Nicolas Cage interpreta a un profesor que de repente comienza a aparecer en los sueños de extraños en una comedia oscura y con mucha crítica social producida por Ari Aster.
El Hombre de los sueños (2023)
Puntuación: ★★★★
Dirección: Kristoffer Borgli
Reparto: Nicolas Cage, Julianne Nicholson, Michael Cera, Dylan Gelula, Lily Gao, Jessica Clement, Noah Centineo y Tim Meadows
Disponible: VOD Google Play
Con una carrera repleta de personajes fascinantes, extravagantes, bizarros, bichos raros, volátiles inescrutables, autoparodias, vengativos incluso justicieros, pero ahora el nuevo desafío del ganador del Oscar tiene que retratar al hombre más normal del mundo, que queda atrapado en un caos que no puede controlar.
Paul Matthews, es un profesor de zoología un poco aburrido, que no logra captar la atención de sus estudiantes, incluso recurre a chistes cursis y a un entusiasmo geek para lograrlo. En casa, sus hijas reconocen ocasionalmente su existencia sin levantar la vista de sus teléfonos, y su esposa (Julianne Nicholson) se burla afectuosamente de él por su verbosidad incómoda. No hay nada extraordinario en esta tontería común y corriente, hasta que, siguiendo la trayectoria aproximada de James Corden, comienza a hacer cameos inexplicables en los sueños de desconocidos, para luego descubrir con qué rapidez puede lograr la fama para luego sufrir el desprecio público irracional.
Al principio, simplemente acecha en la periferia y deambula por miles de sueños en todo el mundo, por lo que se convierte de la noche a la mañana en una de esas personalidades de memes famosas por ser famosas. Paul, de modales apacibles y tímido, tiene pocas ganas de avivar su creciente perfil hasta que se da cuenta de que podría ayudar a que su libro sobre psicología de los insectos que está por escribir despegue e intenta desviar su notoriedad hacia un posible éxito que él cree obtener. Pero, lo que va a recibir es una lección humillante sobre las volubles vicisitudes del estrellato, así como las indignidades necesarias para sostenerlo.
Paul en busca de esa posibilidad de éxito programa una reunión con algunos empleados desalmados de una agencia de publicidad (Kate Berlan y Michael Cera que interpreta a un tipo que se cree divertido); pero dicha reunión termina mal, lo que hace que salga de ella sintiéndose mayormente disgustado con la propuesta de usar su habilidad para ser un comercial de Sprite. Pero, la asistente de Cera (Dylan Gelula) le llama la atención al confesar que hace mucho más que estar ahí en sus sueños. Su encuentro insoportablemente incómodo más tarde esa noche se burla de Paul por su incapacidad para disfrutar del botín de su ganancia inesperada, luego termina con el chiste más amplio y patético de la película.
Kristoffer Borgli quien dirige y escribe ensarta hábilmente una crítica muy directa sobre la cultura insensible que cultiva, digiere y desecha a las personas con la velocidad vertiginosa sin detenerse a pensar si lo que hacen es correcto o, si tiene sentido, haciendo que el filme sea una clara crítica a la estupidez de la cultura de la cancelación.
La participación de Ari Aster como productor se ve reflejada un poco en la esencia y estilo del filme con Beau Is Afraid, un rastro paralelo de tribulación para un tipo rechoncho a merced de un universo que no deja de molestarlo, antes de que un crítico tenga la oportunidad de hacerlo.
La extravagante parábola de Borgli pierde algo de fuerza a medida que avanza desde el concepto abstracto de ser cancelado –un desalojo de vivir sin pagar alquiler en la cabeza de todos– al fenómeno real. Para molestia y, en última instancia, horror de Paul, descubre que su fandom cada vez menos adorador lo juzga basándose en su idea adormecida en lugar de sus acciones en las horas de vigilia. Paul recibe lo que le espera, inicialmente de una manera buena que rápidamente se vuelve mala, al igual que sus desgracias debido a fuerzas fuera de su control gradualmente se convierten en su propia culpa.
Jugando con las ideas entre tragedia y sátira, Borgli toma este concepto para hacer un reflejo de como la sociedad moderna es hipócrita, falsa, que solo busca funcionar cuando les conviene, detalles que ya venía explorando en su anterior trabajo Enferma de mí, donde una chica necesitada de atención y aprobación social destruye su propio cuerpo con tal de conseguir la fama deseada. Aquí, las deformidades son las del carácter, un desliz moral que también funciona como una advertencia suavizada por las ridículas frivolidades, cuya reflexión termina en que nadie puede prosperar cuando vive solo con el fin de exponerse.
Sobra decir que la cinta se sostiene por la brillante y contenida actuación de Cage, quien nos vuelve a sorprender cuando realmente se siente cómodo con un trabajo, aquí lo vuelve a demostrar.