Colosal | Review

Colosal es un íntimo ensayo documental de Nayibe Tavares Abel que entrelaza la memoria familiar con la historia política dominicana marcada por fraudes e injusticias.
CRFIC 2025 | Colosal (2025)
Puntuación: ★★★
Dirección: Nayibe Tavares
Documental

Con Colosal, la cineasta dominicana Nayibe Tavares Abel erige un delicado ensayo visual que entrelaza la historia familiar con las cicatrices políticas de su país. A través de una voz en off serena pero incisiva, testimonios íntimos y un tejido de pietaje de archivo y planos secuencia, la directora se convierte en narradora y personaje central de una pesquisa genealógica que es, en realidad, una exploración de una democracia rota.

Tavares Abel parte de una premisa poderosa: todo árbol familiar guarda secretos, pero los de su linaje se confunden con los hilos oscuros del poder dominicano. Los nombres de Amín Abel y Froilán Tavares —tío y abuelo— emergen como figuras que encarnan la esperanza y la traición política, pero detrás de ellos se alza la sombra monumental de Joaquín Balaguer, retratado en su dimensión más cínica y despiadada. La directora no se limita a escarbar en los archivos; se sienta frente a sus parientes, interroga, observa y escucha silencios que revelan tanto como las palabras. En su mirada, se advierte la herida de un pasado que se resiste a ser nombrado.

El documental despliega un logrado fotomontaje que, junto con las entrevistas, construye una memoria visual palpitante. Cada imagen fija parece oxidarse ante nuestros ojos, como lo hace la memoria misma. El efecto es claro: la historia se destiñe, se erosiona, y el olvido acecha. Por eso resuenan las palabras en off de Tavares: “El papel de la foto, como la memoria, pierde color y forma con el paso del tiempo”. Es una idea sencilla, pero que en Colosal adquiere una dimensión casi elegíaca.

Sin embargo, el relato se fragmenta cuando intenta sostenerse como ensayo político. La estructura narrativa se queda en un umbral: apunta a denunciar la fragilidad de los procesos electorales —con especial énfasis en el fraude de 1990 y la vigencia de los “Guardianes de la democracia” en 2020—, pero su profundidad analítica se diluye en repeticiones y rodeos. La investigación se detiene más en la emoción contenida de la familia que en la disección de los mecanismos de corrupción y manipulación que Balaguer y sus herederos políticos impusieron.

El trabajo de la directora de fotografía Kat Díaz, junto a la edición sensible de Nathalia Lafuente, es uno de los grandes aciertos del filme. La cámara se adentra en manifestaciones multitudinarias, recoge fragmentos de verdad entre multitudes, y respira con la incertidumbre de una sociedad que sigue arrastrando fantasmas. Entre cada testimonio, la presencia de Tavares Abel —observadora, pero emocionalmente expuesta— sostiene el tono de una confesión que nunca es del todo liberadora.

Colosal es, al final, un acto de amor a la memoria: familiar, cívica y colectiva. Aunque su ambición política se ve lastrada por cierta superficialidad analítica, su potencia radica en la vulnerabilidad de su mirada. La cineasta expone un linaje de lucha, miedo y esperanza, y convoca a los espectadores a abrir la ventana hacia un pasado que se niega a morir. Y ahí, en esa mezcla de ternura y denuncia, el documental encuentra su fuerza más humana.

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