Desde Finlandia llega una propuesta atractiva en donde lo verdaderamente aterrador reside en los conceptos que maneja y en su planteamiento psicológico.
Cría Siniestra (2022)
Puntuación: ★★★½
Dirección: Hanna Bergholm
Reparto: Siiri Solalinna, Sophia Heikkilä, Jani Volanen, Reino Nordin y Oiva Ollila
Disponible: Estreno en cines
La tendencia dentro del género de terror actual se asocia con realizar producciones cuyos valores estéticos y la atmósfera del relato sean las principales cartas para captar la atención de espectadores afines. Los ejemplos sobran, la pasada década se caracterizó por el auge de este tipo de propuestas, al punto de quela forma y estilo empiezan a sentirse fatigadas, mostrando signos de agotamiento, por lo que cuando aparece una película que se anima a romper moldes y mostrar una historia poco convencional, vale la pena prestar atención y descubrir los detalles e ideas planteadas por estos relatos de menor tamaño.
Este es el caso de “Cría Siniestra” (Hatching), la ópera prima de la prometedora directora finlandesa Hanna Bergholm, quien no teme poner en práctica todo su potencial creativo en una obra sorprendente desde su secuencia de arranque. Debido a la narrativa y su carácter bizarro, es preferible el evitar entrar de lleno en una descripción precisa de la trama, entonces, manteniéndose al margen y siendo vago en su descripción, el filme gira al rededor de Tinja, una niña de 12 años, quien en apariencia vive en un hogar idílico y debido a ciertas circunstancias encuentra el huevo de un ave herida en el bosque, llevándolo a casa y lo incuba en su cama hasta que eclosiona, dando lugar a eventos sobrenaturales que cambiarán su realidad para siempre.
De entrada, es llamativa la decisión de mostrar el entorno de Tinja como el sueño de cualquier persona, pese a que es evidente la falsedad detrás de lo mostrado en pantalla, sobre todo usando a su madre como vehículo para parodiar y ridiculizar la necesidad compulsiva de compartir en redes sociales la intimidad de las personas, estén de acuerdo o no. Tinja es víctima de las circunstancias, la brutalidad que le rodea se refleja en la manera en que cuida del mencionado huevo, el cual crece de manera desproporcionada mientras sus problemas y dificultades van in crescendo.
Una vez el filme alcanza su segundo acto, este cambia ganando puntos en intensidad dramática, pareciéndose más a un cuento de hadas de carácter sombrío y repleto de oscuridad, en donde no existe espacio para la esperanza o un halo de positividad. Las metáforas y símiles están a la orden del día, algunas más enriquecedoras y otras que no terminan de encajar como un todo, aunque la forma en la que se aborda la sobreprotección materna, la herencia de traumas/frustraciones y el como una cadena de odio o sentimientos negativos puede pasarse de generación en generación afectando a hijos e hijas.
El principal enemigo es la misma inseguridad de Tinja, sus miedos se materializan conforme su inocencia va siendo reemplazada y su comunión con el huevo y el ente posterior que emerge del mismo es una alegoría atractiva, en donde no solo se demuestra que una persona está integrada por toda su esfera, tanto los aspectos nobles como lo más intimidantes, los humanos somos un conjunto de capas donde decidimos esconder unas y mostrar otras, aunque nuestra naturaleza no cambia con tanta facilidad.
Los personajes secundarios carecen de peso, hacia el cierre el relato se olvida del resto de relaciones que nuestra protagonista y se enfoca de lleno en el conflicto, lo cual le resta peso emotivo, lo cual se compensa gracias a excelentes efectos visuales y prácticos, violencia sin llegar al gore y una duración corta (88 minutos), lo cual hace que esta película europea, pese a tratar temas densos y ser diferente a lo que se ve usualmente, no termine siendo un visionado extenuante, moviéndose en territorios familiares para los fans hardcore del género.