Las cineastas Astrid Rondero y Fernanda Valadez crean una película hábil e impactante en la forma de desarrollar la historia de Sujo, el hijo huérfano de un sicario. Culpas, redenciones y legados son los hilos de un retrato psicológico que se mezclan con una puesta entre lo onírico y lo realista.
CRFIC 2024 | Sujo (2024)
Puntuación: ★★★½
Dirección: Fernanda Valadez y Astrid Rondero
Reparto: Juan Jesús Varela, Yadira Pérez, Alexis Varela, Sandra Lorenzano, Jairo Hernández y Kevin Aguilar
Un miembro de un cártel es ejecutado por otros integrantes de una banda en un pequeño pueblo del estado de Michoacán, en el oeste de México, dejando a su hijo huérfano de cuatro años llamado Sujo; que desde su nacimiento todo apunta que su destino esta marcado, pero gracias a la intervención de su tía puede que se salve. Pero a medida que el niño se acerca a la edad adulta, este debe decidir entre el legado de su padre o un destino diferente, uno que él pueda marcar. Esta es la columna que trabajan las directoras Astrid Rondero y Fernanda Valadez, el equipo detrás de la magnífica Sin señas particulares.
Esa película y esta nueva comparten varias similitudes, no solo técnicas, sino también en varios temas, ya que ambas tratan el costo humano de los niveles epidémicos de violencia por parte de los cárteles en el México actual.
En Sin señas particulares, el desarrollo se centraba en los daños colaterales que sufren las personas que no están involucradas en el tráfico de drogas, mientras que Sujo explora la difícil situación de un niño para quien la pertenencia a un cártel está adherida en su ADN (y más tarde tatuada en su pecho). Hay algunos momentos de ritmo lento y un par de preguntas sin respuesta sobre el funcionamiento interno de la política de los cárteles, pero, el guion sabe que ese no es su terreno, y termina caminando hacia otros nortes, lo cual se agradece, incluso entre esa oscuridad que se percibe, siempre hay algo de luz.
La película está dividida en cuatro capítulos, cuyo acto final, es una sorprendente secuencia de cierre, en la que aparece un semental fugitivo y rebelde, que nos permite vislumbrar otro aspecto del derecho de nacimiento de Sujo, dicha escena se nos había mostrado al inicio, lo cual crea un cierre completo a la historia.
El primer capítulo desarrolla la base, que es el padre de Sujo, y en como esa vorágine del padre repercute al inocente niño apenas de 4 años, y desde este primer capítulo, nosotros como espectadores y el personaje de Sujo comprendemos lo suficiente, que aprender a guardar silencio es la única forma de poder salir con vida.
Eso mismo es lo ha aprendido la tía Nemesia (Yadira Pérez), quien tiene el don de la clarividencia y sabe perfectamente qué destino le espera al niño si los enemigos de su padre muerto lo encuentran; Namesia ruega por la vida de su sobrino y se la conceden, pero con la condición de que nunca lo vean por el pueblo. Así comienza la aislada infancia de Sujo, que vive en una choza destartalada rodeada de cabras y gallinas, empapada del folclore y del misticismo de su tía.
A pesar de su aislamiento, Sujo (interpretado ahora por un sorprendente Juan Jesús Varela) tiene dos amigos de su misma edad, los hermanos Jeremy y Jai, siendo a través de ellos dos, que el cártel comienza a ejercer su inevitable presión en Sujo; más ahora que tiene la edad suficiente para ser útil y trabajar para la organización. También es a través de los chicos que podemos ver las consecuencias mortales de trabajar para un cártel. Y es por eso que en un momento de peligro, su tía toma la decisión de enviar a su sobrino lejos, en este caso a la Ciudad de México.
Pese a todos los horrores que lo rodean, no solo en el sentido de ingresar a un cartel por derecho de nacimiento, sino también por las condiciones de pobreza en las que vive, Sujo logra ver la belleza de la vida, del futuro, todo desde cada paso que da en ciudad en la que camina; y es así como él vislumbra un mundo de nuevas posibilidades. La vida modesta, pero honesta que el chico gana le permite, poco a poco, soñar con algo mejor, y en este caso es en una educación, más cuando siente el apoyo de una profesora de literatura, Susan. Pero cuando cree que ya todo ha quedado en el pasado, este siempre aparece, debido a que el cartel ha dejado una sombra en Sujo, una que deja marcas, como el tatuaje que lleva en el pecho, que no se puede borrar, solo ocultar, pero siempre estará ahí.