Edoardo de Angelis recrea un evento humanitario hecho por un capitán de la Marina Real Italiana ocurrido durante la Segunda Guerra Mundial. Pese las buenas intenciones del filme, el resultado final es un poco rosa y ligero.
Comandante (2023)
Puntuación: ★ ★½
Dirección: Edoardo De Angelis
Reparto: Pierfrancesco Favino, Massimiliano Rossi, Johannes Wirix-Speetjens, Johan Heldenbergh y Silvia D’Ami
Vista en la semana del cine Italiano
Edoarado de Angelis crea una película un tanto diferente sobre los eventos ocurridos durante la Segunda Guerra Mundial, ya que la película habla sobre un héroe fascista italiano, un comandante de un submarino fascista italiano que fue famoso por salvar a unas personas que habían quedado a la deriva. La película resulta curiosa si la llevamos al contexto actual, ya que Giorgia Meloni está haciendo todo lo posible para reprimir a las ONG de rescate en el mar Mediterráneo.
Comandante, es una feel good movie diseñada para hacer que los italianos se sientan bien por ser italianos (sobre pasta, canciones sentimentales y roles de género fuertemente delimitados) y al mismo tiempo les dice cómo ser buenos italianos (principalmente salvando gente en el mar, sin seguir órdenes ciegamente y seguir adelante). Ese mismo enfoque es el problema real del guion, la cinta pese a tocar temas muy interesantes dentro de un contexto terrible, es muy condescendiente con su protagonista, nunca cuestionó al personaje simplemente lo deja como un buen hombre que hizo una cosa buena mientras recibía órdenes de guerra, a tal punto que lo deja como un inconformista en lugar de un partidario convencido del régimen de Mussolini.
El filme realmente se soporta por la carismática actuación del actor italiano número uno de la actualidad, Pierfrancesco Favino, quien interpreta a Salvatore Todaro, un comandante de submarino de la vida real con reputación de “buen fascista” (hasta el punto de que tiene una plaza y una escuela primaria que llevan su nombre en su ciudad natal de Chioggia, cerca de Venecia) que tiene una lesión en la columna.
La historia sigue la hazaña más famosa de Todaro, el hundimiento de un barco mercante belga, el Kabalo, en octubre de 1940, seguido del rescate de sus 26 supervivientes. Antes de llegar allí, aprendemos mucho sobre la vida en un submarino, algo de lo que nos absorbe de una manera sutil, y nos presentan a los hombres que comanda Todaro. Hay un cocinero napolitano regordete (Giuseppe Brunetti), un buzo de coral del sur de Italia (Gianluca Di Gennaro) y el segundo al mando veneciano de Todaro, Vittorio Marcon, un viejo lobo de mar valiente interpretado de manera agradable por Massimiliano Rossi.
Vogel (Johannes Wirix), uno de los marineros del barco belga, habla cómodamente el italiano y se convierte en intérprete entre Todaro y la tripulación flamenca. Ni ellos ni los propios hombres del capitán del submarino pueden creer que haya dado la orden de navegar hacia las Azores sobre la superficie, expuestos al fuego enemigo, para poder llevar a un lugar seguro a los supervivientes de un barco que él mismo dio la orden de atacar.
De Angelis ofrece una realización cinematográfica musculosa, con secuencias de acción decentes que es acompañada por banda sonora melancólica con un aire de improvisación.
En resumen, Todaro se nos presenta como un hombre tremendamente noble que casi parece no entender cómo se supone que funciona la guerra. Y tal vez realmente lo fuera, eso puede quedar subrayado en una frase extraña del filme cuando el personaje contesta diciendo: “Soy italiano, tengo 2.000 años de civilización detrás de mí”. ¿Entonces no puedes evitar preguntarte a medida que avanzan los créditos, cuál es su agenda del filme?