Con una impresionante actuación de Alyona Mikhailova como la esposa obsesiva y separada de Tchaikovski, cuya ingenuidad y narcisismo se enconan en los escombros de un matrimonio marcado por la tragedia.
La mujer de Tchaikovsky (2022)
Puntuación: ★★★
Dirección: Kirill Serebrennikov
Reparto: Alena Mihailova, Odin Biron, Phillipp Avdeev y Ekaterina Ermishina
Disponible: VOD Google Play
El cineasta Kirill Serebrennikov, retrata desde una mirada intensa la vida “doméstica” del ícono ruso, un calvario que es retratado desde la mirada de su esposa Antonina Miliukova, quien tuvo la mala suerte (y, según sugiere la película, la suficiente ilusión) de casarse con el compositor Pyotr Ilyich Tchaikovsky, que desde el primer momento que se hablan ella muestra señales de problemas emocionales y él, muestra un desprecio hacia la mujer.
Con una interpretación visceral y fascinantemente intensa por parte de Alena Mikhailova, este extenso drama revisionista suntuosamente embellecido, busca narrar el prolongado martirio de Antonina a manos del patriarcado zarista. Que a pesar de algunos momentos dramáticos llamativamente estilizados, el filme termina cayendo en ciertos momentos pretenciosos, sombríos e incluso melancólicos.
La mujer de Tchaikovsky, se puede decir que es la película más ambiciosa del director no solo por la historia que quiere contar, sino que también por la forma en que narra la cinta que es verdad, en ocasiones cae en lugares comunes, además que se siente bastante pesada. El drama comienza en San Petersburgo en 1893, cuando la viuda Antonina asiste al funeral de su esposo, solo para que el difunto salte y se enfurezca con ella, llamando a su matrimonio una “tragedia vulgar”. Vulgar o no, es de hecho que la vida de la mujer siempre estuvo marcada por la tragedia. Luego de dicha escenas regresamos al Moscú de 1871, cuando la joven Antonina, una pianista prometedora, asiste a una reunión donde el compositor (Odin Biron) se exhibe ante sus amigos, ella automáticamente queda prendada de la figura del hombre y se enamora de él, sin ser consciente según ella de la fama de ese en todos los sentidos. Luego la vemos estudiando en el conservatorio donde él enseña, donde se nos muestra que ella solo está ahí para espiarlo.
Al poco tiempo, en una escena casi bochornosa ella se atreve a contarle sus sentimientos y le propone matrimonio, aunque apenas se conocen, que en otros términos él apenas la termina a ella. Sorprendentemente, el compositor acepta, aunque es en parte porque la riqueza de su familia resolverá sus preocupaciones financieras y en parte porque (un amigo suyo le dice más tarde) el matrimonio lo absolverá de las sospechas sobre su sexualidad que rondan en las calles. Pero está claro desde el principio que Tchaikovsky es gay, algo que todos sabes menos Antonina, que no puede comprender la verdad sobre la sexualidad de su esposo y la película sugiere de manera persuasiva que simplemente se niega a aceptar eso, o cualquier otra cosa que pueda provocar la destrucción de su destino divino: ser la esposa de Tchaikovsky.
El calvario de Antonina se hace cada vez más insoportable, principalmente cuando el compositor se siente asfixiado de la vida que lleva y decide dejar a su mujer; pero su incompetencia como hombre y persona decide no darle la cara y envía a sus socios musicales, amigos homosexuales, sus hermanos y abogados para que se acerquen a ella para obtener el divorcio, pero como sabemos ella se niega a firmar. Mientras tanto, se embarca en una aventura desafortunada con su abogado.
Uno de los principales temas del filme es la soledad y el aislamiento, sentimientos que carga Antonina desde que la conocemos, esto se evoca con mayor nitidez cuando el filme la viste de un rojo a veces vívido, y la coloca al rededor de hombres vestidos de negro o en pasillos de un color gris. La película difícilmente podría ser más explícita sobre temas de opresión y privilegios sexuales, en particular la una frase que se dice en una conversación: “a los genios se les permite cualquier cosa”.
Como mencionamos en un inicia, el filme representa una de las mayores ambiciones del cineasta, que sobra decir que la parte visual es bastante virtuosa, nunca embellece las escenas de la ciudad, además que juega un montaje bastante elaborado con tomas largas que a veces juegan con el tiempo y el espacio: como en una escena de la estación de tren, en la que Antonina saluda con la mano al tren de Pyotr, luego parece esperar una eternidad por su regreso; u otra, en la que camina de un lugar a otro por una calle poblada de tragafuegos.
Sin dudas La mujer de Tchaikovsky de Kirill Serebrennikov es un drama vehemente, intrigante y sobre todo emotiva por ver la vida de esta mujer, que en la última hora lo que vemos es la pérdida de la realidad y su viaje a la locura, situación que su director explota algo gratuitamente. Además que la cinta se hace un poco extensa.