Un filme que gira en torno a la pérdida de su héroe original, Chadwick Boseman, y al mismo tiempo es un homenaje al difunto actor. Grandes actuaciones y un gran espectáculo, son el plato de fuerte de una cinta que se pierde en su propio discurso.
Black Panther: Wakanda Forever (2022)
Puntuación: ★★★
Dirección: Ryan Coogler
Reparto: Angela Bassett, Letitia Wright, Winston Duke, Danai Gurira, Florence Kasumba, Lupita Nyong’o, Martin Freeman y Tenoch Huerta
Disponible: estreno en cines
Regresamos al ficticio estado africano de Wakanda, que ahora se convierte en un matriarcado ferviente pero comprensiblemente, cuyos impulsos exuberantes y tristes están en desacuerdo entre sí. También podemos ver, casi en tiempo real, una franquicia que acepta la pérdida al igual que sus personajes de ficción. Chadwick Boseman, que en la aventura anterior había interpretado a T’Challa, rey de Wakanda, murió de cáncer hace dos años con tan solo 43 años . Ahora, esta nueva película rinde un sincero y decente homenaje a su memoria en un drama construido en torno a este repentino golpe, haciendo un intento honesto de dar forma a una película en torno al tema del duelo.
La hermana de T’Challa, Shuri, ahora tiene que asumir un papel cuasi-regencia junto a su afligida madre, Ramonda, quien ahora se convierte en reina; los dos personajes asumen la clave de la narrativa que son las que sostienen en todo momento la película, aquí tenemos dos actuaciones elegantes y carismáticas Letitia Wright y la mejor todas Angela Bassett, quien logra darnos dos de los mejores momentos vistos en toda la franquicia de Marvel.
La muerte de su hermano tiene a Shuri asolada, no solo por la tristeza sino por un nuevo tipo de autoconocimiento sombrío. A pesar de su renombre como científica, no pudo hacer nada para prevenir o incluso comprender la enfermedad mortal de T’Challa, que el guión nunca lo va explicar.
Entro todo eso, tendremos a una agente de inteligencia y la valiosa consejera de Wakanda, Nakia (Lupita Nyong’o), se ha autoexiliado en Haití. En el frente interno, Ramonda y los guerreros wakandianos Okoye (Danai Gurira) y Aneka (Michaela Coel) tienen que lidiar con un truculento miembro de la tribu Jabari M’Baku y también con lo que ven como ataques oportunistas y depredadores de los países occidentales, como son Francia y los EE. UU, quienes, al sentir debilidad, ahora quieren apoderarse de la preciosa reserva mineral de vibranio de los habitantes de Wakanda.
Pero la trama no solo camina por ese lado, ya que hay otro desarrollo sensacional: la CIA, en la forma del jefe de estación Everett Ross (Martin Freeman) ha contratado a la joven y brillante estudiante del MIT Riri Williams para diseñar un nuevo detector de vibranio, que revela una nueva fuente de este preciado tesoro bajo el mar, pero resulta ser propiedad de otro pueblo desconocido (adivinen el guión nunca va explicar que han estado haciendo todo este tiempo y que hacían cuando paso los acontecimientos de Thanos, y los eternal tampoco los mencionaron), una ciudad submarina secreta llamada Talokan, dirigida por Namor (Tenoch Huerta) con conexiones mesoamericanas.
La incursión de Estados Unidos en búsqueda del poder, desencadena un terrible conflicto en el que el pueblo de Namor, en lugar de hacer causa común con los habitantes de Wakanda, les hace la guerra.
Al igual que en la última película, hay audaces y extravagantes gestos de espectáculo, mientras que Bassett y Huerta brindan feroces actuaciones; cada uno de ellos sube el voltaje en pantalla simplemente apareciendo, y los momentos donde comparten pantalla son los más emocionantes.
Esta película, al igual que la anterior entrega, la cinta vuelve a trabajar con temas como el imperio, la opresión e incluso la seguridad energética. Pero, los mezcla con los dos pilares que quiere construir que es el dolor y la pérdida, pero dichos puntos se pierden al hilar una trama más interesante como es el choque de dos culturas, dejando al final sin una buena construcción ambos pilares. Sin contar los agujeros de guión que carga Marvel en esta fase.