonio.
Entre giros de guion y secretos de la Iglesia Católica, la cinta realmente no aporta nada nuevo, no hay sustos como tales, más bien el filme cae en muchos momentos cómicos, pero es una película que se deja ver por lo entretenida y por la actuación carismática de Rusell Crowe desatado.