El arribo de “Licorice Pizza”, la nueva joyita de Paul Thomas Anderson, a las sales de cine, supone una excelente oportunidad para repasar la notable filmografía de este director californiano, plagada de éxitos y obras maestras.
Nacido en 1970, en Los Ángeles, California, Anderson ha desarrollado un estilo fílmico único, donde es capaz de encontrar un balance entre tramas consistentes y obras muy ricas desde el punto de vista audiovisual, conservando una esencia que recuerda al cine más clásico, sin dejar de lado ideas novedosas y cautivadoras. Es característico que sus largometrajes cuenten con un acompañamiento musical audaz, donde las canciones (seleccionadas a mano) y la banda sonora, fungen un papel narrativo crucial en su obra.
P.T.A, como se le conoce por sus siglas en inglés, ha escrito todos los guiones de sus 9 películas y no resulta una exageración el afirmar que nunca ha realizado una obra de baja calidad, ya que cada uno de sus trabajos es excelente en su propia línea, representando a personajes defectuosos o de dudosa moral, los cuales se ven envueltos en temáticas como la soledad, la ambición, familias disfuncionales, redención y, sobre todo, dramas psicológicos que conservan un punto cómico refrescante. La calidad de los intérpretes con los que ha trabajado a lo largo de los años es impresionante, nombres del nivel de Daniel Day Lewis, Joaquín Phoenix, Philip Seymour Hoffman, Juliane Moore, Amy Adams, Lesley Manville, Tom Cruise, Burt Reynolds, entre otros.
Cabe mencionar que la pasión por el medio de Anderson le ha llevado a trabajar más allá de la industria cinematográfica, dirigiendo videos musicales para artistas como Fiona Apple, Radiohead, Haim, Joanna Newsom, Aimee Mann, Jon Brion y Michael Penn. Hoy en día, es uno de los escasos realizadores que se pueden permitir el lujo de seguir rodando en celuloide, reflejando su gran apego por los métodos convencionales de hacer cine; de hecho, su más reciente película, “Licorice Pizza”, disponible en salas de cine.
Es difícil seleccionar su mejor película, por lo que utilizaremos este espacio para recomendar 5 obras imprescindibles, mostradas en orden, según fueron siendo estrenadas.
Boogie Nights (1997)
Sin lugar a duda, es la película que llevó a Anderson al estrellato, siendo un homenaje para la edad de oro de la pornografía, en la década de los 70s, la época donde se siente más cómodo al momento de ambientar sus proyectos. Protagonizada por Mark Wahlberg, acompañado en roles secundarios por Julianne Moore y Burt Reynolds (ambos nominados al Óscar por este filme), la película construye un relato hiperestético sobre el ascenso y caída de un prometedor actor pornográfico, quien descubre las mieles del éxito al laborar dentro de este sector.
P.T.A realiza un gran trabajo al mostrarnos personajes rotos, muy bien escritos y personificados, los cuales, en su búsqueda de un lugar al cual pertenecer, encuentran una familia dentro de la industria, pese a las complicaciones y retos, desde un punto de social/moral, que esto conlleva.
Punch Drunk Love (2002)
Para los críticos especializados y la audiencia en general fue una grata sorpresa que, después de dos obras maestras del calibre de “Boogie Nights” y “Magnolia”, Paul Thomas Anderson estrenara una comedia romántica de 90 minutos, con Adam Sandler a la cabeza, empero, esto no merma en lo absoluto la calidad de esta laureada película.
La historia que se cuenta no es lo que resulta atractivo, es posible que este tipo de propuestas se hayan visto en el pasado, pero, la forma divertida y plagada de carácter, en la que se desarrolla el relato, es capaz de atrapar a cualquiera. Además, el guion es muy inteligente, tiene diálogos enriquecedores que permiten observar capas dramáticas, que conforme se van descubriendo, el filme alcanza la excelencia al tratar, con gran sensibilidad, temáticas como el miedo, la soledad y el poder, a través de los ojos de una persona dañada, dispuesta a darle a la vida nuevas oportunidades.
There Will Be Blood (2007)
Una de las mejores películas realizadas en el siglo XXI. Traducida al español como “Petróleo Sangriento”, es la obra cumbre de Anderson, que roza la perfección en cada uno de sus aspectos y departamentos. La actuación de Daniel Day Lewis es icónica, dotada de un rango sin igual y una personificación abrumadora, que deja sin aliento a la audiencia desde el primer segundo. Desde la profundidad de su voz, hasta cada una de sus gesticulaciones, nos muestran a un artista en su estado más puro.
La fotografía de Robert Christopher Elswit, es inmaculada donde cada plano es complejo, y el uso de la luz natural complementa los paisajes imponentes, que son utilizados por Anderson como un elemento narrativo, que se mezclan en una historia sobre la codicia, la ambición, la paranoia y el cómo las peores partes de uno mismo salen a relucir cuando la el poder ha segado por completo a un ser humano. La escena final genera escalofríos y se ha utilizado en academias cinematográficas, lo que refleja el carácter imprescindible de esta obra.
The Master (2012)
Cuando se confirmó que Anderson se encontraba trabajando en un guion acerca del carismático líder de una organización religiosa, era inevitable sentirse atraído hacia las amplias posibilidades que la historia podría ofrecer, sin embargo, el resultado fue inesperado y sorprendente.
El filme, es denso e incomprensible, se requiere disposición para entrar en la dinámica que la trama necesita, y se encuentra construido de una manera magnífica, centrándose en secuencias intensas, una fotografía lúgubre y un interés que no está en la satisfacción de un relato limpio, sino más bien, en los excesos y los extremos de la conducta humana.
Joaquín Phoenix se mete de lleno en un rol contenido, donde es capaz de convencer y brindarle capas a su personaje sin sobreactuar y Phillip Seymour Hoffman se roba cada escena, gracias a su poderosa interpretación.
Phantom Thread (2017)
La última película de Daniel Day Lewis, uno de los mejores actores de la historia, es una obra maestra compleja e impredecible, la cual nos lleva a lugares poco explorados bajo una premisa atractiva, la cual se acompaña de una estética narrativa exquisita. Anderson ofrece una mirada poco convencional de lo que significa amar y ser amado.
La fotografía inmaculada, la precisa composición de planos y la banda sonora absorbente, hasta los plot twist más intensos, el relato atrapa desde el primer encuadre y representa una oportunidad audiovisual para cualquier amante que aprecie el buen arte.
No tiene mucho sentido revelar los detalles que componen esta historia, ya que se arruinaría la experiencia de cualquier interesado, por lo que hacemos en este espacio es recomendar al 100% esta bella obra junto con el resto de las películas que componen este artículo.