D.J. Caruso crea un filme sin gusto sobre el declive de los valores cristianos: pedofilia, adicciones a la metanfetamina, maternidad; todo está aquí pero nada funciona.
Alarido (2022)
Puntuación: ★
Dirección: D.J. Caruso
Reparto: Rainey Qualley, Jake Horowitz, Luciana VanDette, Vincent Gallo y Penelope Martone
Disponible: Estreno en cines
Alarido no es para los ateos; esta es una película de valores cristianos con una cuota inusualmente alta de partes desagradables. Rainey Qualley interpreta a una madre soltera de dos hijos, Jessica, es una adicta en recuperación que no hace mucho que salió de rehabilitación. Ella se está mudando de la granja rural que heredó de su abuela, porque está tan arruinada que no tiene incluso pagar los impuestos.
El guión se esfuerza para pintar a Jessica antes del asedio como estridente y desagradable, constantemente criticando a su adorable hija Lainey (Luciana VanDette) de cuatro años. Luego, de varios intentos de crear tensión gratuita sin sentido el ex drogadicto de Jessica, Rob (Jake Horowitz), aparece y, por razones que no son del todo plausibles, la encierra en la despensa con una envoltura de metanfetamina 3g.
Rob ha traído consigo a su compañero de drogas Sammy (Gallo), y en caso de que te hayas perdido la mirada intensa y mezquina que le hace nuestra protagonista al recién llegado, rápidamente ella nos dice que Sammy es un pedófilo y un exconvicto. Entonces, durante gran parte de la película, Jessica está encerrada en una despensa, desesperada por escapar, tontamente se pone a romper las baldosas del piso sin ver que la mejor vía de escape desde el minuto uno es por el techo que es de madera, entre todo ese circo sin pies ni cabeza, en el lugar donde está encerrada hay una biblia y un crucifijo (Spoiler: ella está molesta con Dios).
Lo peor aquí no es solo el guion y las decisiones una más tonta que la otra, sino las pésimas actuaciones, especialmente la insoportablemente rígida de Rainey Qualley, aunque no de Gallo, cuya presencia hace que cada escena en la que se encuentra sea un poco más interesante. Las partes religiosas no son nada sutiles: en un momento, Jessica termina con clavos en las manos al igual que Ya sabes quién. En sí, el filme es sumamente aburrido, nada interesante, algunas resoluciones son ilógicas, para terminar, siendo una obra olvidable.